¿A qué vinieron los laguneros?

Históricamente, La Laguna de Durango se ha sentido relegada políticamente en relación a la capital. No por nada esa especie de rivalidad que allá (una zona mucho más politizada que el centro del Estado), se siente hacia la ciudad de Durango.

Hay quienes aseguran, incluso, que existe un valor entendido entre los políticos del resto de las regiones, para no entregar -bajo ninguna circunstancia- la gubernatura del Estado a alguien que provenga de Gómez Palacio o Lerdo, una afirmación que hoy luce ciertamente débil, toda vez que en la actualidad, su única aspirante real de cara al lejano 2022, es la alcaldesa gomezpalatina.

Sin embargo es también cierto que, en la práctica, los laguneros duranguenses que han escalado a posiciones de impacto estatal, no han dado mucho de que hablar para bien.

Basta revisar la actualidad legislativa, en la que solo uno de los tres representantes originarios de allá luce un trabajo relativamente aceptable, aunque todavía sin impacto tangible.

Empecemos con Alma Marina Vitela.

La representante del Distrito X, contra los pronósticos, está entre las más participativas de la actual legislatura. Junto con Luis Enrique Benítez Ojeda (15 iniciativas), está entre los dos priistas que en más ocasiones han encabezado iniciativas de Ley por el lado tricolor. Ella ha llevado al pleno 12 en total; el priismo completo, suma 61, 35 de las cuales fueron propuestas por algún diputado en lo individual. Además, se ha sumado a otras 12 iniciativas, para participar en 24 proyectos.

Sin embargo sus resultados aún son poco célebres, pues de esas 12 propuestas, sólo una ha llegado a decreto. Cuando menos lo ha intentado. Posdata: por si no la recuerda, se volvió célebre en la toma de protesta de José Rosas Aispuro Torres, cuando tras los abucheos a varios de sus compañeros de partido (incluido el exgobernador), abandonaron el pleno. En la discusión posterior, obtuvo un mote convertido en hashtag: #LadyChingaderas, por el lenguaje usado al reclamar la falta de condiciones a favor de su partido.

Sergio Uribe Rodríguez es el representante del Distrito XII. Y está muy, pero muy lejos, de ser tan propositivo como Vitela, si bien es un hecho que su papel en Durango está más orientado a trabajos de operación política a favor de su jefa, la alcaldesa y aspirante a la gubernatura, Leticia Herrera Ale.

Uribe, solo ha propuesto dos de las 61 iniciativas priistas, si bien ha aprovechado para sumarse a la propuesta de otros en 12 casos más y así aparecer, cuando menos, con su nombre en 14 iniciativas de ley, adición, derogación o reforma. Nada para sorprender. Por cierto, ninguna de sus dos propuestas ha sido todavía aprobada.

Pero si se busca lo más gris entre los representantes laguneros, hay que mirar el nombre José Gabriel Rodríguez Villa.

El dirigente cetemista de aquella región no tiene su firma impregnada como proponente en ninguna de las 61 iniciativas priistas. Y eso que ya pasaron seis meses de la actual legislatura.

Pero además, es uno de los que menos interés muestra por, cuando menos, integrarse y respaldar el trabajo de otros, pues sólo se sumó a 10 de propuestas de sus compañeros.

Por cierto, no son pocos en el PRI los que no se explicaron la postulación de Gabriel Rodríguez Villa como candidato, pues pese a que al final entregó un triunfo en su distrito, no tenía todas las simpatías consigo. Ni siquiera las sectoriales.

Así, afirman políticos de aquella región que, dentro de la CTM, hay cuando menos cinco liderazgos con los que está enemistado. Encabeza la lista la dirigente estatal interina, Anavel Fernández; continúa la lista con el líder transportista Juan José Ramírez; Otro es Mario Ortega Ramírez, quien fue excluido de la cúpula cetemista al llegar Rodríguez Villa, pese a su cercanía con José Ramírez Gamero. Por si fuera poco, tampoco está bien con la primera regidora de Lerdo, María Isabel Macías.

Es, pues, demás del más improductivo, uno de los que más enemistados está en la región. Para fortuna suya, aún le quedan a la actual legislatura tres cuartas partes, que servirán (si se lo propone) para enmendar su pobre trabajo.

En el caso de Uribe, tendrá que legislar más y operar electoralmente menos; mientras que Vitela, debe mantener el empuje, pero preocuparse más por que sus propuestas sean convincentes.

Twitter: @luizork