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Ingeniería electoral

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LUIS F. SALAZAR WOOLFOLK

La postulación de Humberto Moreira como diputado plurinominal por uno de los partidos que integran la alianza que encabeza el PRI en las elecciones de Coahuila es algo más que una burla; es una maniobra de ingeniería electoral para mantener vivo el proyecto político del Moreirato, y la unidad en torno a su candidato Miguel Riquelme.

El pleito entre hermanos es una farsa que busca aminorar el desprestigio que aporta Humberto, frente a la necesidad de que su participación fortalezca el voto duro del PRI de los Moreira. Lo anterior porque el primer objetivo para el grupo en el poder es ganar las elecciones en un escenario adverso, en el que sus posibilidades de triunfo dependen de estructuras clientelares que explotan el hambre de los beneficiarios de los programas de combate a la pobreza. Ese voto duro está en riesgo hoy día por la defección de Javier Guerrero y el crecimiento de Armando Guadiana, por lo que Humberto es visto como factor de cohesión, contrario a lo que ocurre con el elector independiente que lo repudia.

La participación de Moreira Humberto opera a través del Partido Joven, organización estatal hechura del Moreirato, y la inusitada candidatura tiene por objeto hacer un barrido de voto duro hasta los últimos rincones del estado y pactar amarres con factores reales de poder del lado obscuro, ofreciendo el triunfo de Riquelme como garantía de otros seis años de protección a intereses inconfesables de muy diversas raleas.

Esta estrategia está ligada a la pulverización del voto en una oposición dividida, y al factor miedo que desalienta la participación de los ciudadanos en las elecciones, lo que en esta ocasión está a cargo de Fuerza Coahuila, policía que actúa como guardia pretoriana del Moreirato o ejercito particular con tres mil elementos dedicados a labores de represión, pagados con dinero de los coahuilenses.

El segundo objetivo es brindar impunidad por otros tres años a Moreira Humberto y por ello, el expresidente nacional del PRI busca la diputación local y el fuero por vía plurinominal, igual que hurga un mendigo en la basura por un pedazo de pan.

A eso se debe que aunque la candidatura de Humberto no alcance por sí sola a reunir el número de votos que el partido que lo postula necesita para obtener un escaño de representación proporcional, el plan es manipular el voto duro priista y dirigir una parte en favor del Partido Joven, lo que sin afectar la candidatura común de Riquelme, les permitirá reunir los sufragios suficientes para llevar al exgobernador como Diputado al Congreso Local.

El tercero de los objetivos que busca el Moreirato es obtener un resultado electoral exitoso que le permita lavar de su rostro el cochambre adquirido a partir de que obtuvo su consolidación en el poder, por medio del escandaloso robo de recursos públicos que originaron la megadeuda que pesa sobre las espaldas de ésta y de las próximas dos generaciones de coahuilenses. Dicho escenario permitiría a los Moreira seguir gobernando por tiempo indefinido, como si nada hubiera pasado.

En tal caso, no sería extraño que Humberto se postulara para alcalde de Saltillo en las elecciones del año entrante y comenzaran a emerger más miembros de la dinastía Moreira con pretensiones de gobernador, surgidos de la penumbra burocrática en la que actualmente medran agazapados.

El plan no es nuevo. La estrategia de dividir a la oposición y vencerla a pellizcos, la vimos en las elecciones municipales de Torreón hace tres años cuando Riquelme triunfó sobre el panista Jesús de León, con una pequeña diferencia de votos aportada por los partidos morralla satélites del PRI.

El próximo cuatro de junio, los coahuilenses debemos vencer al Moreirato en las urnas con el voto de las clases medias, como condición indispensable para que nuestro Estado tenga un futuro. Al término de las campañas, los electores debemos recurrir al voto útil en apoyo del candidato de oposición que más posibilidades tenga de obtener el triunfo pues de lo contrario, el desarrollo humano, económico y político de Coahuila, seguirá atorado si el Moreirato permanece.

Escrito en: Archivo Adjunto voto, Humberto, Moreira, elecciones

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