Después de muchos años de buscar, John Dee encontró por fin la piedra filosofal, capaz de convertir en oro la materia inanimada.
Por esos mismos días un discípulo suyo descubrió que con unas varas en forma de Y griega podía hallar el agua que en silencio corre por abajo de la tierra.
Lleno de gozo el alumno comunicó a su maestro aquel descubrimiento. Y le dijo John Dee:
-Has de saber que acabo de encontrar la piedra filosofal. Tu hallazgo, sin embargo, es un millón de veces superior al mío.
-¿Por qué? -preguntó el discípulo, intrigado.
Explicó Dee:
-Porque yo encontré el oro, pero tú encontraste la vida.
¡Hasta mañana!...