A cuatro días de que tengan lugar los comicios para elegir en Coahuila gobernador, alcaldes y diputados al Congreso Local, se advierte que los candidatos Guillermo Anaya de la alianza que encabeza el PAN y Miguel Riquelme abanderado del PRI de los Moreira, se encuentran en empate técnico con ligera ventaja para el panista.
Lo anterior quiere decir que el resultado de las elecciones hoy más que nunca se encuentra en manos de los ciudadanos que con su voto libre y razonado decidirán si el PRI de los Moreira continúa en el poder, o si los coahuilenses haciendo uso del voto como herramienta de construcción de vida pública, impulsamos un cambio para salir del bache en que se encuentra nuestro Estado.
La declinación que hizo José Ángel Pérez en favor de Armando Guadiana es poco significativa en términos numéricos, porque el pequeño sector de izquierda que lo postuló permanecerá en su sitio como voto duro del PT y el voto panista que acompañaba a José Ángel en recuerdo a su militancia en Acción Nacional, volverá en su mayor parte al redil blanquiazul por razones naturales.
Queda Javier Guerrero que al mantener su decisión de permanecer en la lucha sin declinar de modo expreso en favor de ninguno de los otros candidatos opuestos al régimen, deja a sus seguidores en la posición de votar por su candidatura independiente, a sabiendas de que la intención del voto en su favor no le alcanza en ningún escenario posible para ganarle al PRI.
En tal circunstancia ese voto y el de todos aquellos ciudadanos que están a favor del cambio y que han permanecido a la expectativa de la recta final para decidirse por la opción opositora que tenga posibilidades reales de ganarle al PRI de los Moreira, es a no dudarlo un voto decisivo.
Javier recibe la presión y hasta el acoso de Guadiana que siguiendo la directriz autoritaria del Peje López Obrador, después de llenar a Guerrero de un montón de improperios, lo acusa de haber vivido siempre del sistema priísta, y lo conmina en forma prepotente para que decline en su favor; a renglón seguido, Guadiana asegura que no necesita de su apoyo (de Guerrero). Esta posición personalista y estéril aunada al hecho de que a Guadiana tampoco le alcanza para ganar, puede hacer que muchos de los seguidores de Armando con los ojos puestos en el aquí y ahora de Coahuila, antes que en el escenario electoral del año entrante, cambien de parecer en favor de Guillermo Anaya.
El que Javier Guerrero decline en favor de Guillermo Anaya es una probabilidad, más no indispensable para que una parte de sus seguidores se pronuncie por el voto útil en favor del PAN, porque se trata de ciudadanos libres algunos de los cuales provienen del PRI, están hartos de los abusos del moreirato y alientan la expectativa de recuperar los espacios que consideran suyos en el tricolor una vez que los Moreira sean echados del poder. Otros más de los seguidores de Guerrero son ciudadanos sin partido que simpatizan con Javier por las cualidades personales que le reconocen o en su condición de candidato independiente, por lo que a la hora de la verdad, podrían utilizar su voto a favor del PAN para impulsar el cambio.
Lo cierto es que para enfrentar el voto cautivo que favorece al PRI por razones de ignorancia, necesidad extrema o falta de memoria, es necesario que el voto libre y razonado de la mayoría se pronuncie en favor de la opción que haga posible el cambio que con urgencia anhelamos y necesitamos los ciudadanos de Coahuila.
Debemos ir a la segura. Por encima de los colores partidistas o el parecer de los candidatos de oposición que hacen frente al moreirato, está la necesidad de la alternancia como un punto de partida indispensable para emprender el camino de la regeneración material, espiritual e institucional, a la que aspiramos los coahuilenses.