A este paso, el nuevo líder del PAN será 'el menos peor'
El Partido Acción Nacional en Durango sigue "emproblemado" para renovar su Comité Directivo Estatal, pese a que han transcurrido dos meses y medio desde que venció la fecha normativa estatutaria y, en esa inercia, sólo logrará que su próximo dirigente sea "el menos peor", no el líder fuerte y sólido que pueda encarar los nuevos retos del entorno político. En otras palabras, "ni el mejor ni el idóneo", pues.
De hecho, el PAN se está comportando como un partido que viene de una derrota electoral, cuando es todo lo contrario. Los grupos al interior siguen en el desacuerdo, prevalecen los intereses personales de quienes han detentado el poder durante los últimos años y no surge ese misterioso factor que promueva la unidad o cuando menos ponga orden en las fuerzas internas, que por cierto se mostraban más dispuestas al diálogo cuando perdían cada proceso electoral, algo paradójico en un partido que, en coalición con el de la Revolución Democrática, este pasado junio ganó las elecciones.
Generalmente, cuando un partido no alcanza el triunfo queda desorganizado, con sus liderazgos desgastados y débiles, e incluso sus militantes se sienten en la orfandad, brotan las diferencias internas y prevalece el caos. O sea, nada fácil resulta reagruparse tras la derrota. Así, los síntomas que hoy vemos en el Partido Revolucionario Institucional en Durango son entendibles y tienen justificación, no así en el PAN, cuyas fuerzas deberían estar organizadas para conformar el brazo político bien estructurado que necesita el nuevo gobierno emanado de sus filas.
Hasta hoy, el panismo local ha transitado por un tortuoso camino en donde se han ido quedando las intenciones de algunos perfiles por encabezar el CDE; en fintas y falsas expectativas se han "desinflado" las aparentes definiciones de algunos que ya parecían tener todo a favor, pero nada firme ha resultado de allí.
En los albores del mes en curso, todo parecía dispuesto para el lanzamiento de la convocatoria rumbo a la renovación del CDE y hasta se establecieron tiempos para el proceso interno; se dispuso como fecha de elección el 30 de abril, pero estamos a mitad de marzo y no hay visos de que el Comité Ejecutivo Nacional publique esa convocatoria.
De alguna manera, el PAN está demostrando, con este desorden, que no ganó la elección del 5 de junio como un partido en unidad. Quien logró la victoria fue un candidato respaldado por una mayoría cansada y enfadada con los gobiernos priístas. Si el PAN hubiera sido artífice de esa victoria, hoy sabría qué hacer; mostraría una estrategia específica para respaldar al gobierno de José Aispuro Torres.
En fin, el tiempo sigue transcurriendo y los panistas no reaccionan. Esa tardanza está provocando también que el nuevo líder estatal, quien salga, sea alguien sin la fuerza suficiente para enfrentar los desafíos que ya tienen encima, como los procesos electorales del año entrante. Sin duda, el PAN en Durango le está dando la razón a quienes decían, y dicen, que no estaba preparado para ganar una elección estatal.
UN TANTO INADVERTIDAS pasaron las dos últimas iniciativas de ley que propuso el Ejecutivo del estado al Congreso local, aunque son muy importantes: una de ellas relativa a que un 75 por ciento de los proveedores del gobierno sean de Durango y sólo el resto foráneo. La otra consiste en condonar hasta un 100 por ciento de impuestos estatales a las empresas que contraten duranguenses deportados de Estados Unidos, personas con alguna discapacidad y mayores de 45 años de edad. Ambas propuestas legislativas contribuyen a la economía familiar... PASÓ HOY LA aduana del primer semestre el sexenio de José Aispuro Torres, por lo que el desempeño de algunos miembros del gabinete debe ser cercanamente evaluado. A estas alturas, ya nadie debe mantener el pretexto de la falta de recursos para dar resultados satisfactorios... AYER SE REALIZÓ el foro "Durango contra la corrupción", organizado por la Coparmex. Juan Manuel Portal, titular de la Auditoría Superior de la Federación, reconoció en su ponencia el alto nivel de impunidad en México y la necesidad de mayor trasparencia en el manejo de recursos públicos.
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