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Prisión y fuga de Francisco Villa

SIGLOS DE HISTORIA

Prisión y fuga de Francisco Villa

Prisión y fuga de Francisco Villa

Gildardo Contreras Palacios

PRIMERA PARTE

El 2 de mayo de 1912, cuando el general Francisco Villa se encontraba en Torreón, envió un telegrama al Presidente Madero en los siguientes términos: "Con cariño de siempre reciba un estrecho abrazo. Pongo éste antes de marchar a la campaña en Chihuahua. Si salgo con felicidad tendré el gusto de estrechar este abrazo en México. Me despido de usted con el cariño de siempre. Soy sincero con usted, hasta la muerte" (Taracena… La Verdadera…). Aquel movimiento de Villa, era parte de la avanzada de la División del Norte de las operaciones que realizaría en Chihuahua, en contra de las fuerzas de Pascual Orozco.

El 8 de mayo siguiente, también dejó Torreón, el general Victoriano Huerta para ponerse al frente de aquellas operaciones, en el Estado de Chihuahua. Cabe hacer notar que desde el 12 de abril de ese año de 1912, Victoriano Huerta había llegado a Torreón, para hacerse cargo de la jefatura de la División del Norte; acá se le incorporaron entre otros, Eugenio Aguirre Benavides al mando de un grupo de elementos ferrocarrileros, quienes sentaron las bases para formar la Brigada Zaragoza, Emilio Madero y el mencionado Francisco Villa; todos en conjunto aportaron un aproximado de 9,000 hombres, en torno al entonces jefe de la División del Norte. Villa desde un principio tuvo ciertas diferencias con Huerta, por los constantes desprecios que recibía del mismo, porque sus conocimientos militares, no provenían de los cuarteles o de algún instituto dedicado a dicha enseñanza, sino que para Huerta era producto de la improvisación, que nada tenía que ver con la ciencia y con el arte de la guerra, de las que Huerta hacía alarde. Por lo que consideraba que Villa y sus seguidores no podían ser tomados en cuenta como militares regulares o técnicos, sino como simples auxiliares sin conocimiento del oficio en el que estaban metidos. Villa ostentaba el grado de General, grado que le otorgó Madero por sus servicios a la Revolución, título que molestaba a Huerta, por lo ya expuesto.

La desconfianza hacia Huerta era manifiesta en todos los ámbitos políticos y sociales del País, se decía que dicho general trataba de hacerse del poder del gobierno, para lo cual estaba en tratos secretos con Pascual Orozco, quién había encabezado en marzo anterior una rebelión en contra de Madero y trataba de eliminar a los principales jefes de su movimiento, los "Generales Honorarios", Francisco Villa y Toribio Ortega.

A finales de mayo, dentro de aquel operativo en Chihuahua, Huerta y su ejército de la División de Norte llegaron a las cercanías de Jiménez, Chih., en donde instalaron su campamento; allí en dicha población, Huerta pidió a Villa y al general Rábago, fueran a Parral, para que repusieran las autoridades destituidas por Orozco en dicha población. El 1 de junio, dichos generales ocuparon Parral, entró primero el general Francisco Villa y luego el general Antonio Rábago, a quienes se les hizo una magnifica recepción en dicha población, sin embargo, Villa cedió el honor y mérito de la acción al general Rábago, para no herir susceptibilidades de un militar de carrera, por lo ya anotado anteriormente.

Existe la versión que menciona, que al regresar Villa a Jiménez de su campaña en Parral, se enteró de que un rico comerciante de la región, a quien Martín Luis Guzmán en sus memorias identifica como de apellido "Russeck" se había llevado del campamento de Villa, una yegua porque se consideraba el verdadero propietario del animal. Sobre la legítima propiedad de la yegua, dicen las crónicas, que durante las maniobras llevadas a cabo por el ejército de Huerta, en su marcha hacia Jiménez Chih., y en las cercanías de dicha población, Villa recibió de sus soldados una fina yegua, que habían "capturado" en el campo y que, posteriormente se supo que pertenecía al rico comerciante de la región ya mencionado, quien en lo personal sentía una acentuada animadversión hacia Villa; aunado a ese hecho, se dio el caso de que Huerta, también fue obsequiado con un automóvil que sus subordinados también se "encontraron" en el camino y que coincidentemente era del mismo dueño de la yegua. El comerciante vio la oportunidad de perjudicar a Villa y regaló el automóvil a Huerta a cambio de que se le regresara la yegua. Con ese antecedente, Huerta también aprovecho la ocasión para molestar a Villa.

En esos primeros días de junio de 1912, Villa se enteró de aquella desagradable noticia, y sumamente enojado y alterado se dirigió a Huerta para reclamarle airadamente sobre aquel "despojo", el reclamo no fue nada tranquilo, sino que se suscitó un fuerte altercado entre ambos personajes, hasta que supuestamente se aclararon las cosas y Huerta aconsejó a Villa, que tomase la yegua en donde estuviera, que no necesitaba de ninguna orden de él para recuperarla. Aquel incidente, vino a romper con la aparente "buena relación" entre dichos personajes.

Un día después del suceso, Villa cayó enfermo de fiebre y Huerta sin saber de ello, lo mandó llamar al cuartel con un propio, pero Villa se sentía indispuesto y dijo al mensajero que informara que iría cuando se sintiese mejor, aquella contestación fue tomada por Huerta como una insubordinación, además se decía que Huerta tenía informes de que Villa tenía pensado alzarse en su contra. Inmediatamente el cuartel de Villa fue rodeado por la gente del general Guillermo Rubio Navarrete, y al día siguiente Villa se presentó ante Huerta, quién al verlo entrar, lo saludó como de costumbre, salió de su despacho, y en su lugar entraron los coroneles O¨Haran y Castro, le pidieron a Villa sus armas y salieron con él, rumbo a unas tapias en donde un pelotón había formado cuadro, para proceder a su fusilamiento. O¨Haran, solo le comento que eran órdenes superiores, unos instantes antes de que el pelotón recibiera la orden de ¡Fuego! llegó Rubio Navarrete, ordenando que se suspendiera la ejecución. Habían intervenido a favor del sentenciado el propio Rubio Navarrete, Emilio y Raúl Madero; Huerta solo dijo a Villa que había procedido de esa manera porque así se lo pedía su honor militar. Villa se despidió de sus soldados, quienes fueron acomodados entre los otros grupos revolucionarios participantes y a él se le subió en un tren rumbo a México, en donde se le dijo que sería sometido a un Consejo de Guerra.

El 4 de junio, Huerta envió al presidente Madero un telegrama en el que "acusaba a Villa, de insubordinación frente al enemigo, por lo que había ordenado se le "formara cuadro", pero que por él habían intervenido Raúl Madero y Guillermo Rubio N. y que había dispuesto se le remitiera a la metrópoli a disposición de la Secretaría de Guerra". Posteriormente el secretario de dicha dependencia, Ángel García Peña desmintió una supuesta bofetada de Villa a Huerta, indignado porque con ello se ofendía al Ejército; y se concluyó, de que el origen de aquel incidente, fue, de que en verdad, Huerta no podía ver a Villa porque el Presidente Madero lo había ascendido a General y constantemente lo humillaba haciéndolo portar el uniforme para mofarse de sus torpezas.

Fue el 7 de junio cuando el general Villa llegó a la ciudad de México y se negó a que lo fotografiasen para los periódicos expresando que: "Tras de que viene uno en desgracia y todavía quieren remachar el clavo". Se relata, que en el recorrido del tren, que lo conducía a la Capital los curiosos se agolpaban en su ventanilla para verlo, y él estallaba impaciente "¡Si, yo soy! ¿Qué juzgan? Ese mismo día de su llegada a México, fue ingresado a la Penitenciaría de la Ciudad de México. Al otro día 8 de junio cerca del mediodía, se presentó en la Penitenciaria Juan Sánchez Azcona, secretario particular del Presidente Madero, para hablar con Villa y para llevarlo a Chapultepec para una entrevista con el Presidente Madero, quien directamente no podía liberar a Villa como hubiese sido su deseo, para no trastocar la autoridad de Huerta y el orden del ejército Nacional. Seguimos con Villa en la prisión….

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Fuentes:

Aguirre Benavides Luis. De Francisco I. Madero a Francisco Villa. Memorias de un Revolucionario. A. del Bosque .Impresor. México D.F. 1966.

Martín Luis Guzmán. Memorias de Pancho Villa. En Crónica Ilustrada de la Revolución Mexicana. Tomo I. Publemex.S.A. 1966.

Taracena Alfonso. La Verdadera Revolución Mexicana. Primera Etapa. (1901a1913). No.82. Editorial Jus S.A.Mexico.1960.

Gustavo Casasola. Hechos y Hombres de México. 1810-1910. Tomo 1. Editorial Gustavo Casasola. 1980.

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