Sufren indígenas por carencia de médicos

Las bajas temperaturas que se estuvieron registrando en la semana pasada en la zona indígena de Mezquital provocaron que se elevara el número de niños enfermos de las vías respiratorias pero no había médicos cerca que los pudieran atender, por lo que se usan los métodos tradicionales.

Juventino Ramírez Soto, presidente del Consejo de Vigilancia del anexo indígena Soledad de las Sillas en el municipio de Mezquital, lamentó que existan comunidades indígenas en donde para poder ver a un doctor se tenga que viajar más tres horas.

La mayoría de las comunidades indígenas, comentó, no tienen una clínica cerca ni una instancia de salud por lo que para acudir con un doctor se tiene que viajar al menos tres horas si es que se con sigue quien los lleve.

Viajar en caballo o burro es una "eternidad", dijo. Por eso la mayoría de los enfermos siguen atendiéndose por los métodos tradicionales, aunque para el Sector Salud no son seguros.

"Mire, pues sí van médicos, pero van una vez y luego pasan meses sin que regresen. Ni modo que en ese tiempo nadie se enferme si la gente batalla para comer y a veces come lo que encuentra y se enferma", insistió.

Pero así como está la comunidad de Soledad de la Silla están otras que padecen el mismo problema, la falta de médico cercano.

Dijo que entre esas comunidades se encuentran Tonalampa, que tampoco tiene servicios de salud de ningún tipo; Tachichilpa, La Presa, entre otras más que tienen que curarse con los métodos tradicionales como son las yerbas y brebajes, o bien, dejar que pase sola la enfermedad o resignarse a lo que venga.

Explicó que con las bajas temperaturas que se registraron la semana pasada un elevado número de niños se enfermó porque tienen bajas sus defensas ante la falta de una mejor alimentación que, sumado a la falta de abrigo y al intenso frío que se dejó sentir o hasta nieve, provocaron enfermedades en las vías respiratorias, "pero la gente no puede acudir al médico así que ni modo, a curarlos como lo hacían 'desdenantes'", dijo.

Se trata de poblados y anexos muy marginados, donde es raro que acuda un médico y más raro que llegue el beneficio de algún programa social o que una obra se construya cerca y que pueda generar empleo para la gente del lugar.

La gente vive, dijo Juventino Martínez Soto, de lo que siembra y guarda de sus cosechas para sobrevivir y quienes ya no tienen qué comer mejor se van a Nayarit o a otros lados a trabajar en el campo para poder subsistir. Incluso, comentó que algunos se siguen llevando a la familia completa porque dejarla en casa es dejarla a pasar hambres.