Editoriales

¿Es la democracia?

Con/sinsentido

MIGUEL FRANCISCO CRESPO ALVARADO

Los bochornosos episodios Trump-Peña-Maduro que atestiguamos en días recientes son signos de los tiempos oscuros que vive la democracia en el mundo. ¿De qué manera es posible que individuos de tan poca estatura moral e intelectual se empoderen y lleguen a gobernar sus naciones? ¿Cómo permitir que personas tan incapaces y tan frívolas tomen las decisiones más relevantes para el destino de sus países? ¿En qué momento dejó de importar la sabiduría y la inteligencia para liderar a una sociedad?

¿Cuántos de quienes hoy ocupan un cargo de elección popular, no sólo en México sino en general en el planeta, viven ajenos a las realidades que enfrentan quienes de una u otra manera los eligieron? ¿Cuántos de esos, además, están poco o nada interesados en comprender y atender los problemas que aquejan a los ciudadanos? Pero también podemos preguntar por los ciudadanos que realmente comprenden el significado de gobernar; así como los conocimientos, actitudes y aptitudes que se requieren para hacerlo de manera exitosa; y que, por tanto, están realmente ante la capacidad para elegir al mejor de entre quienes se están postulando. ¿Cuántos de ésos hay?

La democracia del presente, centrada en sus formas y no en su contenido, tiene que demostrar que el voto universal realmente es el mejor camino. Reconozco que en el contexto actual hablar de la inconveniencia de tomar la opinión de cualquiera es políticamente incorrecto; pero, sinceramente, ¿usted haría una consulta popular para atenderse un problema de salud o iría con uno o varios médicos para que ellos decidieran por sus cuidados? ¿Dejaría que se decidiera por votación quién va a pilotear el avión en el que va a viajar o prefiere que le impongan a alguien que sí sabe?

El problema con la democracia es que exige de los pueblos una educación que no estamos ofreciendo. Y, cuidado, que esto no tiene nada que ver con la escolaridad. Conozco más de un caso de gente con posgrados que ejerce su derecho a votar pensando en el "hueso" que le tocará y no en el bienestar de su comunidad. Videgaray, Nuño y compañía son individuos altamente preparados a los que les importa un comino la prosperidad del país. Es la capacidad para anteponer el interés común sobre el propio lo que no hemos logrado cultivar, y allí nuestra desgracia; porque terminamos eligiendo a quienes también sólo piensan en sí mismos.

La tragedia de nuestros días es que estos individuos tan egoístas y tan obtusos son quienes toman las decisiones educativas, mismas que no pueden llevar un rumbo diferente al que ellos mismos conocen.

No, no es la democracia sino toda una cultura que está entrando en una espiral entrópica de la que será muy difícil salir, sobre todo, porque hemos aprendido a anhelar nuestra propia desgracia; porque peleamos cada día por tener más derechos, pero no queremos saber nada de las obligaciones que éstos implican; porque queremos opinar sin cuestionarnos ni un poco, si merecemos hacerlo.

Escrito en: Con/sinsentido quienes, democracia, realmente, individuos

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