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¿Qué turismo queremos?

Pulso Legislativo

OMAR ORTEGA SORIA

En pleno periodo vacacional, es útil e indispensable hacer una reflexión sobre el impacto que tiene el turismo en las comunidades. Generalmente únicamente se ve su lado positivo, es decir, la derrama económica que deja, ya sea por la ocupación hotelera, la utilización de servicios locales como transporte, restaurantes y guías; por lo que es muy lógico que todos los niveles de gobiernos tengan instituciones con programas para fomentar el turismo, sobre todo cuando se ha considerado como una industria sin chimeneas.

Sin embargo, pocas veces nos detenemos a pensar sobre impacto negativo que provoca, un ejemplo que tenemos actualmente es Holbox. Esta paradisiaca isla ubicada a 2 horas de Cancún enfrenta una terrible crisis, originalmente fue una pequeña comunidad de pescadores, sin embargo, en los últimos 5 años ha tenido un crecimiento exponencial que ha provocado que el agua potable y el drenaje sea insuficiente y que el servicio de energía eléctrica no se de abasto.

Estamos hablando de la conjunción de varios factores, una mala planeación urbana, un destino turístico de moda que atrajo a una gran cantidad de turistas en su mayoría irresponsables y por supuesto, la llegada de grandes prestadores de servicios con poca responsabilidad ambiental.

Así como hace 1 año se tuvo que cerrar temporalmente las Islas Marietas, debido al impacto ambiental que había causado la llegada masiva de turistas, y se tuvieron que poner controles sobre el número de visitantes, no estamos muy lejos que otros destinos tengan semejantes mecanismos.

Mucho tiene que ver la cultura ambiental de los turistas, todos hemos visto las playas convertidas en basureros, sobre todo por la utilización irresponsables de desechables; como se le hace daño a la fauna y flora, o incluso se trafica con ellos, la utilización de bloqueadores solares no amigables con el medio ambiente, en fin, hay una lista interminable de irresponsabilidades.

Pero también de las empresas, que por maximizar sus ganancias actúan negligentemente, cuantos hoteles tienen drenaje directo al mar, cuantos tour operadores explotan un atractivo turístico, sobrecargado las capacidades de un determinado lugar. Y por supuesto el gobierno, que no ha sabido promover el respeto y cuidado con el medio ambiente, no ha castigado a las empresas voraces y no realiza estrategias integrales de promoción del turismo sustentable.

Durante los últimos años Paris, Barcelona, Amsterdam han estado construyendo un nuevo paradigma, hay más conciencia sobre los cupos que deben de tener sus atractivos turísticos, tienen planes urbanos, incluso han limitado los hoteles bajo el esquema de "todo incluido", han legislado sobre turismo sexual, y han reflexionado en como la llegada de turistas, modifican su comunidad, en algunos casos haciendo el nivel de vida más caro, convirtiéndolos en cantinas y zonas de tolerancia, o atrayendo el narcomenudeo.

Mientras tanto, en Durango se anuncia orgullosamente que tenemos niveles record en ocupación hotelera, estamos satisfechos que se abran nuevas cadenas hoteleras o que se construyan nueva infraestructura en la Sierra de Durango y atractivos turísticos. Sin estar en contra de eso, ya que obviamente genera desarrollo económico, fuentes de empleo e intercambio cultural, tal vez debemos de pensar un poco más allá, y valorar si lo que hacemos es ambientalmente sustentable y genera mejores condiciones de vida para los ciudadanos. ¿Qué turistas queremos en Durango? y ¿Qué estamos haciendo para lograrlo?.

Twitter: @omarortegasoria

Escrito en: Pulso Legislativo turismo, ¿Qué, turistas,, impacto

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