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Suicidas

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YAMIL DARWICH

De nuevo aparece un signo más sobre los cambios de la vida social, que nos advierte la pobre calidad de existencia humana que hemos estado compartiendo.

Ahora, la Procuraduría General de Justicia del Estado de Coahuila, advierte sobre el incremento de intentos y suicidas en Torreón, lo que representa un problema que se ha generalizado en el mundo occidental, incluido México y nuestra Comarca Lagunera.

Otra vez aparece como responsable -al menos en parte- el fortalecimiento del materialismo, consumismo y el individualismo por encima de lo anímico -lo espiritual- y aquello que ofrece alternativas de verdadera salud integral.

Cuando yo era universitario, las prácticas suicidas prácticamente estaban restringidas-excepción de problemas mentales en jóvenes- a personas adultas; hoy día, sabemos de niños que se quitan la vida por haberles castigado su teléfono celular o jóvenes, porque sienten limitadas sus posibilidades de éxito para su vida futura.

Recuerde que otro de los signos sociales de insatisfacción es la alta estadística de muchachos que quieren dejar la región por no visualizar posibilidades reales de su desarrollo profesional y social. Claro que en esto también influye la baja capacidad de generación de empleo digno para todos esos muchachos recién graduados, la corrupción sin freno y la inseguridad imperante.

Piense que a todos nuestros jovencitos los bombardean con imágenes de éxito en base a poseer cosas materiales y tener dinero para adquirirlas; en contrapartida, les dejan pocas alternativas honorables para conseguirlo.

Cuando nos preguntamos ¿qué puede llevar a una persona a suicidarse o intentarlo?, la respuesta es: varios factores; le menciono algunos de los más frecuentes:

Desde luego los estados emocionales son importantes y, desgraciadamente, los factores desencadenantes van en aumento: la llamada Enfermedad Bipolar, la depresión por sí misma, esquizofrenia, estados neuróticos y paranoides, el estrés constante y prolongado, la ansiedad padecida por largos períodos, enfermedades graves y/o terminales, sentimientos de pérdidas afectivas, como la muerte de algún ser querido o finalizar relaciones amorosas teniendo dependencias patológicas y las toxicomanías.

Las personas con tendencias suicidas buscan evadir situaciones insostenibles de convivencia en la vida social, familiar o laboral, siempre a su manera de ver, que muchas veces es extremista -caso del administrador fraudulento, el deudor grave- o por no creerse amados, etc.

Son personas padeciendo estados emocionales "débiles", que viven con sentimientos de minusvalía personal: abuelos maltratados; enfermos crónicos; abandonados por su pareja; aquellos que sienten rechazo familiar o social y/o viven en soledad.

Todos tienen en común las sentimientos intensos de infelicidad.

Se dice que todos ellos buscan, desesperadamente, ayuda para resolver sus problemas o aliviar su estado emocional; por lo general advierten a los cercanos sobre sus intenciones o envían señales que en ocasiones no logramos identificar, siempre buscando apoyo.

Algunos expertos hablan de la posibilidad de que algunos mueran por error -sobredosis o intoxicación por gases, por ejemplo- al mal calcular su advertencia.

Para darnos una idea de si estamos ante un enfermo con posibilidades de intento de suicidio, podemos buscar algunos síntomas o comportamientos:

Observarlos distraídos, desatentos, olvidadizos; con problemas laborales, mostrando ineficiencia o apatía en la escuela y/o mal aprovechamiento académico; manifestar pérdida de interés por la vida, quejarse repetidamente de su mala fortuna, decirse malqueridos; reaccionar exageradamente a situaciones personales que no son o no parecen graves; o bien, descuidar sus responsabilidades; advertir indirectamente sus deseos de morir, hablando de "heredar", empezar a repartir entre familiares y amigos cosas personales; mostrar indiferencia por actividades que anteriormente le entusiasmaban -deportes, por ejemplo- o negarse a salir de su habitación a convivir con familiares y amigos; romper con usos y costumbres practicadas y, dado el caso, buscar dialogar y hasta pedir perdón por acciones cometidas con anterioridad; tener pérdida de apetito; indiferencia a reuniones o encuentros de festejo con amigos; padecer insomnio; comprar armas; etcétera.

Cuando veamos algunos de estos síntomas en alguna persona cercana -entre más síntomas, mayor posibilidad de estar ante un suicida potencial- hay que actuar de inmediato:

La mejor decisión es buscar ayuda con un profesional de la salud: psiquiatra, psicólogo o médico, que le ayude a valorar la situación real del paciente y, en el caso, dar tratamiento. Desde ahora le pido, encarecidamente, evite cualquier tipo de automedicación o interconsulta con amigos no preparados profesionalmente.

Si acaso se encuentra ante una crisis del enfermo, no lo deje solo, háblele, anímelo y escúchelo muy atentamente; él, probablemente, buscará desahogar sus ansiedades.

El incremento de la ansiedad, depresión y el suicidio es consecuencia directa del estrés al que estamos expuestos; por renunciar a lo espiritual y fortalecer el ansia por lo material -incluyendo lo únicamente deseable o innecesario-; ese es uno de los caminos más seguros para llegar a alterar el equilibrio anímico y de ahí, poder alcanzar estados de desesperanza, con todas sus consecuencias. ¿Conoce algún caso?

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Escrito en: Diálogo vida, estados, posibilidades, todos

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