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Una violencia que crece, mata y no cede

Lo que inicia como una conducta imperceptible puede terminar en un feminicidio en el seno familiar.

Una violencia que crece, mata y no cede

Una violencia que crece, mata y no cede

EDITH GONZÁLEZ

Cecilia Eguía y Dana Cigarroa, ocultaron el maltrato y abuso de la que fueron objeto en su matrimonio, algo común en los casos de violencia extrema. Ahora, quienes les juraron "amor eterno", están siendo procesados por el delito de feminicidio.

El sexenio de Enrique Peña Nieto ha sido uno de los más letales para las mujeres. Según estadísticas del Inegi, de 2013 a 2015, en México fueron asesinadas siete mujeres diariamente, es decir, 2,479 mujeres al año, mientras que con Calderón el promedio anual fue de 2,054 (5 ó 6 diarias).

En lo referente al estado de Coahuila, desde 2012, la región Laguna lidera los homicidios de mujeres, con un promedio de 49 casos anuales, mientras que en La Laguna de Durango las estadísticas están por debajo de las que registra la capital del estado, pues en los últimos 4 años el registro es de 58 homicidios de mujeres en Gómez Palacio y Lerdo, mientras que en Durango la cifra es de 67.

En contraste, la tipificación del delito de feminicidio es casi inexistente en la región, pues los registros muestran sólo dos casos en Torreón y dos más en Gómez Palacio y Lerdo.

El fenómeno del feminicidio y la demás formas de violencia que se ejercen en contra de las mujeres, es complejo. No obstante, la violencia no termina ahí. El proceso de justicia es tortuoso y revictimizante, para sus madres, quienes ven interrumpido su duelo para concentrarse en la pelea de la custodia y patria potestad de los nietos, pues temen que corran la misma suerte que su madres al estar con la familia del feminicida. El estado no les garantiza ni la justicia, ni la seguridad de sus nietos.

LA NOTICIA MÁS DOLOROSA

Fue el 11 de octubre de 2015 cuando Rosa, quien trabajaba de noche en un cine de Estados Unidos, donde reside desde hace más de 15 años, recibió la noticia más dolorosa de su vida.

"Yo trabajaba en la noche limpiando un cine, de pronto veo llegar a mi esposo, alterado, golpeando las sillas, todo, pregunto: ¿qué pasa? -No pues aquél hijo de m... apuñaló a la niña. A las 6 me habla mi hermano y me dice -¿estas acompañada? Lamentablemente...- no lo dejo terminar y suelto el llanto. Me vine, dejé a mis hijos de 10, 13 y 15 años, allá en Estados Unidos".

Antes de la muerte de su hija Dana Cigarroa, Rosa no supo que Roberto García, esposo de Dana, cada vez que llegaba ebrio la golpeaba. Tampoco que una noche, al intentar escapar por la barda trasera, Roberto la jaló y le provocó un fuerte golpe en la cabeza que la dejó inconsciente y que aún así, la metió arrastrando del cabello. Tampoco que le decía al niño de 5 años, que tuvo con Dana, que la insultara como él lo hacía. Todo esto, lo supo por la hija de Dana de 10 años, quien fue la que le narró varios episodios de violencia extrema que presenció, incluyendo el asesinato.

"Después de que el hombre la apuñalara, la niña agarra el cuchillo y lo esconde atrás del refrigerador, cuando llegan los peritos y andan buscando le preguntan a ella y dice: yo lo agarré y lo escondí, es que yo no quería que siguiera dañando a mi mamá". Los dos hijos de Dana están a cargo de Rosa y ambos van a terapia psicológica.

A PESAR DE LA BRUTALIDAD, DANA CALLÓ TODO

"Hablábamos, le preguntaba: -¿cómo estás?-, le decía -te quiero mucho-, ella nunca me manifestó que hubiera violencia, tal vez no quería que me preocupara, yo sí le preguntaba, pero ella me decía que como toda pareja tenían problemas, me platicaba unas cosas y otras no".

A una prima cercana, Dana le confesó su hartazgo, incluso intentó arreglar el pasaporte y metió la demanda del divorcio, pero al final desistió.

"No sé si fue chantaje lo que él le hizo, que si se divorciaba a lo mejor no le daba la firma para llevarse a los niños y haya sido el motivo por el que haya regresado, pero desgraciadamente regresó nada más a eso".

Desde entonces Rosa, no sólo perdió a Dana, si no tiempo con sus hijos y su esposo quienes radican en Estados Unidos, pues desde hace más de un año no los ve. Sigue peleando la patria potestad de sus dos nietos, ya que Roberto García, el presunto feminicida, se la negó. La sentencia de Roberto, facilitaría el proceso, pero hasta el momento, el juez no la ha dictado. No recibe apoyo del Estado, mas que la atención psicológica. Es su esposo quien solventa todos los gastos.

 -¿QUÉ ES LO QUE DEMANDARÍA PARA ESTAR TRANQUILA?-

"Que me dieran la patria potestad de mis hijos sería lo máximo porque es por lo que más estoy peleando para obtenerlos y poderme reunir con mis demás hijos, ese sería el milagro más grande del mundo".

 UN CALVARIO QUE NO TERMINA El calvario de María Elena comenzó con la desaparición de su hija, Cecilia Eguía, ocurrida el 2 de octubre de 2014.

"A las 7 de la mañana, nosotros tenemos el grupo de WhatsApp y empezamos a ver que Cecilia no responde. La última conversación que tuvimos fue a las 11:00, hasta que mi hijo me dijo que vio a Édgar Contreras (exesposo de Cecilia) que entró a la colonia a las 4 de la mañana. Ahí empezó el calvario".

Cecilia tenía menos de un mes divorciada, según cuenta su madre. Dice que ese día se quedó en la casa que compartió con Édgar, porque operaron a uno de sus nietos e iban a donar sangre. Pretendía sacar la ficha temprano e ir a dejar a los niños al colegio, ya que el carro lo tenía él y Cecilia andaba en camión.

Cecilia también calló a su familia la violencia que vivía en su matrimonio. "Cuando se iba a divorciar me empezaba a comentar un poquito más, nunca me dijo que él la ahorcaba. Ella no permitía que viéramos como era. Yo le decía a él: -acércate a la familia- y no lo hacía, se iba con su familia, sus amigos, no sé por qué".

María Elena dice que en la demanda de divorcio, Cecilia Eguía argumentó maltrato hacia ella y sus hijos.

"Ella se divorcia y en el expediente ella pone que él la ahorcaba, así como él dice que la mató en la confesión, ella en su divorcio dice -me pone contra la pared y con su mano me empieza a ahorcar- y así él confiesa que la mató. En el acta de divorcio viene acentuado, por eso yo peleo a los niños porque sé que él es violento y no quiero que mis niños pasen eso".

El caso de Cecilia fue muy conocido a nivel local, ya que el exesposo y presunto feminicida de Cecilia, hizo la confesión del homicidio y fue detenido a finales de agosto de 2014, pero en julio de 2015 salió libre, gracias a un amparo interpuesto.

María Elena dice que fueron diversas pruebas las que se ofrecieron, entre ellas, el testimonio del guardia del fraccionamiento que vio a Édgar entrar y salir, el testimonio del hermano de Cecilia, el acta de divorcio, entre otras, que al parecer, fueron insuficientes.

El calvario de María Elena no sólo es para que el feminicidio de su hija no quede impune, si no, al igual que Rosa, es por la patria potestad de sus tres nietos.

"Ha sido una lucha tremenda por tener a mis niños, seguimos batallando, en los procesos de todo lo de lo familiar, empecé a pelear por ellos por su seguridad, pero sí, también quiero que hagan justicia, le reclamo al país, a las autoridades, al presidente, a quien tenga que reclamarle, justicia para mi hija, pero también necesito estar tranquila y bien para ellos, porque si me pongo mal, ello se ponen mal, aquí se trata de reír, jugar estar con ellos, estar bien".

 VIOLENCIA AL PRINCIPIO IMPERCEPTIBLE Adriana Romo, psicóloga clínica y vocera de la Red de Mujeres de La Laguna, explica que, como sucedió en el caso de Dana y Cecilia, hay ocasiones en que el entorno cercano a la mujer que es víctima de violencia no lo percibe, ya que la mujer lo oculta.

"La violencia es gradual, son pocos los casos donde desde el inicio de la una relación la violencia es directa, física y notoria".

Explica que se puede iniciar a través del control de la mujer, mismo que puede empezar de una manera muy sutil, si no con prohibiciones, con sugerencias, "no vayas con tu mamá, mejor quédate conmigo", pero a la larga provoca un vacío y un aislamiento en la mujer.

A medida que pasa el tiempo la violencia va aumentando, el hombre logra ese "aislamiento" y busca tener cada vez más control.

Cuando la violencia no para y aumenta es cuando puede llegar a su máxima expresión: el feminicidio. Este fenómeno puede ser detonado por otros factores como: adicciones, una situación económica difícil, e incluso en proceso de separación o divorcio, que es cuando quien lo comete, siente que ya no tiene otra manera de ejercer ese control y la única solución que ve es privar de la vida a la mujer, a quien considera de su propiedad.

Para apoyar a la mujer en riesgo, la psicóloga dice que las personas muy cercanas deben estar atentas para detectar cambios sutiles como el estado de ánimo, el deterioro de la salud, la conducta, cambios de hábitos de alimentación, sueño. " No debemos tener miedo. Hay que preguntarles ¿Cómo estás? ¿Qué te está pasando? ¿Estás bien?". Si detectan alguna situación de violencia, hacer la canalización con el personal especializado.

 DOS MANERAS DE CLASIFICAR

Según el INEGI, de 2012 a 2016 asesinaron a 253 mujeres en la región Lagunera; 195 de los homicidios fueron del lado de Coahuila y 58 del lado de Durango.

A pesar de la elevada cifra, según datos de la PGJE sólo se han tipificado 2 feminicidios, uno en 2015 y otro más en 2016. El de 2014 de Cecilia Eguía no se encuentra documentado.

Las estadística demuestran que en La Laguna concentró las cifras de homicidios de mujeres en estos años, pues la región sureste que es la que le sigue, sólo presentó 55 casos.

En el caso de Durango, la región es la segunda con más homicidios, pues la capital registró en los últimos 5 años 67 homicidios de mujeres.

 TIPOLOGÍA DEL MALTRATO

Este año el Centro de Justicia para la Mujer de Torreón ha atendido a 1,486 mujeres por violencia familiar.

Aunque las denuncias por violencia indican que es en el hogar donde las mujeres son agredidas, también está el sector público y aquí también las mujeres son violentadas.

En el Diagnóstico presentado como parte del programa Ciudades Seguras para la Mujer, que Torreón está en vías de desarrollarlo, se informó que en Coahuila el 24.7 de las mujeres han sido violentadas en el ámbito comunitario. De éstas el 90 por ciento han sufrido intimidación, 26.3 violencia sexual y 9.2 agresiones físicas.

Además, el Centro de Justicia para la Mujer dio a conocer que de las 25 violaciones sexuales que se presentaron en 2014, 25 se cometieron en espacios públicos. En 2016 fueron 8 denuncias por violación en el ámbito comunitario de las 72 que se recibieron en total y en lo que va del 2016 son 17 denuncias presentadas por violación en espacios públicos, de 69. El programa pondrá en marcha estrategias destinadas a hacer de los espacios públicos un lugar seguro para la mujer.

 LA VIOLENCIA SE MANTIENE

Adriana Romo explica que el fenómeno de la violencia hacia la mujer es parte de un sistema patriarcal en donde el eje central es el hombre y que nace cuando la humanidad se vuelve sedentaria e inicia la propiedad privada, "cuando dicen esto es mío y en este espacio no entra nadie".

"Inicia la propiedad privada, se definen las actividades por el sexo de las personas que tiene que ver con la mera función reproductiva, es decir, el hombre salía a cazar mientras que la mujer se dedicaba a la agricultura y la recolección, el hecho de que la mujer pariera, amamantara y cuidara a sus hijos, no le obligaba a ir a cazar también".

La feminista, dice que esta división sexual del trabajo pasa de ser algo puramente biológico a convertirse en algo establecido y que define estructuras sociales y económicas.

"Esto va de la mano con el surgimiento del capitalismo como sistema económico, en donde la propiedad privada pasa a ser algo primordial y en los hombres ya no era 'este es mi propiedad, mi pedazo de tierra', es 'esto que está aquí es mío', incluyendo a la mujer y a los hijos".

Este sistema patriarcal empieza a definir, a pernear toda la estructura social y cultural como es la economía, el lenguaje, la religión, la familia y todas las estructuras socioculturales van legitimando la opresión hacia las mujeres, todo lo que tiene que ver con los quehaceres y roles femeninos, que definen como menos valioso, menos importantes, se devalúan.

Romo dice que según teóricos, la violencia se vuelve estructural, es decir, ya no sólo existe la violencia directa, -gritos, golpes, insultos- sino la violencia de tipo cultural, lo que está presente, lo simbólico, pero que no se detecta.

Esa violencia de tipo cultural está contenida en la cotidianidad, en canciones, publicidad en la que se presenta el cuerpo de la mujer como objeto, en el lenguaje, lecturas, chistes, el trabajo sexual, entre otros.

"Como es tan abstracta no se visibiliza y se cree o se espera que con ciertos avances que ha habido, funcionen, pero no funcionan a pesar de haber leyes, tratados a nivel internacional, los índices de violencia siguen siendo altos".

Adriana dice que mientras la sociedad no haga consciencia, la violencia que se ejerce contra la mujer en todas sus expresiones, los esfuerzos serán insuficientes.

Escrito en: violencia de género violencia, mujeres, mujer, dice

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