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100 años de Carrington

Libre e independiente, el arte de Leonora Carrington

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EL UNIVERSAL

Con sus obras, Leonora Carrington era estricta: no permitía que nadie metiera la mano en ellas, resolvía todos los bocetos”, recuerda Isaac Masri, promotor artístico y director del Centro Cultural Indianilla, con quien la artista produjo 30 esculturas.

Él describe a la pintora, escultura y escritora que nació hace un siglo, el 6 de abril de 1917 en Chorley, Inglaterra, como una mujer íntegra, con un gran respeto por el medio ambiente, amante de los animales, feminista, desconfiada y con un peculiar sentido del humor.

“Leonora caminaba viendo hacia abajo para no pisar una hormiga. Recuerdo que un día dijo: ‘¡Qué bueno que los caracoles son lentos!’, ‘¿por qué?’, pregunté, y no respondió. Fuimos a comer, tomó una pechuga –quemada-, verduras, un tequila, postre, café y cigarro... ‘Porque si fueran rápidos se acabarían los bosques’. Sólo entonces entendí”, recuerda Isaac Masri, amigo de la artista y con quien desarrolló la etapa más importante de su obra escultórica, que abarca piezas como “Cocodrilo”, que se encuentra sobre Paseo de la Reforma.

“En infinidad de ocasiones, muchísimas personas fascinadas por la obra de Leonora Carrington le preguntaban a Inés Amor cómo era Leonora, y ella respondía con sólo tres palabras: ‘Bella, inteligente y libre’.

Así era desde siempre: extraordinariamente talentosa, como todo buen artista, dibujaba y pintaba con una maestría excepcional.

Su obra surgió de la percepción mágica de un mundo de sueños y de realidades ocultas que nos transporta a un universo único y maravilloso”, recuerda la galerista Mariana Pérez Amor, hija de Inés Amor, quien en la Galería de Arte Mexicano impulsó desde temprano las obras de Carrington en México.

SU IDENTIDAD

La libertad es una cualidad que resaltan en Leonora Carrington muchos de quienes la conocieron, y que sale a relucir en investigaciones sobre su obra artística y literaria.

Desde muy joven, Carrington peleó por mantener su identidad artística e independencia. Luchó por soltarse del rol que le imponía la burguesía de su familia inglesa, por expresar, más que por explicarse, como dice la historiadora Laura Martínez Terrazas.

En 1942, proveniente de Nueva York, Carrington llegó a México con Renato Leduc, con quien se había casado tras huir de un hospital español donde la había internado su familia.

La joven, que en 1938 se había ido a vivir con el también artista Max Ernst (de 47 años) acabó muy afectada después de que el régimen de Vichy persiguió e hizo prisionero a Ernst, quien para los nazis era parte del grupo de los artistas degenerados.

México fue su principal residencia hasta el 25 de mayo de 2011, cuando murió a los 94 años. Su primera exposición

aquí tuvo lugar en una pequeña galería de muebles, Clark Decor, en 1950.

Un año después de que llegó a México se separó de Leduc. Los lazos filiales más importantes fueron los de su amistad con Kati Horna y Remedios Varo.

En 1946 se casó con el fotógrafo Emérico Weisz con quien tuvo dos hijos: Gabriel y Pablo.

Aunque se le considera artista surrealista, mucha de su obra es ajena a ese grupo.

SU LEGADO

Una de sus mayores obras en México se encuentra en el Museo Nacional de Antropología, es el mural El mundo mágico de los mayas, para el cual la pintora se fue a vivir a Chiapas, a la selva, con el fin de conocer a los mayas vivos, no a los históricos.

Escrito en: Leonora Carrington 100 años Carrington, quien, obra, artista

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