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Ciencia versus Ética

ARNOLDO KRAUS

 M Uchos pensadores, sobre todo filósofos, han planteado, desde hace décadas, la necesidad de discutir, al unísono, las bonanzas y los efectos negativos de la ciencia y la tecnología. Balancear es indispensable. Dos ejemplos. Hiroshima (1945) ejemplifica el mal uso de la ciencia a favor de la guerra. The Tuskegee Study of Untreated Syphilis in the Negro Male (Estudio Tuskegee sobre sífilis no tratada en hombres negros), llevado a cabo por el Departamento de Salud de Estados Unidos entre 1932 y 1972, en el cual, a pesar de contar con penicilina desde 1940, se decidió no tratar a la población negra para estudiar la evolución natural de la sífilis. La penicilina hubiese curado a las 600 personas infectadas (subrayo: eran negros). Se decidió no curarlos, pues estudiar a la población infectada era "una oportunidad única". Hiroshima y Tuskegee son ejemplos del mal uso de la ciencia. Sobran situaciones similares. Denominaré ambos casos como "ética cero".

Copio el título y subtítulo de una nota publicada en "El País" (marzo 14, 2017), "La polémica maternidad de Mauricia a los 64 años. La sexagenaria defiende su decisión de dar a luz a mellizos. La Junta de Castilla y León le retiró en 2014 la custodia de su primera hija por desamparo, y agrego una nueva noticia, Retirada la tutela a la mujer de 64 años que tuvo mellizos" (El País, abril 8, 2017).

El meollo del asunto no es la decisión de Mauricia. La esencia es la participación y la negligencia del grupo médico estadounidense en las facilidades otorgadas a Mauricia para embarazar; debían haber indagado el historial de la interesada, así como la pena imputada por la Junta de Castilla y León al retirarle la custodia de su hija. El caso plantea varias preguntas. Dos inquietudes: ¿a quién sirve la ciencia médica?, ¿quién decide cómo utilizar los avances médicos?

Algunos datos relevantes para nutrir la discusión:

1. Mauricia, el caso en cuestión, tiene 64 años.

2. Logró embarazar por medio de un tratamiento de fecundación en Estados Unidos.

3. En 2014, la Junta de Castilla y León, le retiró la custodia de su primogénita por desamparo.

4. A Mauricia, un psicólogo la incapacitó para trabajar.

5. Ha sido diagnosticada con trastorno paranoide de personalidad.

6. Mauricia viajó cuatro veces a Estado Unidos hasta lograr el embarazo.

Siete semanas después de dar a luz, los servicios sociales retiraron la tutela a la madre por "indicios de desprotección" y "situación de desamparo". Y agregan, "Desde que se fue a su casa, un equipo multidisciplinario ha estado haciendo una labor de seguimiento. Y todos los informes concluyen que los mellizos necesitan protección en otro entorno más seguro". Me pregunto, si Mauricia fuese ciudadana estadounidense, ¿los médicos hubiesen colaborado con ella a pesar de sus antecedentes psiquiátricos?, ¿hubiese sido obligatorio solicitar la opinión de un Comité ad hoc de ética médica?

Todo mundo repite que ciencia y tecnología son neutrales. Que su mal uso -Hiroshima-, o uso inadecuado -Tuskegee-, depende de quienes la usufructúan, es decir, del ser humano. En el caso de Mauricia afloran las siguientes cuestiones:

1. Los médicos estadounidenses, pienso, o no conocían la historia de Mauricia o les importó un bledo: al parecer no estaban enterados del diagnóstico de trastorno paranoide de personalidad ni de lo sucedido con su primogénita.

2. Los médicos estadounidenses no consideraron la edad de Mauricia para colaborar en procesos de fecundación in vitro.

3. Las clínicas estadounidenses de fecundación in vitro parecen ofrecer sus servicios a cualquier persona que pueda sufragar los gastos.

4. Tras cobrar, estoy seguro, los médicos estadounidenses se han desentendido del caso.

Otros aspectos no menores, aunque carezcan de relevancia cuando la ciencia médica se vende al mejor postor, deben considerarse:

1. La asignación de recursos, justicia distributiva, merece pensarse.

2. A partir de los 50 años, cualquier persona puede enfermar de patologías frecuentes asociadas a la edad, entre ellas, hipertensión arterial, diabetes mellitus. ¿Qué hubiese sucedido si la madre enfermase de patologías graves?

3. Para los hijos, ¿es ético que la madre procree a los 64 años?

4. Cuando fallezca la madre, ¿quién se hará cargo de los hijos?

5. De acuerdo a los cánones internacionales, no se permite que el padre o la madre tengan más de 40 años que el chico o la chica a adoptar. ¿A quién sirve la ciencia?, ¿son moldeables los usos y beneficios de la ciencia médica?

Notas insomnes. La ciencia crece sin cesar, carece de límites. Para algunos científicos, y para incontables grupos que viven de la Medicina, la Ética no existe.

Escrito en: ciencia, Mauricia, médicos, madre

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