Editoriales

Antihumanismo

Diálogo

YAMIL DARWICH

El hombre dedicó toda su existencia -al menos durante los últimos 5,000 a 7,000 años- a adorar a los dioses que le daban la vida y sustento.

Con los avances de la ciencia y su hija la técnica, ahora empezamos -desde los siglos XIV y XV- a vivir la era del humanismo; adorar al hombre mismo, con el nacimiento del humanista incrédulo, que no acepta el pensamiento mágico y religioso donde todo es creado y dispuesto por un dios y/o porque así lo quieren las divinidades.

Durante la revolución agrícola el hombre agradecía a Dios; ahora, con la revolución científica, nos vanagloriamos adorándonos a nosotros mismos, creando una corriente egoísta y hedonista de falso humanismo filosófico, que se basa en la firme creencia de que el ser humano es el rey de la creación y que la naturaleza está a su entera disposición, no creada por un orden superior, sino conquistada y aprovechada por su inteligencia y sabiduría.

En la actualidad ya no aceptamos tan fácilmente que Dios Es y llenos de fatuidad pensamos y afirmamos que los verdaderos creadores del saber y el conocimiento somos los propios humanos, olvidando que nosotros no inventamos nada, sino que únicamente logramos descubrir los prodigios de la naturaleza.

Si en teísmo -creer en Dios- decimos que los animales y las plantas fueron hechos para nuestro beneficio, -por cierto muchos ya exterminados por causas naturales y por nuestra irracionalidad- ahora, en un humanismo malinterpretado, afirmamos, ufanos, ser los amos de la naturaleza y que por la ciencia y la tecnología florecemos y evolucionamos como especie animal racional.

Esa postura pseudohumanista ha dado origen a idearios políticos desafortunados: las dictaduras históricas -desde los antiguos faraones y césares -que promovían la idea de falso bienestar, seguidos por Stalin y continuados con Hitler; hasta lo más reciente, como lo sudamericano con Perón o centroamericanos, caso desafortunado de Venezuela, con Chávez, promotor de su engendro militar: Maduro.

Sin embargo, esa misma fatuidad del hombre posmoderno puede ser la causa de su destrucción.

Nos vanagloriamos porque gracias a nuestra tecnología podemos comer mejor y vivir más tiempo -no todos desafortunadamente-; prevenir terremotos, controlar daños provocados por otros fenómenos naturales -caso de los huracanes o lluvias torrenciales-; disfrutamos de nuestra inteligencia superior que nos ha permitido llegar a aspirar a conquistar el espacio -contaminándolo, por cierto- hasta llegar a desarrollar la computación y la robótica.

Todo esto nos ha sido de utilidad para incrementar la productividad humana, aunque sólo derrame beneficios materiales a unos pocos y nos ufanamos con ello, hasta pensar en cuidar celosamente "lo propio", pretendiendo construir estúpidamente y a altísimos costos muros o limitando los derechos humanos de los más indefensos.

El truco que pude depararnos el desarrollo de la humanidad puede ser doloroso y no siempre reflexionamos en ello.

¿Usted qué piensa de la inteligencia artificial?

Ahora contamos con sistemas computacionales que nos permiten reparar al propio cerebro humano logrando recuperar muchas de sus funciones vitales; podemos controlar y consultar lo que tenemos como memoria histórica, utilizándola para nuestro beneficio particular y algunas veces del bien común; revisar y prevenir, apoyados en la información, cualquier acto humano en el planeta - tal vez el terrorismo no sea la excepción- o planear, predecir y hasta manipular actividades productivas, políticas y/o sociales.

Desafortunadamente no es frecuente el beneficio común.

Aún más, empezamos a beneficiarnos de la robótica, haciendo los procesos productivos más eficientes, exactos, rápidos y económicos; construimos aparatos aéreos, -drones no tripulados- que utilizamos para vigilar al mundo, estando armados y dispuestos a atacar y dado el caso destruir a los otros, nuestros enemigos.

¿Y que tal si cambiemos la historia del mundo y seamos desplazados y hasta destruidos por los ciborgs, los que eficientemente nos pudieran calificar de innecesarios y hasta dañinos para la naturaleza? ¿Lo somos?

Hoy día podemos remplazar piezas mecánicas de cualquier tipo, controlar con chips múltiples y encargar a tarjetas computacionales y computadoras especializadas toda clasificación de diagnósticos y reparaciones industriales, mecanizando eficientemente los procesos.

En el campo médico ya tenemos oídos que oyen, ojos que ven, piernas y brazos que pueden ser usados como refacciones, hasta corazones que regulan el flujo sanguíneo - yo traigo un stent en mi corazón y muchos otros poseen marcapasos reguladores del latido cardiaco- y sólo nos resta preservar los cerebros con ideas y conocimientos... ¿y entonces?

Tal vez la nueva historia -quizá muchos años adelante- hable de "los humanos que dieron origen a nuestra existencia"- escrita por una supercomputadora independiente.

Los positivistas hablan de la imposibilidad de tal situación científica, porque "no lo permitiremos". La ciencia ficción ya ha tratado el tema y la banalidad humana ha desechado tal posibilidad, pero... no deberíamos estar tan seguros de ello.

¿Y usted qué piensa?, ¿hasta donde llevaremos el antihumanismo?

[email protected]

Escrito en: Diálogo hombre, nuestra, humano, muchos

Noticias relacionadas

EL SIGLO RECIENTES

+ Más leídas de Editoriales

TE PUEDE INTERESAR

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas