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¿Qué nos dejó el Buen Fin?

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¿Qué nos dejó el Buen Fin?

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IGNACIO ESPINOZA GODOY

Aunque hace apenas dos semanas se llevó a cabo el denominado Buen Fin, una estrategia publicitaria para que los comercios del país en general mejoren sus ventas y se repongan un poco de la crisis por la que atraviesan a lo largo del año, lo cierto es que si hacemos un balance personal -a nivel familiar, concretamente- sobre los beneficios que representa, quizá lleguemos a la conclusión de que en su mayor parte se trata de un espejismo pues muchas de las promociones son ofertas disfrazadas debido a que sólo disminuyen sus precios unos días antes para ofrecer su mercancía con una supuesta ventaja para el público consumidor.

Y es que quienes tuvimos la precaución de investigar los precios de algunos artículos, por lo menos, un mes antes de dicha fecha, nos pudimos percatar de cómo en algunos establecimientos comerciales -principalmente, las grandes tiendas departamentales-, unos 15 días antes exhibían un precio y en el famoso Buen Fin ya tenían otro, con un 25 por ciento adicional, que después anunciaban como si realmente se tratara de una promoción que había que aprovechar, un gancho en el que, lamentablemente, muchos clientes cayeron, por lo que fueron víctimas de un fraude, o de publicidad engañosa, como le llama la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco).

Resultaba sorprendente observar cómo las multitudes de potenciales consumidores se arremolinaban, sobre todo, en derredor de los departamentos donde se exhibían los aparatos electrónicos, en busca de una oferta que estuviera al alcance de sus bolsillos, aunque en muchos casos se pudo comprobar cómo las finanzas personales y familiares no alcanzaban para costear el artículo deseado, por los precios que de oferta sólo tenían las cifras, pues no cumplían con su cometido de "enganchar" o atraer al público consumidor hasta convencerlo de que comprara la mercancía acomodada en anaqueles de todos los tamaños.

De manera desafortunada, también para esas fechas se puede constatar cómo sobran clientes que adquieren todo tipo de artículos sin siquiera tener una real necesidad, pues "hay que aprovechar las ofertas y luego ya veremos cuándo se puede utilizar o vender más adelante a un mejor precio", comentaban algunos de esos voraces consumidores compulsivos que todo lo compran con tal de que esté en "oferta", no obstante que luego tal prenda u objeto termina por regalarse en la temporada navideña al no encontrársele un uso inmediato.

Así funciona la mercadotecnia y de esa manera son algunos de sus efectos sobre la población consumidora cuando no se planean las compras de tal forma que cuando se pretenda adquirir algún bien o servicio se piense en satisfacer una verdadera necesidad y que los recursos económicos disponibles se empleen racionalmente, con la conciencia y la sensibilidad de que realmente se están gastando para resolver o mitigar una carencia, ya que no tendría sentido despilfarrar lo que mucho nos ha costado ganar en artículos o prendas que sólo acumularemos porque en el momento nos parecieron atractivos no sólo por su apariencia, sino por su precio, muchas veces disfrazado de "ganga" cuando en realidad sólo fuimos presas de un engaño de la mercadotecnia.

Por eso, amable lector, aunque los mensajes de concientización sobre el cuidado que debemos tener al gastar nuestro dinero o dar un "tarjetazo" (endeudarnos con la firma por alguna tarjeta de crédito que tengamos) son pocos o casi nulos, lo cierto es que los padres de familia debemos ser más cautos y precavidos a la hora de dejarnos tentar por una aparente oferta (aunque en realidad sí lo sea), pues primero debemos reflexionar en torno a si en realidad necesitamos ese objeto, artículo o prenda, para no adquirir algo que no nos va a servir para resolver una necesidad real dentro de la familia y que sólo nos va a menguar la economía doméstica.

Meditemos, pues, que en esta temporada, como en otras que nos señala el calendario (el Día del Amor y la Amistad, el Día de la Madre, el Día del Padre, entre otras fechas conmemorativas y muy explotadas comercialmente) es preciso pensar que los ingresos económicos de la familia son muy sagrados y por lo mismo sólo deben emplearse para solucionar las carencias y satisfacer las necesidades básicas que se presentan diariamente en el hogar, por lo que, primero, se debe valorar este aspecto antes de sacar de la bolsa unas monedas, billetes o la tarjeta de crédito o débito para aprovechar una "oferta".

El Buen Fin es aquel en el que las familias se reúnen para disfrutar, sin excesos ni lujos, la compañía de los que más queremos y a los que no necesitamos entregarles regalos costosos para verlos felices satisfechos, plenos y realizados.

Lo más importante y lo más valioso siempre será la unidad familiar, lo que sólo se puede lograr con amor, comunicación, respeto y atención a sus necesidades, sobre todo, en los planos afectivo y emocional, que es por lo que luchamos, todos los días, muchos padres de familia cuando pensamos en pasar un "buen fin", acompañados de nuestra pareja y los hijos, algo que no tiene precio y que no se puede exhibir ni ofrecer en ningún aparador de los que abundan en el llamado Buen Fin.

Escrito en: Padres e hijos ignacio godoy Buen, pues, familia, antes

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