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¿Y ahora qué sigue?

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¿Y ahora qué sigue?

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OMAR ORTEGA SORIA

A algunos días del proceso electoral del 4 de junio, ya se está en condiciones de dar algunas lecturas de lo que pasó: el PRI a pesar de seguir siendo el partido más votado, si se combinan los procesos electorales locales, si perdió un gran porcentaje de votos, siendo estos captados por Morena; existe una importancia creciente de que las autoridades arrojen resultados confiables e inmediatos, para evitar la especulación política; las elecciones serán cada más cerradas; la relevancia de la estructura partidista para el triunfo y por supuesto, que 2018 se avizora como un proceso muy complicado.

Por un lado, el PRI recupera su confianza, si como se pronostica, se consolidan sus triunfos en Estado de México y Coahuila, el PAN tiene victorias que son insuficientes en Veracruz y Nayarit, provocando que su situación interna sea cada vez más complicada y la lucha entre sus grupos más evidente, mientras que Morena, sin tener resultados electorales exitosos, se posiciona como un partido con un gran potencial de votos, y por último, el PRD, no estaba tan muerto como se decía.

Si el PRI logra seguir atomizando el voto de izquierda, aprovechando la balcanización del PAN, denostando al Presidente de Morena, y sobre todo, consigue posicionar un candidato fuerte que cohesione a todas sus fuerzas, en 2018 no estará tan derrotado como muchos pronostican, la cuestión es que a un año de las elecciones, este personaje todavía no aparece.

Ahora bien, en el ámbito legislativo, el ambiente es igual de complejo. Sin los acuerdos necesarios, y sobre todo, con los Legisladores concentrados en los conflictos postelectorales, es muy difícil que se convoque a un periodo extraordinario de sesiones como se tenía programado una vez acabado el proceso electoral.

Los problemas están ahí, en primer lugar, la ya muy prometida Ley de Seguridad Interior, que buscará después de 10 años dotar de un marco legal a la participación de las fuerzas militares en el combate al crimen, situación que pase a que se está discutiendo desde finales del año pasado, todavía no existe un consenso para que pueda ser votado.

Después tenemos la también ya célebre cuestión del mando policial, que ya no se sabe si quedará como mando único o como mando mixto, a pesar de que el Senado ya aprobó este último, el PRI dio reversa con los Diputados, justificándose que el mando mixto provocaría que no existiera un responsable bien definido o que los municipios renunciaran inmediatamente a estas atribuciones.

En lo que parece que si hay, es en el aumento de las penas para el robo de hidrocarburos, que está pendiente de aprobarse en el Senado, y en el desafuero de Eva Cadena, sin embargo, definitivamente el conflicto postelectoral y los recuentos, harán imposible que se logre convocar del 19 al 23 de junio, como se proponía.

En primer lugar, a pesar de la disposición de algunos grupos parlamentarios, es muy probable que se contaminen las discusiones con el ámbito electoral, es muy difícil evitar la tentación de hacer un señalamiento desde la máxima tribuna de la nación, pero sobre todo, será imposible sesionar si no se cuentan con los dictámenes correspondientes.

Y para contar con dictámenes, los diputados deben de sesionar, y para sesionar, deben de ausentarse de sus Estados, por lo que mientras que no existan estas condiciones mínimas, será poco probable que en junio exista alguna sesión. El tiempo sigue corriendo.

Twitter: @omarortegasoria

Escrito en: mando, pesar, proceso, todo,

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