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Las 'buenas cuentas' de Osorio Chong ¿Autoridades o criminales?

Historias de Reportero

CATALINA PÉREZ CORREA

Marzo de 2017 está en el "Top 3" de los meses con más homicidios dolosos. Se abrieron 2 mil 20 carpetas de investigación, es decir, tres por hora, según el Observatorio Nacional Ciudadano.

Según Semáforo Delictivo, en la primera mitad de este año las ejecuciones aumentaron 70 % con respecto del año pasado: 24 ejecutados al día.

Desde hace doce años no se disparaba el robo de vehículos como sucedió en el trimestre enero-marzo. Se robaron 234 automóviles diariamente. Subió 16 por ciento con respecto del año pasado, según datos de la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros.

Desde que se empezaron a contar los asaltos a negocios no había un trimestre tan grave como el primero de 2017. Se registraron casi 90 cada día. De un año a otro subió 50 por ciento, según el Observatorio Nacional Ciudadano, rompiendo una tendencia consistente a la baja que venía desde 2011. La mitad de estos robos fue con violencia.

La Asociación Alto al Secuestro dice que en los primeros cuatro años del sexenio de Enrique Peña Nieto se duplicaron los secuestros comparados con los cuatro años iniciales de la administración de Felipe Calderón, famosa por sus niveles de violencia. Casi nueve mil.

La extorsión creció 23 por ciento de un año a otro, comparando el período enero-marzo. 16 cada 24 horas, alertó el Observatorio.

¿Y el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong?

Por el puesto que tiene y por encargo del presidente Peña Nieto, Osorio Chong es el encargado de que marche bien la seguridad en el país. En lo que va de su gestión, ha tenido buenas rachas. Pero han sido más las malas. La peor es la que atraviesa ahorita. En muchos rubros -lo acabamos de relatar para distintos delitos en distintas fechas- es el peor momento de la historia.

Pero el secretario Osorio Chong está entregando inmejorables cuentas.

No es que manipule la estadística, no es que juegue con los números, no es que maquille las cifras. Es que las prioridades son otras: Miguel Osorio fue encargado -también personalmente por el primer mandatario- de la operación política a favor del PRI en las elecciones de este año.

En contra de todos los pronósticos -y echando mano de todos los recursos a su alcance, que no son pocos y no son sólo económicos-, Osorio Chong anotó para el PRI dos gubernaturas. Faltan las impugnaciones y las negociaciones, pero no se esperaba ni siquiera que el partido oficial encabezara los recuentos como terminó sucediendo en Estado de México y Coahuila.

En eso ha estado concentrado. Quizá por eso la inseguridad está más descompuesta que nunca. Y sí, los alcaldes, los gobernadores, las policías... sí. Pero el responsable máximo ante un panorama nacional tan dramático -que va mucho más allá de un repunte en un estado o en una región- es el presidente Peña. Y a quién él encomendó esa tarea fue a su secretario de Gobernación.

Esas son las cuentas que entrega Osorio Chong.

Parecía que tenía un pie y medio fuera de la privilegiada "prisión". Que ya tenía el visto bueno que necesitaba para salir. Luce como que ese visto bueno le fue retirado.

Hace unos días circuló un video en el que la presidenta del DIF de Zacatecas (SEDIF), Cristina Rodríguez, criticó duramente un baile que realizaron estudiantes de una telesecundaria. En la representación, presentada en el marco de la feria DIFerente, varios estudiantes (la mayoría mujeres), participan vestidos con pantalón militar, blusa negra, pasamontañas negro y lentes obscuros.

"Queremos ver jóvenes bailando aquí vestidos de médicos, ingenieros, astronautas. No los queremos ver vestidos como sicarios. (...) Entendemos que los delincuentes no brotan de las lechugas, brotan de los hogares donde padres y madres se sienten derrotados y dejan de hacer su trabajo." dijo la presidenta del SEDIF al concluir el evento.

La supervisora de la zona escolar no. 27, Evalia Núñez, respondió a la Dra. Rodríguez en una carta pública: "(...) yo presencié sus ensayos momentos antes de su presentación y no encontré nada malo en ello, al contrario se veían entusiasmados y se esforzaron porque su presentación fuera buena", escribió. "Los alumnos utilizaron esa vestimenta tratando de imitar a los militares y no a los sicarios como usted lo mencionó".

Medios de comunicación y redes sociales pronto expresaron rechazo frente a la postura de la presidenta del SEDIF por estigmatizar y criminalizar a las jóvenes al llamarlos sicarios por su vestimenta. Otros expresaron su apoyo, afirmando que el vestuario constituía una apología del delito y, por tanto, una afrenta a la paz social. Como suele suceder, el debate en redes pasó del plano de las razones al de los descalificativos, dejando un espacio que poco invita a reflexión. El incidente, sin embargo, muestra crudamente un aspecto de la realidad mexicana: cada vez es más borrosa la línea entre Estado y crimen, entre autoridades y delincuentes.

En el video es difícil distinguir a quiénes personifican las jóvenes, si a criminales o autoridades, pero ello refleja la realidad. Diariamente vemos en las calles a policías con los rostros cubiertos, viajando en camionetas equipadas con ametralladoras y con rifles en las manos. Vemos a militares, también cubiertos y armados, patrullando las calles en lugares donde la policía es sinónimo de crimen o negligencia. En amplias partes del país, las comunidades se han organizado y armado para protegerse contra el crimen organizado porque las autoridades -locales y federales- no cumplen con ese deber fundamental y/o están coludidas o de plano sometidas a estos. En otras partes, miembros del crimen organizado patrullan armados y uniformados, como lo hacen las policías. Autoridades y criminales se mimetizan. Los primeros se cubren el rostro, los segundos portan uniformes. (Para quienes crecimos durante los años 80, el pasamontañas era lo que permitía identificar al ladrón).

No sólo es un problema de apariencias, vivimos en el México donde policías locales detienen a estudiantes y los entregan al crimen organizado para ser desaparecidos. Un país en el que policías federales torturan y matan sin que se hagan investigaciones al respecto, basta decir que se trataba de "presuntos miembros del crimen organizado"; donde un soldado es filmado ejecutando a un civil herido y sometido pero la autoridad civil no logra aportar pruebas suficientes para procesarlo.

El combate al crimen organizado ha desdibujado la línea entre Estado y crimen, entre lo legal y lo ilegal, entre civiles y militares. En su lugar tenemos una realidad imposible de juzgar con categorías de bueno y malo, correcto o incorrecto. No sorprende que la representación que hacen los jóvenes sea confusa, cuando el referente de autoridad también lo es. El baile - y su crítica- muestran que si bien todos vemos lo mismo, entendemos cosas muy distintas. Lo único de común entendimiento parece ser la confusión entre autoridad y criminal.

@cataperezcorrea

Escrito en: historias de reportero Osorio, crimen, organizado, Chong

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