HISTORIAS DE LA CREACIÓN DEL MUNDO
Oculta entre las hojas estaba la violeta. Mientras la opulenta rosa mostraba al mundo su belleza; cuando el erótico clavel hacía gala de sus colores; en tanto que el ególatra narciso se jactaba de su narcisismo, la violeta pasaba inadvertida, cubierta por las hierbas del jardín.
El buen Dios alcanzó a verla desde lo alta y dijo conmovido:
-¡Qué humilde es la violeta! Su modestia y recato deben tener una recompensa.
Fue, pues, a donde estaba la pequeña flor y le dijo:
-Tu humildad ha encontrado gracia ante mis ojos. Pídeme lo que quieras. Te lo concederé.
Habló la violeta y dijo:
-Aparta esas hojas para que los hombres puedan contemplar mi belleza, más grande y más perfecta que la de cualquier flor.
¡Hasta mañana!...