La Supercarretera se ha vuelto un 'dolor de cabeza'

Cuando se inauguró la súper carretera Durango-Mazatlán el mayor orgullo era el puente Baluarte, el más alto en su tipo, incluso con un récord Guiness. En la actualidad, esta vía de comunicación terrestre bien podría tener un nuevo récord: el de la carretera con más tiempo en rehabilitación.

Ya sabemos que la construcción de la supercarretera tardó cerca de 12 años y en cuanto cortaron el último listón para abrirla al público en general poco duró el gusto de transitarla de principio a fin sin interrupciones.

Muy rápido comenzaron a surgir los defectos en la cinta asfáltica con baches, ligeros hundimientos y en cuanto inició la temporada de lluvias algunos túneles se colapsaron. Desde entonces, las reparaciones han sido constantes y otra vez, varios tramos se encuentran en mantenimiento porque por más parches que le han colocado, no acaba de estar en óptimas condiciones.

Oficialmente la súper carretera Durango-Mazatlán costó 28 mil millones de pesos pero a eso habría que sumarle el dinero que durante años se ha estado aplicando en rehabilitaciones de tramos que tienen fallas. Y pese a las deficiencias que saltan a la vista, a pesar de que las mismas autoridades reconocen que hubo corrupción en su construcción, no se sabe que alguna persona, ya sea empresario o funcionario, que haya rendido cuentas por tan malos trabajos. La impunidad en este caso es directamente proporcional a la mala calidad de la carretera.

"Con esta obra, Durango se abre al mundo para aprovechar nuevas oportunidades de desarrollo", dijo el entonces gobernador del estado Jorge Herrera Caldera cuando fue la inauguración de la supercarretera aquel 17 de octubre de 2013. Hasta la fecha, sus palabras no se han convertido en realidad.

La carretera, anhelada por décadas, se ha vuelto un dolor de cabeza: además de su mal estado físico, sus casetas son tomadas como medida de presión cuando hay inconformidades de algún sector de la sociedad y transitarla ha sido mortal para más de una persona.

La queja constante de los usuarios es que la cuota que se paga no corresponde con el servicio prestado pues dista mucho de ser una carretera segura. Sin embargo, las autoridades en la materia hacen oídos sordos y ni imaginar que bajen los precios. Por eso, muchas personas prefieren usar la vieja ruta, por lo menos del tramo Durango-El Salto, pues consideran que es más confiable.

Dentro de los planes que se tenían para esta carretera era convertirla en un atractivo turístico, con la idea de un fabuloso mirador. Sólo en sueños se quedó ese proyecto. Por lo pronto, el mayormente beneficiado con la existencia de esta rúa es Mazatlán, donde prácticamente ya no tienen temporada baja y sus hoteles mantienen buenos niveles de ocupación todo el año.

Se aproxima el periodo vacacional de verano por lo que es urgente que la súper carretera esté en las mejores condiciones posibles y con la señalización correcta para evitar más tragedias. Tal vez es mucho pedir.

PUNTO Y APARTE.- Ya que los regidores del H. Ayuntamiento de Durango tienen bastante tiempo libre, tal vez pudieran sentarse a dialogar para regular el uso de pirotecnia en festividades, ya sea religiosas o de alguna otra índole, la que genera una gran contaminación auditiva y afectan la salud mental de las personas.

Aunque se respeta la libertad de credo, es importante que se evite el uso de los molestos cohetes a altas horas de la madrugada o durante tiempos prolongados, debería existir un horario apropiado para que se utilicen estos materiales explosivos sin afectar a terceros. ¿Cómo ven señoras y señores regidores, se podrá?