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Cáncer de piel: una enfermedad que puede prevenirse

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Cáncer de piel: una enfermedad que puede prevenirse

Cáncer de piel: una enfermedad que puede prevenirse

DRA. DALIA RODRÍGUEZ

El mole representa cabalmente como ningún otro platillo de la cocina mexicana- el mestizaje de la misma. Es la suma de casi cinco siglos de sincretismo culinario y podemos observarlo en el mole poblano ?el más famoso de nuestros moles-. Una receta más o menos habitual lleva ingredientes indígenas: cuatro variedades de chiles: anchos, pasillas, mulatos y chipotles, chocolate, tortilla de maíz tostada y jitomate; ingredientes árabes: ajonjolí y almendras; ingredientes europeos: nueces, pan o galletas de trigo tostados, anís, pasas, cebolla y ajo y, por supuesto, se prepara con manteca de cerdo; especias orientales: clavo, pimienta y canela.

Mole significa salsa o guiso y proviene del náhuatl mulli; por lo que se puede decir que su preparación data desde épocas prehispánicas.

Suele ser un platillo principal en grandes eventos sociales de México como bodas, bautizos y cumpleaños y, se ofrece inclusive en los velorios. También es uno de los platillos emblemáticos dentro de la celebración del día de muertos.

Se considera uno de los platos nacionales, pues indudablemente es el más conocido, a pesar de que existen cientos de variedades de moles a lo largo de México.

La mezcla de sabores y aromas es su clave del éxito, pues en él se combina el dulzor del chocolate; el picante de los chiles; y el toque exótico de la especias.

Una de las historias que cuentan el nacimiento de este platillo, nos narra que una monjita distraída fue la inventora de este platillo, al tropezar y agregar accidentalmente los ingredientes a la salsa ésta se encontraba preparando. Pero los expertos consideran la leyenda improbable, por el equilibrio, complejidad y perfección de la receta.

No es el único mole que se elabora en Puebla; también se prepara mole verde, prieto, de caderas, de chito (carne seca de chivo), huaxmole (con semillas de guaje), pipián y manchamanteles.

La carne principal solía ser de guajolote (pavo), pero con el paso del tiempo se ha sustituido por el pollo.

Existen muchas discusiones alrededor de su preparación, desde el tipo, cantidad de chiles y demás ingredientes, hasta cada una de los pasos y procedimientos a seguir, pues exiten tantas versiones de la receta, como pueblos y familias en México.

Para la elaboración de este guiso, se utiliza principalmente chile ancho, chipotle, mulato y pasilla. Aunque como dijimos anteriormente, la receta puede variar al gusto del cocinero.

Es mejor prepararlo con un día de anticipación, debido a que pierde humedad y resulta en un platillo con sabores concentrados y mejor homogeneizados.

El cáncer de piel es una de las lesiones más comunes del ser humano y uno de los principales motivos de consulta. La OMS estima aproximadamente 2 millones de casos nuevos al año, entre los tipos de cáncer de piel se hace énfasis en tres que son los más frecuentes: carcinoma basocelular, carcinoma epidermoide y melanoma.

El carcinoma basocelular es el tumor maligno de la piel que ocupa el primer lugar en frecuencia, representa entre el 65 a 80% de las lesiones malignas de piel. Tiene un crecimiento muy lento y generalmente los pacientes acuden a consulta cuando el tumor es de un diámetro aproximado de 2 cm o más. Vale la pena mencionar que este tipo de cáncer solo se confina a piel, es muy raro que se disemine a otros órganos, sin embargo, cuando no se trata a tiempo puede extenderse a áreas cercanas pues crece en diámetro y profundidad. Suele afectar a personas mayores de 50 años, aunque cada día se presenta en personas más jóvenes. Los sitios de presentación habituales son cara principalmente en nariz y alrededor de la boca, sin embargo cualquier zona expuesta a la radiación solar es susceptible de daño.

El segundo cáncer más frecuente es el epidermoide, representa aproximadamente el 20% de todos los casos de cáncer de la piel. A diferencia del anterior este si puede extenderse a otras partes del cuerpo. Afecta generalmente a personas mayores de 60 años con predominio en mujeres. Aparece en áreas del cuerpo expuestas al sol, tales como la cara, las orejas, el cuello, los labios y el dorso de las manos.

En términos generales se presentan como zonas de piel de color rojo, planas y escamosas, o como nódulos o úlceras que pueden sangrar con facilidad, una característica importante es que las lesiones tienden aparentemente a la curación pero de forma espontánea vuelven a ulcerarse y a sangran de forma intermitente.

Respecto al melanoma este representa el cáncer de piel más agresivo, es fácilmente reconocido por el dermatólogo entrenado y es curable cuando es diagnosticado en sus etapas iniciales, por ello, la detección temprana a través de la autoexploración y la vigilancia de los lunares son de gran importancia para su pronóstico. Si se descubre en etapas avanzadas es mortal con una sobrevida muy corta. Las lesiones pueden aparecer como manchas oscuras en piel previamente sana o sobre un lunar. Es importante revisar cada lunar del cuerpo, los datos a tomar en cuenta son los siguientes:

A de Asimetría: Es cuando un lunar si se divide en dos partes, una de ellas no es igual a la otra.

B de Borde: La terminación del lunar es de forma irregular, presentando a veces escotaduras.

C de Color: Cuando el color característico del lunar (café o negro) se intensifica o empieza a cambiar y presentarse áreas azuladas ó rojizas.

D de Diámetro: Cuando el lunar mide más de 6 mm y se toma de referencia el tamaño de la goma de un lápiz.

E como Evolución: cualquier mancha pigmentada que cambia de aspecto rápidamente (forma, tamaño, espesor, color) debe constituir una señal de alarma.

Las principales causas de estas lesiones son la exposición excesiva a la radiación solar, radiación artificial mediante el uso de camas de bronceado, exposición a arsénico, factores genéticos, piel blanca, ojos claros, cabello rubio y disminución en la inmunidad.

El tratamiento es variable dependiendo de cada paciente, puede ser desde medicamentos que se aplican sobre la lesión o un procedimiento quirúrgico para retirar la totalidad de la lesión.

La forma más importante de reducir el riesgo de desarrollar un cáncer de la piel es evitar exponerse sin protección a los rayos solares y a otras fuentes de luz ultravioleta. De ahí la importancia de usar un protector solar diario independientemente del clima, además del uso de medios físicos como gorras, sombrillas, lentes, ropa protectora y mantenerse a la sombra siempre que sea posible.

Respecto al filtro solar, debe aplicarse por lo menos 30 minutos antes de exponerse al sol y reaplicarlo cada 4 horas capa sobre capa, el FPS debe ser 30 o 50 (más de 50 no existe, solo es mercadotecnia).

La Fundación Mexicana para la Dermatología recomienda se realice por lo menos 3 veces al año un autoexamen de piel para reconocer signos sospechosos del padecimiento. Es importante observar detenidamente todas las partes de su cuerpo, cuanto mejor conozca su piel, más fácil será para usted saber reconocer nuevas manchas, lesiones sospechosas o cambios en sus lunares.

En presencia de cualquier lesión que sangre o algún cambio en color o tamaño de un lunar es muy importante acudir con el dermatólogo pues el cáncer de piel es curable si se detecta a tiempo.

Facebook:

Dra Dalia Rodriguez

Twitter: dalia_derma

Escrito en: salud en tu piel piel, cáncer, lesiones, lunar

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