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Emociones que enferman

El ciclo destructivo del resentimiento

Emociones que enferman

Emociones que enferman

Ángel Meré Juárez

El resentimiento es una barrera para el crecimiento personal, para la posibilidad de cambio y para la propia felicidad; se manifiesta a través de sentimientos como la hostilidad, la ira o la incapacidad de perdonar.

La Real Academia de la Lengua tiene tres acepciones para el verbo 'resentir': empezar a flaquear; tener sentimiento, pesar o enojo por algo; sentir dolor o molestia en alguna parte del cuerpo a causa de alguna enfermedad o dolencia pasada.

Cuando hablamos de una persona emocionalmente resentida nos referimos a alguien que se siente maltratado por la sociedad o por la vida en general y que puede expresarlo de las maneras que nos indica la RAE.

Al iniciar una relación de pareja nuestro cuerpo experimenta reacciones fisiológicas que nos hacen sentir plenos, enamorados y con una confianza que nos pone en otra sintonía; los colores nos parecen más brillantes, los días más placenteros y las llamadas y mensajes de esa persona especial nos ponen una sonrisa de oreja a oreja. Todo esto es propio de la etapa del enamoramiento, donde son muy típicas expresiones como “tú y yo contra el resto del mundo”, “eres el único y el mejor”, “este amor que siento por ti es inmenso y lo más bonito”.

Sin embargo, puede llegar un momento en la relación de pareja en el que ambas partes asumen que la mejor decisión es terminar. Llegar a ese punto implica la imposibilidad de dar marcha atrás; cada quien asume su responsabilidad y se pone fin al idilio “porque nada es para siempre y hasta la belleza cansa”, como dice José José.

Es difícil terminar y aceptar que fracasamos en una relación afectiva, que no cumplimos las expectativas del otro o que nos engañaron; igual de complicado es reconocer que ya no somos alguien importante en la vida del otro y empezar a sobrellevar un proceso tan desgastante.

Todos hemos pasado por situaciones adversas y dolorosas que nos dejan marcados. Tenemos nuestra historia personal de dolor, o nuestra novela cargada de drama, en la cual los sentimientos hacen que nuestro cuerpo sienta rabia, impotencia y una buena dosis de resentimiento.

Las personas que viven 'resentidas' piensan que siempre serán tratadas injustamente, esto alimenta su inseguridad y su recelo hacia los demás, lo cual, a su vez, limita mucho su capacidad de acción; son personas en las que no hay alegría ni felicidad.

Debemos considerar que esa desagradable sensación surge de algo que está enquistado, sin resolver.

Si lo vemos en términos de tiempo, el resentimiento podría venir de un acontecimiento sucedido hace meses o incluso muchos años atrás. Por tal motivo es una carga que puede llegar a tener mucho impacto en nuestras vidas.

La mayoría de los terapeutas coinciden en lo que decía el creador de la teoría del pensamiento positivo, Norman Vincent Peale: “El resentimiento no daña a la persona contra la cual se mantiene esta emoción, todo lo contrario, el resentimiento se lo come por dentro a uno mismo".

Al tener que lidiar con las personas que nos han hecho daño experimentamos ira y miedo, los cuales tratamos de aminorar con soluciones rápidas y temporales que nos ayudan a sobrellevar el día a día, pero que no resuelven el problema de raíz.

El resentimiento nos dificulta disfrutar del hoy porque vivimos enganchados a algo que forma parte del pasado, recreamos una y otra vez los acontecimientos dolorosos pensando en cómo pudimos haberlo evitado, lo cual nos impide vivir a plenitud el presente.

El resentido siempre está en busca de venganza, acecha a aquella persona contra la que siente rabia, espera el momento en que pueda cobrárselas por el perjuicio sufrido. El resentido es una persona que no sabe olvidar ni perdonar; suele actuar de manera arrogante y soberbia; cree que solo él tiene derechos.

Hay ocasiones en que estamos inmersos en esa enfadada condición y ni siquiera somos capaces de reconocerlo, incluso puede ser que llevemos tanto tiempo así que sentimos que es parte de nosotros, lo consideramos como algo muy normal.

Tal condición es como acostumbrarse a cargar una pesada losa: puede que se nos olvide que la llevamos, empero, ahí está y cada día produce algún daño.

Una persona resentida puede sentir malestares como dolor de garganta y cabeza, o la sensación de tener el pecho comprimido, entre otras dolencias que se generan por la acumulación de coraje.

¿ES POSIBLE SER FELIZ?

A cada momento llevamos con nosotros una combinación de todas las actividades, personas, cosas, actitudes y pensamientos que tenemos o que forman parte de nuestra rutina a lo largo del día. Por ello, es preferible sacar algo positivo de toda relación humana, desde la más tormentosa, pasando por las agridulces y terminando por la idílica. En todas, si buscamos con miras a expurgar el enfado, habrá una experiencia que nos será de ayuda. Debemos tener la inteligencia emocional necesaria para quedarnos con lo mejor y a favor de nuestro propio crecimiento personal.

Los deseos que no satisfacemos pueden llevarnos a la frustración, a la ira, al resentimiento, a la venganza y al odio. Todo esto se manifiesta principalmente a través del 'victimismo', actitud en la que nos colocamos cuando nos pasamos la vida reprochándonos por cosas del pasado, sintiéndonos arrepentidos o cuando actuamos como masoquistas.

En lo psicológico, pensar y repensar el pasado constantemente nos puede generar angustia, amargura, apatía y baja autoestima. Además, el resentimiento puede fulminar nuestra vida social ya que merma nuestras habilidades para actuar en comunidad. Establecer relaciones positivas con otros es casi imposible pues siempre estaremos buscando venganza o hacer daño.

Alimentar un sentimiento destructivo también cansa. Supone pensar y repensar acerca de lo que hizo la persona que nos hirió. Y supone revivir la experiencia intensamente cuando la vuelves a ver.

Lo más difícil es dejar de ser una “buena victima”, reconocer que no puedes seguir haciendo lo mismo; permanecer en el papel de perjudicado por actos ajenos significa mantenerse estancado, seguir mostrando las mismas actitudes y pensamientos que no permiten ningún tipo de avance.

EMOCIONES QUE ENFERMAN

Cada vez hay más estudios realizados por investigadores del área de psicología que refuerzan el vínculo existente entre la salud y el estado de ánimo.

Los partidarios de estos análisis insisten en que tanto las emociones positivas como las negativas desencadenan reacciones en el cuerpo y el cerebro.

Las positivas, por ejemplo, contribuyen a liberar sustancias como la dopamina, la endorfina y la serotonina que nos hacen sentir plenos, seguros, satisfechos y felices, ya que están involucradas en procesos que tienen efectos benéficos como la mejora del sistema inmunológico y la reducción del estrés.

Las emociones negativas, en cambio, producen o elevan hormonas o sustancias que disparan la tensión arterial, aumentan las frecuencias cardíaca y respiratoria, incrementan la oxigenación neuronal y dilatan los vasos sanguíneos del cerebro.

El perdón es la única manera de liberarnos del resentimiento, de soltar el peso que llevamos a cuestas y que sólo hace daño. Perdonar, uno de los mejores regalos que nos podemos dar, conduce a desprenderse de un lastre que, además de robar energía, nos impide continuar el camino y explotar todo nuestro potencial.

Para ejecutar este auténtico acto de autopreservación el primer requisito es tener la disposición para hacerlo. Luego vienen pasos como identificar qué fue exactamente lo que nos lastimó; dejar de pensar en el por qué de las cosas y comenzar a indagar en el para qué a fin de traducir las experiencias en aprendizaje; finalmente debemos reconocer que nuestros 'victimarios' nos han dejado una enseñanza sobre nosotros mismos, sobre nuestra propia fortaleza, por ejemplo, y que no es necesario que les guardemos resentimiento.

Cualquiera puede embarcarse en el proceso psicológico y emocional de perdonar siempre y cuando trabaje en ello y decida rehusarse a seguir desempeñando el papel de víctima.

El perdón es posible si trabaja en ello. Una cosa es segura: cuando lo conseguimos, podemos decir que estamos libres de resentimiento, odio y arrepentimiento de manera que las emociones dañinas dejarán su lugar a otras que nos harán vibrar alto, tener una mejor actitud y atraer eventos positivos a nuestra vida.

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Escrito en: tener, persona, resentimiento, nuestra

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