
El aborto y la Iglesia
La semana pasada se realizó en Durango un evento auspiciado por la Iglesia Católica y organizado por varios representantes de su comunidad.
En él se desarrollaron una serie de conferencias y talleres que tenían como objetivo único fortalecer una postura social a favor de la vida. La promoción del festival y los pronunciamientos de sus promotores e invitados dejaron claro, consecuentemente, que eran actos absolutamente opositores al aborto, en cualquiera de sus variantes.
Por ejemplo, presentaron la experiencia de una persona que, pese a ser abortada, sobrevivió y hoy cumple un papel dentro de la sociedad.
Y enlistaron razones diversas a manera de argumento para contravenir aspectos que, incluso, están ya enmarcados en la legislación duranguense.
Por ejemplo, utilizaron recurrentemente el término "asesinato" para cuando menos dos de los tres causales en los que el artículo 150 del Código Penal para el Estado Libre y Soberano de Durango no castiga la inducción del aborto: cuando ocurra como resultado de una conducta culposa (no intencional) de la mujer embarazada; cuando el embarazo sea el resultado de una violación; y cuando la mujer corra peligro de muerte a juicio del médico que la asista, siempre y cuando haya una segunda opinión coincidente.
Es decir, la Iglesia no suaviza su postura ante las definiciones legales que, tras diversos análisis y estudios sociológicos, ha determinado el Estado.
Mucho podría cuestionarse respecto a lo radical, rígido o conservador que resulta la posición del ala más activa del catolicismo respecto a la comisión de abortos; sin embargo, no se les puede enjuiciar por ello, toda vez que rechazar una legislación no significa necesariamente violarla.
Sin embargo en el mar de declaraciones a favor de la vida, hubo una que no debe pasarse por alto: la del director de Provida, Jorge Serrano Limón, quien acusó la existencia de una organización, a la que identificó como "María" que promueve el aborto en Durango.
Solo declararlo, y no denunciarlo judicialmente, luce como una conducta inadecuada. Pero solo si dichos procedimientos quirúrgicos se están realizando en esta entidad.
Porque si, como antes de él lo relataron los organizadores del Vidafest, lo único que se hace es patrocinar viajes a entidades donde sí están permitidas las prácticas abortivas por decisión de la madre, entonces no hay delito que perseguir.
Y a partir de eso nace el cuestionamiento: ¿existe vacío legal al no clasificarse como ilegal la promoción del aborto? ¿Es intencional dicha omisión?
Como quiera que sea, la organización del Vidafest abrió de nuevo el debate sobre lo razonable o no que puede llegar a ser un aborto, según sus circunstancias. Lo que es un hecho, es que las reacciones a su presencia dejaron a la vista que la sociedad está cada vez más abierta a discutir ese y otro temas. Ojalá en un plazo no muy lejano sea ella la que decida lo que está bien y lo que está mal, como en teoría debería ser.
Twitter: @luizork