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Veinte años no es nada

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CARLOS CASTAÑÓN CUADROS

El pasado va y viene como un juego irónico. A veces, incluso, se come a sus hijos. Aunque el presente hace nuevos caminos y tiene sus propias circunstancias, no puede deshacerse de la historia. En muchos sentidos, es la presencia del pasado.

De esa manera, ambos tiempos se mezclan hasta en los menores gestos. ¿Pero a qué viene este cuento de los tiempos? Desde el presente pensamos que todo es nuevo, inédito, nucas antes visto. Pero la historia da lecciones de humildad. Más nos vale escucharla. Vengo de un generación que padeció los noventa... por supuesto, del siglo pasado. Y no es que uno sea tan viejo, pero hay cosas de aquella década que nos vienen al presente. La crisis económica que se empalma con crisis política. Nada bueno puede salir de ahí para los decadentes gobiernos. Tan cruel la historia, que ahora la secretaria general del partido, de apellido Ruiz Massieu, ocupa el mismo lugar que su padre en los noventa. Hay que carecer de dignidad, y sobre todo, asesinar la memoria, para aceptar el mismo cargo del partido que mató a su padre. Ustedes dirán: así es la política. Hace dos décadas enfrentamos una durísima crisis económica provocada por el gobierno mismo. La devaluación, el dólar por los cielos, y hasta el incremento rapaz del IVA, que luego llevó al PRI a perder por primera vez la mayoría en el Congreso de la Unión y luego la presidencia. Si hablamos de crisis política ¿cómo olvidar el magnicidio del candidato aquel idus de marzo? Pero ya lo dijo el maravilloso argentino: veinte años no es nada.

En aquella década, ambas crisis catalizaron la alternancia. Principalmente con el PAN; y en la capital, el PRD, ahora en estas ruinas que ves. Otra vez estamos ante nuevas elecciones... pero antes de despreciar nuestra política como quien se odia frente al espejo, pensemos en la sociedades donde ni siquiera unas modestas elecciones suceden, sencillamente por la ausencia de democracia. ¿Hasta dónde aguantará un país como Venezuela? ¿Cuántas manifestaciones más? ¿Cuántos muertos más?

Desde hace veinte años, esas condiciones no se juntaban en el país, lo cual resulta propicio para nuevas alternancias, pero con actores emergentes, como es Morena, que ya muestra un asenso meteórico desde su creación en 2014. En el Estado de México, la competencia al PRI proviene del partido de Andrés Manuel López Obrador, ante un aburrido PAN en tercer lugar. En Nayarit, el PRI carga con el pequeño escándalo de un fiscal encarcelado por acusaciones de narcotráfico en los Estados Unidos. ¡Poca cosa! En Coahuila, se apresta la sucesión de un tercer Moreira como quien quiere imponer un sexenio más de impunidad y corrupción. ¡No tienen llenadera! ¿Aguantarán los coahuilenses semejante atrocidad? Por primera vez en 17 años, si consideramos el 2000 como el año de la primera alternancia presidencial, Coahuila enfrenta un inusitado escenario de alta competencia electoral. Tradicionalmente las elecciones las arrancaba el PRI hasta con 60 puntos de ventaja, y cerraba con un indiscutido margen de más de 20 puntos. Era sumamente aburrido. Con sobrada antelación se sabía quien iba a ganar. En esta ocasión, lo cual ya es mucho decir en el estado que dio a Madero y Carranza, para a su vez negar el resto del siglo la democracia, hay condiciones factibles para una derrota inédita del PRI en Coahuila. Es un momento único. La gente está enojada y la elección presenta el pernicioso continuismo o el llamado al cambio. Algunos dirán que "todos son iguales". ¡Pero cuidado! Unos son más iguales que otros. Unos son más corruptos que otros. Unos son menos peores que otros. Hablamos de una vieja teoría política que tiene grandes exponentes como Maquiavelo y Hobbes. Me refiero al "mal menor". Se imaginan a los romanos después de padecer a un joven y desquiciado emperador como Nerón. Casi cualquier cosa podía ser mejor. No por sus cualidades y virtudes mismas, sino por puro rechazo al mal anterior.

El malestar tiene en los comicios la válvula de escape para una sociedad indignada con la corrupción y los problemas económicos. Es hora de marcar un alto, de decir, ya basta.

Nos vemos en Twitter, @uncuadros

Escrito en: Civitas crisis, primera, tiene, política

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