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De Política y Cosas Peores

ARMANDO CAMORRA

Doña Pasita y don Calendárico cumplían esa noche 50 años de casados. En la cama ella jugaba Candy Crush y él veía un noticiero de televisión. De pronto doña Pasita se volvió hacia su marido y le hizo una pregunta que inquietó al señor: "Dime, Cale: ¿alguna vez me fuiste infiel?". Don Calendárico se agitó lleno de zozobra. Ella lo tranquilizó: "Puedes decirme la verdad, marido. A estas alturas de la vida no siento celos ya. Los años me han hecho comprensiva, y aunque mil veces me hayas engañado no me enojaré. Dime entonces: ¿alguna vez me fuiste infiel?". Don Calendárico, azarado, no sabía qué contestar. Las seguridades que le dio su esposa, sin embargo, lo animaron a responder sin mentir. Le dijo: "Te engañé solamente en una ocasión". "¡Pendejo! -le reprochó doña Pasita-. ¡Lo útil que esta noche nos habrían sido las energías que gastaste esa vez!". Rosibel se sorprendió bastante cuando Candorio, su tímido compañero de oficina, la invitó a salir. Lo consideraba muy serio y poco diestro en achaques amorosos. Más se sorprendió cuando la llevó en su coche al romántico paraje llamado El Ensalivadero, lugar de acogimiento para las parejas jóvenes. Ahí el inexperto muchacho la besó. Le dijo Rosibel: "¿Sabes qué, Candorio? Tu beso es el primero que me hace enderezarme y abrir los ojos". "¿De veras?" -preguntó él, halagado. "Sí -confirmó Rosibel-. Los otros tienen el efecto contrario". Dicen los que dicen saber de política que en la elección presidencial del próximo año Miguel Mancera será el candidato del PRD; Andrés Manuel López Obrador será -claro- el candidato de Morena; Ricardo Anaya será el candidato del PAN, y Luis Videgaray será el candidato de Trump. Pirulina, muchacha sabidora, invitó a Pitongo, galán concupiscente, a que la visitara en su casa. Le dijo: "Mis papás te van a encantar. No estarán ahí". Una señora llegó muy alarmada con el doctor Ken Hosanna. Llevaba de la mano a un niño de 5 años. "¡Doctor! -clamó desesperada-. ¡Mi hijo se tragó una bala de pistola!". "Antes que todo -dijo el facultativo con pasmosa serenidad profesional- ponga a la criatura de espaldas hacia la pared". El padre Arsilio se disponía a oficiar la misa de matrimonio de una parejita. Antes de comenzar la ceremonia el novio lo llevó aparte y le dijo al tiempo que le entregaba unos billetes: "Tome usted estos mil pesos, padre. Se los doy para que en el momento de hacerme las preguntas de los votos matrimoniales omita eso de: '¿Prometes serle fiel?'. La verdad, no puedo comprometerme a eso, y no quiero jurar en falso". El buen sacerdote se embolsó el dinero. En el momento de las promesas el padre Arsilio se dirigió al muchacho: "¿Prometes no volver a poner nunca los ojos en otra mujer; serle fiel a tu esposa; entregarle íntegro tu sueldo; cumplirle hasta sus menores caprichos; obedecerla en todo; llevarle por las mañanas el desayuno a la cama y sacarla a cenar por lo menos tres veces por semana?". El muchacho, aturrullado, apenas acertó a responder: "S-sí", ante la sonrisa complacida de su noviecita y de la mamá de su noviecita. Al término de la ceremonia el novio, hecho una furia, le reclamó su proceder al padre Arsilio: "Usted y yo teníamos un trato". "Lo siento mucho, hijo -replicó el buen sacerdote al tiempo que le devolvía los mil pesos-. Tu novia me hizo una mejor oferta". Doña Panoplia de Altopedo, dama de buena sociedad, le confió a doña Gules, su mejor amiga: "Estoy pensando en divorciarme de mi esposo. Hallé en su coche una liga de mujer". "¡Mira! -se alegró doña Gules-. ¡Ahora sé dónde se me quedó!". En el cine. Ella: "¡Qué frío estás hoy!". Él: "Estás agarrando mi paleta helada redonda". (No le entendí). FIN.

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