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ARMANDO FUENTES AGUIRRE

No brilla aún el sol cuando la opacidad del alba se ilumina con la canción de un pájaro posado en la más alta rama del más alto árbol del jardín.

¿De dónde vino ese insólito tenor que en pleno invierno ensaya sus acrobáticos arpegios? Es un zenzontle: las cuatrocientas voces que tenía en tiempos de quienes así lo bautizaron se han multiplicado: ni Mozart fue capaz nunca de crear tales temas y tantas variaciones.

Llega el Sol al jardín y se pone a escuchar aquel concierto. Por la ventana entran al mismo tiempo la luz y la canción. Poseído de resplandor y música yo salgo a la mañana, y es la mañana un Sol canoro y un ave de luz. Junto al árbol soy otro árbol.

Algunos hablan de la vida eterna.

En estos momentos mi vida está llena de eternidad.

¡Hasta mañana!...

Escrito en: vida, árbol, entran, resplandor

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