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¿Por qué un fiscal anticorrupción?

Pura Intuición

RAFAEL ALARCÓN

Con mucha atención se escucharon las noticias de la formación de todo un nuevo aparato burocrático para la creación de un nueva fiscalía anticorrupción con todo un equipo de participación ciudadana, con todo un gasto burocrático como si lo que tenemos fuera insuficiente, pero lo que debe de ser una vocación de servicio, de atención al ciudadano, de eficiencia tenemos que poner un equipo que fiscalice lo que debe de ser honesto porque la corrupción es uno de los fenómenos y característica más clara de nuestro sistema de gobierno por qué debemos de cuidar a los que sirven.

Corromper significa dañar, alterar, echar a perder, viciar, pervertir. Cambiar el propósito originario de una cosa, que deviene en algo negativamente considerado por la moral social. Siguiendo ese sentido la definición actual, generalizada entre los expertos en la materia, la corrupción es el uso de la posición y el poder públicos para fines ilegítimos, inmorales, ilegales o diferentes a lo formalmente establecido ya para ser corrupto se requieren dos elementos el que da y el que la recibe o el que la pide y y la da.

Muchas veces hemos escuchado decir en México que el problema de nuestro país es la corrupción y que ésta ha invadido al Estado. De esta forma, sostienen, se ha conformado un Estado perverso, manejado por una clase política también perversa cuyo objetivo es llenarse los bolsillos y estafar a la sociedad. Sostengo aquí en cambio, que estas proposiciones nos dejan una imagen distorsionada de la realidad. Una imagen en la que nuestra sociedad, ingenua y pasiva, se encuentra condenada al fracaso debido al mal manejo que de ella hacen un grupo ("los políticos") y a una institución ("El Estado").

Como parásitos que viven y manipulan a nuestra sociedad, esta "clase" política no ha sabido llevar a la sociedad al puerto que merece. De esta manera, con una visión muy conveniente a una sociedad que se victimiza a sí misma, que quiere transferir su culpa, se soluciona el difícil problema que significa comprender la complejidad de la situación argentina en todas sus dimensiones.

Permitiéndonos, por otro lado, volver a la cómoda y calmada resignación de nuestros asuntos privados. Sostenemos aquí que la causa de la corrupción que reina en nuestro sistema no debe buscarse solo en el Estado, sino en la sociedad.

A pesar de las visiones más hegelianas (Hegel, 1975), el Estado no nace de la nada, de una idea o en forma descendente, sino que se desprende necesariamente de una sociedad. El Estado es una continuación y un componente de todo el sistema social. Y si el Estado baila al ritmo que la sociedad le marca, lo que se impute a éste, tendrá que hacerse cargo aquélla.

En las Ciencias Sociales se he tratado el tema de la corrupción como problema estructural en alusión al concepto de "anomia" o falta de normas. Para Merton (2002), la cultura sería "el cuerpo organizado de valores normativos que gobierna la conducta que es común a individuos de determinada sociedad o grupo." Es decir que esto comprende valores y reglas de conducta. Asimismo, la estructura social sería el "cuerpo organizado de relaciones sociales que mantienen entre sí diversamente los individuos de una sociedad o grupo".

De esta manera, la anomia o falta de normas sería la disyunción aguda entre las normas y objetivos culturales por un lado, y las capacidades socialmente estructuradas para los individuos del grupo de obrar de acuerdo con aquellas pautas culturales por el otro.

Como resultado de esto aparece la anomia y la tendencia a la conducta desviada. El proceso hacia la conducta desviada del individuo se produce porque éste, al manifestársele la meta cultural inasequible por los medios culturalmente legitimados para hacerlo, tiende a buscar una alternativa ilegítima. Esto es, si no puede lograr su nivel de bienestar o no puede satisfacer sus necesidades básicas por los medios socialmente aceptados, lo hará por otros medios aunque algunas veces la necesidad o la sed de tener es patológica.

Este fenómeno no está restringido a cierto sector de la estructura social, sino que se aplica a todos los niveles debido a que el grado en que la meta social ha sido satisfecha es jurisdicción propia de cada individuo y su percepción subjetiva. De esta manera, podemos entender cuál es la fuente principal de conducta desviada en una sociedad.

El nivel del PBI per cápita es, sin duda, el indicador que posee mayor poder explicativo entre los distintos índices que se suelen utilizar para caracterizar este fenómeno." Lo anterior no significa que las conclusiones a las que se intenta frecuentemente arribar no sea efectivamente correcto, sino que no es esa la manera de darles pretensión científica.

La pobreza es tanto causa como efecto de la corrupción. Es causa porque en un ambiente de pobreza, las necesidades son muchas y las tentaciones para corromperse por ende más fuertes. Además, las características que acompañan la pobreza (bajo nivel educativo por ejemplo) hacen que sea más difícil realizar un efectivo control hacia los centros de poder.

Por otro lado, no son los sectores de bajos recursos los principales usuarios del sistema de instituciones y prácticas corruptas, sino los que tienen efectivamente dinero para sobornar, y una empresa que fortalecer, crear o proteger. En este sentido, los pobres parecen ser víctimas antes que principales beneficiarios del sistema.

Es mi intuición que se gasta en cuidar en algo que debe de ser una vocación de servicio y aceptar que la corrupción es la característica de nuestras instituciones o la realidad es denotar que las crisis de valores de nuestra sociedad han llegado hasta lo más alto de nuestra sociedad.

Escrito en: Pura Intuición corrupción, sociedad, sino, nuestra

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