Se ganan la vida en las calles de Gómez Palacio
Rocío Rosales y Ángel Antonio Flores son parte de los 40 chicos que se ganan la vida en los cruceros. Para ellos este jueves fue un día inusual, dicen, por la invitación especial que les hicieron.
Los reunieron para compartir la mesa con sus demás "colegas". Previo a que les sirvan los alimentos, se les invita a que digan algunas palabras. Todos se quedan callados. Luego, Ángel se levanta de su silla; sumamente nervioso y con una débil voz, agradece por haber tenido esa atención especial para con ellos y luego aprovecha la oportunidad para pedir que le ayuden a conseguir un empleo de medio tiempo. Su intención es retomar sus estudios de preparatoria porque quiere ingresar a la universidad.
La siguiente en tomar la palabra es Rocío, que conmovió a todos con su historia. Pidió el apoyo para sacar adelante a su familia. Dice que desde que tiene uso de razón se ha sostenido de lo que gana en la calle. No conoce otra manera de ganarse la vida, porque toda su familia lo hacía. Ahora tiene 23 años y es madre soltera con dos hijos; uno de ellos supera los dos años y el más grande tiene siete.
Relata que vive en la colonia Rebollo Acosta y que sale buscar el sustento de su casa; en ocasiones llega a completar hasta 300 pesos en todo un día, junto con Sergio, su hijo mayor, que a su corta edad ya trabaja también en los cruceros.
"Con lágrimas en los ojos, cuenta que al ver la situación en la que viven, Sergio le dice que él solito se va a trabajar para ayudarle, que ella no vaya".
De la misma forma Ángel, que tiene 17 años, dice que vive con su abuelita desde los seis años y que desde los 11 años se gana la vida en la calle; aunque solo de medio tiempo, asistía a la escuela. Este semestre no pudo reunir el dinero de la inscripción para ingresar al tercer semestre en la preparatoria adonde iba.
Su intención es estudiar una ingeniería en Electrónica o en Energías Renovables. "Soy bueno para las matemáticas", dice.
Detalla que en la secundaria tomó como capacitación el taller de Soldadura; sin embargo, únicamente sabe lo básico, pero le gustaría aprender más hasta perfeccionar el oficio y de esa manera costearse sus estudios.
Mientras tanto, dice, necesito un trabajo de medio tiempo, porque quiere terminar la "prepa" para poder entrar a la universidad.
"Yo saco 100 o 120 (pesos diarios), pero con ese dinero tengo que comer y comprarme lo que necesito. Cuando estaba en la escuela, ese dinero muy apenas me alcanzaba. A veces comía nomás una vez; llegaba hasta las doce de la noche y luego llegaba a hacer tarea y a lavar mi ropa para el día siguiente irme a la escuela. Vivo con mi abuelita, pero como si viviera solo, porque ella está aparte".