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Nos robaron

Jaque Mate

SERGIO SARMIENTO
"Nos robaron la elección de la manera más burda."— Humberto Moreira

La liturgia electoral mexicana tiene varios capítulos claramente diferenciados. Primero son los actos anticipados de campaña. Después los destapes. A la campaña, con su avalancha de spots y descalificaciones, sigue la votación, que termina por ser lo menos importante. Continúan las protestas por el fraude, las impugnaciones, las manifestaciones y los bloqueos de calles y carreteras. El acto final es la decisión, ya no de los ciudadanos sino de los magistrados electorales. Después comienza el nuevo ciclo. En este momento nos encontramos en el capítulo del "Nos robaron".

No sorprende que los procesos electorales tengan tan poca credibilidad en nuestro país. La sociedad está convencida de que tenemos un sistema electoral con enormes vicios y poca transparencia. Las encuestas revelan que los mexicanos no creen que México sea democrático.

Yo tengo otra opinión. En lo fundamental, la elección libre de gobernantes, hemos logrado construir un sistema democrático que nos permitió pasar de un régimen de partido virtualmente único a una democracia participativa e intensa con alternancia de partidos en todos los niveles de gobierno.

Del México de 1976, cuando José López Portillo ganó la elección presidencial con el 100 por ciento de los votos (lo que significa que mi sufragio no contó), hasta el fraude sistemático de 1988, hemos vivido una gran cantidad de cambios. Las reformas electorales de los noventa fueron positivas y establecieron las bases de una democracia. La de 1997 dejó un sistema sensato y equilibrado que después se pervirtió, a mi juicio, con la reforma de 2007, la que nos dio la avalancha de spots, y la de 2013, que eliminó al IFE y creó el INE.

Recuerdo en 1998 o 1999 una conversación con Felipe González, el ex presidente socialista del gobierno español, que señalaba que los mexicanos éramos excesivamente críticos de nuestro sistema político. "Ya vivís en una democracia -me dijo--. Sólo que no os habéis enterado."

Desde 1997 no hemos tenido un régimen de partido único. El presidente no ha contado desde entonces con mayoría absoluta en el Congreso. La izquierda ha gobernado la Ciudad de México estos 20 años. El PRI perdió por primera vez una elección presidencial en el 2000, a manos del entonces panista Vicente Fox, y volvió a perder en 2006, frente al también panista Felipe Calderón. Recuperó, sin embargo, la presidencia en 2012 con Enrique Peña Nieto. Estos cambios sólo se dan en una democracia.

Para algunos, sin embargo, no ha habido una transición democrática y no puede haberla mientras la izquierda no gane una elección presidencial. El PRIAN, dicen, es la misma cosa. De hecho, la transición ni siquiera la marcaría el triunfo de cualquier partido de izquierda. porque el PRD se ha aliado a la mafia del poder.

Ninguna democracia es perfecta, pero establecer como criterio de la transición el triunfo de un partido en especial no tiene sentido. En México hay una enorme desconfianza de la clase política y tenemos reglas electorales costosas y burocráticas. Eso no significa, empero, que no tengamos una democracia.

En la fiesta de la desconfianza las descalificaciones se vuelven sorprendentes. Sólo en el folclor mexicano podemos tener a un Humberto Moreira, ex gobernador de Coahuila y ex presidente nacional del PRI, quejándose del fraude electoral en su contra: "Es lo más burdo que he visto en mi vida", dice Moreira. "Organicémonos todos los que fuimos asaltados por el puto tirano del gobernador y su bola de secuaces." Ese gobernador tirano es Rubén Moreira, su hermano.

Roberto Borge, ex gobernador de Quintana Roo, ha sido detenido en Panamá. La lista de ex gobernadores investigados, detenidos y procesados no deja de crecer. La pregunta es: ¿ha terminado la impunidad?

Twitter: @SergioSarmiento

Escrito en: Jaque Mate elección, partido, México, gobernador

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