'¿En dónde están mis derechos?'

David tiene un promedio de 9.7 en la escuela, estudia lenguas desde hace año y medio y tiene un blog en internet para motivar a adolescentes; también tiene la oportunidad de irse a vivir a Estados Unidos y desarrollarse en el “primer mundo”.

Pero sobre todo, tiene un problema: su papá, que desde hace 11 años se desentendió de él, se niega a firmar el permiso para obtener siquiera el pasaporte y dejarlo salir del país.

Este es el conflicto familiar que data de hace más de una década, cuando su madre Mónica Palacios se divorció del papá de David por daños psicológicos y la violencia de que eran víctimas.

A partir de entonces, David no volvió a tener mayor contacto con su papá, quien desde el 2003 hasta años después pagó una pensión alimenticia, no ofreció regalos en cumpleaños o Navidad, tampoco se interesó en pelear la custodia del menor ni lo buscó para platicar.

Pero en julio pasado no duró ni diez minutos en la audiencia de Justicia Alternativa a la que fue citado para que le firmara el consentimiento del trámite de pasaporte a David; pues se levantó de la sala y, sin siquiera querer escuchar a su hijo, se fue.

En la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH), a donde Mónica acudió para pedir apoyo para que se hicieran valer los derechos de su hijo, le dijeron de manera tajante que no podían ayudarla pues era un asunto que tenía que dirimirse en un juzgado.

Mónica interpuso demanda para tener la custodia total de David, que aunque siempre la ha ejercido no estaba asentada legalmente; en su defensa, su exesposo contestó: “mi sentido común me dice que no debo otorgar dicho consentimiento”.

“¿Qué derecho moral tiene mi papá para impedir mi crecimiento y que yo salga del país?”, cuestiona David, de 15 años. Reclama porque siente que la ley no lo escucha, que su voz no tiene valor para las instituciones que deberían hacer valer los derechos de los niños y adolescentes, y que todo queda solamente en falacias legales.