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La masacre en Monterrey no es un hecho aislado

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La masacre en Monterrey no es un hecho aislado

La masacre en Monterrey no es un hecho aislado

IVÁN SOTO HERNÁNDEZ

Nuestro país tuvo ayer un episodio que seguro a todos nos sacudió: un joven de 15 años entró a su salón de clases en la secundaria del Colegio Americano de Monterrey, y sin aparente motivo, atacó a balazos a sus compañeros y maestra, para después suicidarse.

El hecho de que haya una masacre dentro de una escuela en México resulta de por sí muy preocupante, más aún si le sumamos el hecho de que circuló de inmediato un video muy explícito de lo ocurrido, el cual por razones entendibles se hizo muy viral.

Pero, justo al momento de redactar esta columna tengo muchas ideas en la cabeza. Navego en Internet y encuentro cada vez más aspectos que me asombran y entristecen más, ya que, por lo visto, no se trata de un hecho simple de una depresión suicida. Hay más tema de fondo.

Ayer, me di cuenta que como sociedad somos buenos para decir qué sí se puede y qué no se debe; qué es bueno y qué es malo. Hemos creído que las redes sociales son para conducir la vida de los demás, menos para corregir la nuestra o la de nuestros hijos.

De pronto pienso que no somos lo suficientemente inteligentes y maduros como para hacer una reflexión individual y colectiva más provechosa, que se traduzca de verdad en algo concreto que nos ayude a dar un paso para delante como sociedad.

Si el video debió o no viralizarse tanto, no creo que sea el tema central del debate social. Sería insuficiente e infructuoso quedarse ahí. Como lo escribí ayer en mis redes sociales, no se trata de taparse los ojos para no ver la cruda realidad que nos mostró este episodio.

Es cierto que existe duelo entre las familias de las víctimas, y entre la sociedad entera. Es cierto que aparecen imágenes que consternan bastante en ese pequeño video que a todos se nos quedó grabado, de eso casi estoy seguro.

Sin embargo, al surgir información sobre la existencia de una secta juvenil llamada Legión Holk, en la cual presuntamente militaba el joven asesino-suicida, me surge la duda si el videoclip de su masacre es producto de una grabación del sistema de videovigilancia del Colegio Americano de Monterrey, o si se colocó una cámara ex profeso dentro del mismo plan agresor.

Si es la imagen del sistema de videovigilancia escolar por qué o cómo se filtró, al igual que las crudas fotos de las víctimas. Y es que, es justo el surgimiento de más datos, imágenes y presunciones ligadas a la premeditación de la balacera y el intento de sobre exponerla en Internet, lo que más me estremece y me pone a pensar la gravedad del caso.

Porque las piezas del rompecabezas que ayer estuvimos consumiendo en la prensa y en redes sociales suponen varios hechos que son realmente graves:

1.- La existencia de una secta que incita y convence a sus jóvenes militantes a cometer actos de tal nivel de violencia.

2.- La planeación y advertencia previa de lo que iba a acontecer, al grado que el agresor sabía que sería videograbado y hasta habría pedido públicamente a sus cómplices que una de las ediciones del video que hicieran tuviera como fondo una canción en específico.

3.- El hecho de que un niño de apenas 15 años tenga tantos problemas mentales como para acribillar a sus compañeros y a su maestra con la idea de pasar a la historia de esta manera, y así no haber sido un cobarde ante su legión.

4.- La posibilidad de que toda esta historia de la Legión Holk sea cierta y que en ella haya muchachos que una vez muerto Federico Guevara lo festejen y honren por lo que hizo.

5.- Que se anticipe en los chats ventilados en redes sociales que podría haber más masacres como la del Colegio Americano, pero supuestamente se sorteará dentro de esa secta quién será el siguiente en disparar.

Cada día perdemos la capacidad de asombro. Es como si cada vez nos hagamos más inmunes a ello. El episodio de Monterrey es el más reciente y de mayor impacto, pero no el único.

Apenas días antes vimos el caso de los brutales feminicidios que han ocurrido en La Laguna duranguense, la balacera en una discoteca y el despertar de la violencia en Playa del Carmen y Cancún, o la proliferación de videos donde por la nada un tipo saca una pistola y hiere a otro por un asunto de tránsito.

El Internet nos mostró en estos primeros días de enero imágenes de un "México bronco" que muchos festinaron y alimentaron desde la comodidad de su casa o en su celular, compartiendo y disfrutando las imágenes del caos, la quema de vehículos, los saqueos y el hecho de que un "valiente" en medio de la protesta por el gasolinazo echara su camioneta a los agentes policiacos en Baja California.

Hoy la historia de la masacre en Monterrey nos sacudió y ahora sí nos comportamos con esa doble moral con la que llevamos la educación de nuestros hijos, pues ante sus berrinches, sus errores o excesos cerramos los ojos y creemos que de esa manera no es real lo que sabemos en el fondo que está sucediendo.

Porque debemos estar conscientes que odiamos todos el grafiti pero jamás admitiremos justo que se actúe cuando agarran a uno de los nuestros cometiendo ese delito. Las cárceles están llenas de inocentes si le preguntáramos al 99 por ciento de sus padres.

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