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Los tiempos cruzados

JULIO FAESLER

JULIO FAESLER

El anuncio hecho ayer por el Presidente Trump de retirar a su país del Acuerdo de Paris contra la Contaminación exhibe cómo los EUA abdican formalmente de sus responsabilidades internacionales. Dejan así un vacío que China, con claras intenciones de ser el nuevo hegemón mundial, está presto y preparado para llenar.

Simultáneamente Rusia, con su confirmado propósito de reconstituir el poderío y predominio de que antes gozaba la Unión Soviética, sabrá aprovechar el hueco.

La decisión de Trump se da tomando como fondo del escenario las intenciones y estrategias de los otros países importantes. Es para la mayoría de los observadores claro que no se cumplirá la intención de Trump de poner a su país en primer lugar y de aumentar su capacidad económica hasta el punto de que ningún país pudiera rivalizar efectivamente con él ni mucho menos en lo militar. Habrá de conocer hasta qué grado la fuerza norteamericana en los dos ámbitos es suficiente para mantenerlos a su nivel del predominio alcanzado.

En los próximos años la suerte colectiva del mundo pasan a ser determinado por las decisiones que tomen Estados Unidos, Unión Europea, Rusia y China. Los países de dimensión media como México seguiremos estando a las resultas de las mismas.

La historia la hacen los personajes que interpretan las circunstancias que los rodean para determinar el rumbo de las sociedades a que pertenecen. La decisión que toma el presidente de Estados Unidos ejemplifica lo anterior.

La coyuntura que ayer se resolvió tiene todas las características de ser transcendental, no solo en cuanto a que los Estados Unidos, que contribuyen un alto porcentaje de las emisiones que están alterando la capacidad que tiene la tierra de absorber y digerir los gases venenosos, dejan contribuir al esfuerzo internacional, sino en cuanto que se significa la recomposición de equilibrios políticos y económicos internacionales que se han venido construyendo y funcionando desde el fin de la Segunda Guerra Mundial tendrá que afectar el ritmo y manera de actuar de los países de mediana importancia como es el caso de México.

La primera consecuencia será el acuerdo y que esta semana se anunciará de que China y la Unión Europea unen sus esfuerzos por hacer el Convenio de Paris cumpla anticipadamente sus metas.

Las decisiones del presidente norteamericano son cruciales en cuanto que pueden confirmar la declinación del Occidente como factor final de los acontecimientos mundiales.

La transferencia de poder del occidental hacia el Oriente tiene muchas consecuencias. Atrás queda su vocación civilizadora de promover la variedad de Democracia que propaga Estados Unidos como la versión más moderna de la filosofía judeocritiana.

Atrás, queda el empeño por replicar la evolución económica capitalista. Las reacciones que se están escenificando en muchas sociedades contra las injusticias que propicia, confirman que las fórmulas hasta ahora respetadas y adoptadas por la mayoría de los gobiernos no son garantía de paz ni de concordia y prosperidad.

La búsqueda de nuevas rutas hacia el progreso es la obsesión del día, tanto en los países que constatan fracasos sociales como en los que, con mucha razón, ya dudan de la sabiduría de imitarlas. Pero mientras vacilan, las necesidades populares aumentan al paso de cada mes.

El cambio de circunstancias internacionales nos plantea la disyuntiva de seguir como hasta ahora, dependientes en cuanto a las características y ritmo de nuestro desarrollo, de las decisiones que tomen los países más poderosos, o hacer valer nuestro desaprovechado potencial para impulsar con ánimo resuelto, esfuerzos y creatividad, la evolución de nuestro país. Todo depende de la decisión que queramos tomar.

La decisión corresponde a los dirigentes de nuestra sociedad en el gobierno y en empresariado. Son ellos los que tienen el poder de optar entre las alternativas mencionadas.

Hasta ahora México ha estado directamente vinculado a Estados Unidos por razones de contigüedad y por ser ese país reconocido como el más poderoso económica y militarmente. De nuestra actual situación y de las perspectivas que otras rutas ofrecen se derivan conclusiones que debemos meditar y poner en práctica.

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