
Ni las iglesias se salvaron del SAT
Hace casi dos años, en este mismo espacio, escribí acerca de la posibilidad de trasparentar el dinero que reciben las iglesias en México. Y aunque uno que otro "monaguillo de fin de semana" puso el grito en el cielo ante tal reflexión, a partir del 1 de septiembre -por ley- lo tendrán que hacer.
El Servicio de Administración Tributaria (SAT) estableció ya un esquema de fiscalización digital que las iglesias deben llevar mediante plataformas electrónicas para el registro de ingresos y egresos, así como la documentación comprobatoria (incluidos diezmos y limosnas) de los recursos que manejan.
Esta medida aplicará para todas las asociaciones religiosas debidamente registradas en el país, aunque ya hubo anuncios de que algunas asociaciones religiosas cometerán "pecado de omisión" en sus obligaciones con el fisco.
La Miscelánea Fiscal aprobada recientemente obliga a las 8 mil 54 asociaciones religiosas -con más de 100 mil iglesias en México- a expedir documentos fiscales por Internet para justificar ingresos por ofrendas, diezmos o donativos.
Además, deberán registrar ingresos y egresos mensualmente en la página del SAT, y presentar a más tardar el 15 de febrero de 2015 -vía internet- la declaración anual sobre ingresos obtenidos y gastos realizados.
Pero eso no es todo. También deberán incluir información sobre sueldos, salarios, conceptos asimilados y el subsidio para el empleo, así como nombres y RFC de las personas a quienes les hubieran retenido impuestos como ISR e IVA. En pocas palabras, estarán obligadas a trasparentar los miles de millones de pesos que reciben por diversos conceptos y que hasta ahora pocos saben cuál es su verdadero destino.
Aunque no faltarán algunos 'doblemoralistas' que critiquen dichas acciones, la realidad es que esta medida es justa y necesaria. Para nadie es un secreto que existen Iglesias en México que obligan a sus fieles a pagar "membresías", cuotas y hasta el perdón de sus pecados. ¿Dónde acaba dicho dinero? Es lo que queremos saber.
Y no a todos los ha parecido mala idea. Los que se quejan son, generalmente, los que tienen algo que esconder. La Iglesia Católica en Xalapa, por ejemplo, lejos de ponerse nervioso por el esquema anunciado, ha asegurado que la decisión del SAT de fiscalizar los diezmos no los pone en jaque ni les representa pérdidas, pues ellos llevan ya "un control estricto de sus egresos e ingresos". Como debe ser.
La Confraternidad Nacional de Iglesias Cristianas Evangélicas recalcó que las iglesias no son evasores fiscales, pero piden una prórroga para conocer sus obligaciones y sus derechos. La Iglesia La Luz del Mundo, pidió un trato especial para las iglesias, pues asegura que no se tratan de empresas dedicadas al lucro, sino estructuras particulares con otros fines.
Si usted como ciudadano, empresario o asociación de bien están obligados a rendirle cuentas al Gobierno, ¿por qué una iglesia no? Que sea justo o no lo que nos cobran es otro tema. No se deje engañar. La medida no es para afectar a las iglesias, ni a la religión ni mucho menos a Dios, el control es para saber cuánto, cómo y a dónde va el dinero que una organización religiosa (la que sea) maneja con el argumento de ayudar a los más necesitados... ¿O acaso hay cosas que no quieren que sepamos?, ¿Usted qué opina?
Twitter: @jperezarellano