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En construcción un nuevo equilibrio mundial

JESÚS CANTÚ

El presidente norteamericano Donald Trump está cumpliendo (o al menos, intentando cumplir) sus promesas de campaña y, en ese sentido, está infligiendo daños irreversibles a la humanidad, como en el caso de su postura en materia ambiental y su anuncio de abandonar el Acuerdo de Paris, pero también provoca enormes vacíos de liderazgo que pueden modificar totalmente la correlación política mundial.

En el ámbito económico es prácticamente un hecho que para el año 2030, China desplazará a los norteamericanos como la primera potencia mundial, sin embargo, se esperaba que Estados Unidos mantuviera su liderazgo mundial especialmente por ser la mayor economía del mundo occidental, que sigue siendo el hegemónico.

Sin embargo, hay -al menos- tres decisiones del presidente norteamericano que promueven la emergencia de un nuevo liderazgo: primero, fue su decisión de abandonar -y con ello aniquilar el Tratado Transpacífico (TTP)-; su postura ante los países integrantes de la Organización del Tratado del Atlántico Norte; y, finalmente, su decisión de abandonar el Acuerdo de Paris.

Sus posicionamientos respecto a los dos últimos temas de inmediato generaron reacciones de los mandatarios de los países europeos. Primero fue la Canciller alemana, Angela Merkel, quien de inmediato sentenció, que Europa ya no puede confiar en sus aliados y tiene que tomar su destino en sus manos.

Tajante sentenció: "Lo he experimentado en los últimos días. Los europeos tenemos de verdad que tomar nuestro destino con nuestras propias manos, por supuesto en amistad con Estados Unidos, con Reino Unido y, como buenos vecinos, donde sea posible también con otros países, incluso con Rusia".

Pero el flamante presidente francés, Emmanuel Macron, también fue muy firme en su posición: "Quiero decir a todos los científicos, ingenieros, emprendedores y a todos los ciudadanos responsables decepcionados por esta decisión del Presidente de Estados Unidos que encontrarán en Francia una segunda patria... Hagamos al planeta grande de nuevo".

En sus primeros cuatro meses y medio de gobierno el presidente del vecino país del norte, prácticamente ha dedicado todos sus esfuerzos a destruir el legado de Barack Obama, en diversos ámbitos de la vida norteamericana y mundial, pero hasta hoy en los que ha podido lograr su objetivo, es en los que involucran la política exterior y, particularmente, en aquéllos que habían surgido a partir del liderazgo norteamericano, como eran el TTP y el Acuerdo de Paris.

El primero para impulsar la alianza de todos los países que tienen costas en el Océano Pacífico para impulsar el libre comercio, particularmente para atenuar el creciente poderío chino, sin embargo, Trump decidió destruirlo y de inmediato China aprovechó la oportunidad e intenta reconstruirlo, pero ahora sin los norteamericanos, lo que eventualmente se les podría revertir a éstos en el futuro.

También por iniciativa norteamericana, ante las graves consecuencias que el calentamiento global representa para el planeta, se había logrado el Acuerdo de Paris que incluye hoy a 194 países, los únicos que hoy no se encuentran en el mismo son Estados Unidos, Nicaragua y Siria.

Los compromisos norteamericanos eran los que más aportaban para lograr que la temperatura no subiera más de 2 grados centígrados por encima de los que se tenían en la era preindustrial; pero también es una realidad que ellos son el segundo mayor contaminador del mundo (únicamente después de China) y el que más bióxido de carbono ha emitido a la atmosfera.

En este caso las respuestas de continuar a pesar de la posición norteamericana han sido inmediatas y contundentes. Primero fue China, que en la actualidad es el mayor contaminador del mundo; y, posteriormente, como ya se dejó constancia, fueron los europeos, que ocupan el tercer lugar en cuanto a contaminación.

Por el hecho de que en prácticamente todos los tratados internacionales Estados Unidos es el país que tiene los mayores compromisos, tanto en términos de aportaciones económicas como de limitaciones impuestas -como en el caso del Acuerdo de Paris-, para Trump significa que son inequitativos y los colocan en desventaja. Por eso repite, una y otra vez, que a él lo eligieron para velar por los norteamericanos, no por los habitantes del resto del mundo.

Pero se olvida que eran precisamente estas aportaciones y estos compromisos eran en función de su poderío y la primera posición que ocupa en prácticamente todos los ámbitos y, por lo tanto, el que actuara de conformidad con ello eran lo que le permitían a Estados Unidos ser el líder mundial y exigir a los otros países que también se comprometieran. Al salirse y tratar de renegociarlos desde fuera está dejando un vacío, que alguien ocupará.

Es una realidad que en el futuro Estados Unidos puede revertir estas decisiones y reintegrarse a estos acuerdos, pero lo que será mucho más difícil es recuperar el liderazgo que tenían hasta enero de este año, pues los países que ocupen los vacíos que generó Trump se empeñarán en mantenerlos.

Como era lógico las decisiones y acciones de Trump no sólo afectan a los norteamericanos, sino a todo el mundo y sus consecuencias trascenderán a su mandato; en algunos casos serán irreversibles, como en el caso de los daños al medio ambiente y en la emergencia de un nuevo equilibrio mundial, en el que Estados Unidos ya no ocupará el mismo liderazgo que ocupó a partir del fin de la segunda guerra mundial.

Lo cierto es que hoy está en construcción un nuevo orden político mundial y, en gran parte, como consecuencia de los vacíos generados por Trump.

Escrito en: JESÚS CANTÚ Estados, Unidos, todos, eran

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