El béisbol, un deporte hermoso

Hola, compañeros y amigos de este hermoso mundo de las cuatro bases.

Es un placer estar con ustedes esta semana, en la cual si me siento muy contento por Durango y su pasión que ha demostrado por el béisbol.

PRIMER LANZAMIENTO

Aún recuerdo cuando era niño y que el estadio de los Acereros de Monclova me quedaba a unas cuadras de la casa y en aquel entonces los niños de 11 a 14 años ya andábamos en la "palomilla" y por todos lados.

El béisbol es un deporte tan hermoso que me ha permitido hacer amigos y familiares, ya que hemos pasado las buenas, las malas y las peores.

Muchos entrenamientos, lesiones, golpes y dolores que se olvidan al momento de estrechar la mano de los ídolos, como lo fueron en aquel tiempo, para mi, Donald Cañedo, Altan Green, Rosario Valdez, Leo Valenzuela, entre otros.

BATAZO DE HIT

Alguna vez mi amiga y compañera de profesión Linda Cristal, me preguntó que cual era mi mejor experiencia en el béisbol.

No hay mucho que contar, nunca fui de los más destacados, pero sí de los más gansos; sin embargo, mi mejor experiencia fue aquel verano, hace tres años, en el cual en coordinación con el manager Jesús Luna realizamos un curso de verano en el Francisco Villa.

Esa experiencia simple la llevaré en el corazón. Porque el llegar al campo de pelota y que ya estén algunos niños, en primera su puntualidad era motivo de alegría, pero en segundo y el que me llenó de energía fue el como nos recibían a Jesús Luna y un servidor, quienes no cobramos un solo peso por ese curso.

El sentir el abrazo de los niños, el ver como escuchaban las indicaciones y las experiencias que les contaba cuando tenía su edad y como perseguir a los peloteros, los faules y luchar por quedarse con una pelota, era el pan de cada día en el estadio de béisbol.

CURVA AL CENTRO

Desde aquellos tiempos y hasta ahora, el ir a un parque de pelota representa la posibilidad de salir con un souvenir gratis, el autógrafo de las figuras que están en el terreno de juego y que merecen todo el respeto.

Mi sueño era estar de cerca o pertenecer a un equipo profesional de béisbol, ya que desde niño mi padre me llevó al parque de pelota y veía como se llevaba bien con la mayoría de los Acereros de los años 80's.

En plan de broma he dicho que estuve tan cerca de ser jugador profesional, porque tenía todo, parecía buen pelotero, estatura, me vestía bien, le ponía las ganas del mundo, solo me faltaba una cosa, talento.

Ahora que vivo de otra manera la pelota profesional, es digno de reconocer la afición de Durango, misma que aún no termina esta temporada y ya están buscando los bonos para el próximo año y planeando mil actividades.

En serio no me cansaré de felicitar a la afición de Durango por su pasión entrega y sobre todo, que no son el típico villa melón, sino que conocen de béisbol.

Quedamos en tres y dos.