Durango

Exigen reparación del daño

Antes había mayor presencia de empresas; ya no van porque se acabaron todo.

Exigen reparación del daño

Exigen reparación del daño

CLAUDIA BARRIENTOS

Por la sobreexplotación forestal que llegó a niveles alarmantes en la región indígena de la entidad, en el año de 1999 se impuso una veda forestal de 10 años, pese a lo cual la sierra duranguense sigue padeciendo los efectos de aquel abuso a los recursos naturales por el que nunca hubo una reparación del daño.

En octubre de 1999 la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) ordenó la veda forestal a la región tepehuana de Santa María de Ocotán, Mezquital, por la sobreexplotación ilegal de más de 75 mil metros cúbicos de madera, motivo por el cual dos exdelegados de la dependencia federal y un dirigente de los indígenas fueron detenidos y encarcelados por su participación en este acto ilícito.

Sin embargo, esta medida no fue suficiente para recuperar la riqueza natural de la región, por lo que hasta la fecha se mantiene con un déficit de arbolado y grandes superficies taladas.

Aunque el aprovechamiento de los recursos que quedaron no se da a gran escala, ya que no hay suficiencia, el arbolado que queda no permanece ya que inclusive los propios pobladores hacen uso del mismo para poder satisfacer su necesidades de vivienda, principalmente.

"Sigue sobreexplotado de manera clandestina, por necesidad lo hacen los mismos indígenas para hacer sus casas porque les faltan apoyos", manifestó el presidente de la Organización Independiente de Pueblos Indígenas, Antonio Aguilar Reyes.

Comentó que la explotación masiva que se dio hace décadas no se detuvo; persiste, aunque a menor escala ya que quedaron pocos árboles en lugares como Charcos, Santa María de Ocotán, La Guajolota y Canoas.

"El clandestinaje prosigue, desafortunadamente nuestros compañeros indígenas por necesidad lo hacen para hacer una vivienda, entonces lo hacen de manera natural, requieren una vivienda y el comisariado les autoriza que tumben uno o dos pinos para hacer su casa", señaló. Sin embargo, de dos en dos, se mantiene el impacto al bosque.

Tampoco hubo interés de las empresas que obtuvieron jugosas ganancias con la madera extraída y nadie las obligó a reforestar.

"De las empresas afortunadamente ahorita no hay ninguna que ande allá, como antes cuando había pinos había muchas empresas. Cuando ya acabaron todo ni adiós dijeron, cada empresa que explotaba debía reforestar. Si cortaba un pino por lo menos que plantara tres para que así pudiera seguir sobreviviendo la naturaleza de los indígenas, pero no", lamentó.

Señaló que las empresas que más explotaron el bosque fueron las del grupo Rincón, por lo que demandó una reparación del daño. "Yo pediría que el Gobierno del Estado exigiera a esa empresa o le pidiera que indemnizara o apoyara para reforestar esas comunidades. Lo hicieron de manera intencional acabarse todo el bosque", añadió.

PROGRAMA FALLIDO

Aunque se han invertido recursos para reforestar por parte del Gobierno del Estado, han sido insuficientes, además de que no ha funcionado porque se hace de manera inadecuada: sin estudios técnicos, seguimiento ni participación de los habitantes de la región.

"La reforestación que hacen, los pinos que llevan de acá (capital del estado) o de otros lugares, automáticamente no se reproducen porque son de otro clima. Entonces el Gobierno no le ha atinado que la reforestación debe ser con pino de allá mismo, que la misma gente de allá lo trabaje y reforeste", expuso.

Solo en algunas áreas específicas se registra un avance de aproximadamente el 10 por ciento de superficie reforestada, pero todo lo demás sigue talado, "como se quedó".

Ante ello, demandó al Gobierno el Estado que haga estudios de manejo integral del bosque para reforestar de manera adecuada, además de programas de empleo temporal para que las comunidades indígenas se involucren y puedan tener un sustento.

Desinterés

Los gobiernos le apuestan al corto plazo, por lo que los programas de reforestación nunca han sido prioridad, pese a que son necesarios.

Fallido

Aunque se han destinado recursos, los pinos que se plantan no sobreviven porque no son de la misma región y es difícil su adaptación.

Demanda

Se pidió a las autoridades que hagan programas de reforestación efectivos que involucren a los habitantes.

Terminan con un bosque que parecía inacabable

Roberto Cervantes, comunero de Guajolota, Mezquital, compartió para El Siglo de Durango que el bosque se sigue deteriorando poco a poco.

"Ya poco queda de los grandes volúmenes que parecían inacabables, todo por el descuido de las propias localidades que sin el menor recato pueden cortar árboles y pinos sin alguna restricción o conciencia, ya sea para sembrar o hacer madera para su venta en forma ilegal, todo ello gracias al poco o nulo interés de todos los comisariados que sólo se han preocupado y ocupado en intereses políticos", lamentó.

Refirió que en la actualidad el comisariado ejidal solamente se está enfocando en buscar cómo proyectar su organización política, en vez de privilegiar el interés general de la comuna.

"Con la conveniencia, claro, de parte de las instituciones encargadas de vigilar y preservar el mantenimiento del bosque. Prueba de ello son los programas de reforestación que los beneficiarios sólo buscan por cuestiones económicas y no tanto por el interés de preservar el ambiente", manifestó.

Vale la pena mencionar que en cinco minutos se puede derribar un árbol que la naturaleza tardó de 30 a 40 años en desarrollar. Se considera que al año se comercializan hasta 12 mil millones de pesos de madera ilegal en México, de lo cual, un alto porcentaje corresponde a Durango, de la que prácticamente nada se sabe y menos se recupera con los sistemas aplicados a la fecha, prácticamente inexistentes.

Escrito en: sobreexplotación forestal pinos, reforestación, manera, indígenas

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