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El reto del TLC

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OMAR ORTEGA SORIA

Hace poco más de 20 años existía un gran debate sobre la pertinencia de firmar un tratado de libre comercio con nuestros vecinos del norte. No eran raras las críticas e incluso muchas personas apostaban por su fracaso.

Hoy sabemos que el tratado logró generar empleos, sobre todo en la industria manufacturera, ya que grandes transnacionales aprovecharon los bajos salarios, las regulaciones ambientales laxas y la cercanía con el principal mercado del mundo para poder instalarse en nuestro país.

De ahí, las grandes maquiladoras y ensambladoras automotrices y de tecnología, que generaron empleos en zonas donde había pocas opciones laborales, sin embargo en pocas ocasiones lograron entrelazarse con proveedores locales y requerían de una mano de obra poco capacitada y por lo tanto mal pagada, causando otros problemas en el tejido social.

A su vez, también se sabe que grandes sectores agropecuarios resultaron perjudicados, al no poderse actualizarse a tiempo y sufrir en muchas ocasiones, una competencia desleal, generando también un problema de soberanía alimentaria.

A pesar de lo anterior, considero que el balance del TLC ha sido positivo y que ante la llegada de Trump y el escenario de su renegociación, se abre una nueva oportunidad para que nuestro país pueda replantear sus posiciones y logre condiciones de ganar-ganar para todas las partes.

Definitivamente el escenario no es el mejor, a nivel interno hay un gran descontento con el Gobierno Federal y el proceso se puede contaminar con el próximo proceso electoral, mientras que por otro lado, EU enfrenta una gran división entre sus fuerzas políticas y es evidente una nueva ola de xenofobia y nacionalismo. Asimismo tenemos nuevos actores, como las nuevas potencias de China e India, que estarán muy al pendiente del resultado de las negociaciones de la zona de libre comercio más competitiva en el mundo.

Trump ha mantenido su postura anti mexicana, culpandonos del déficit comercial, de sus niveles de desempleo, así como de sus índices delincuenciales. Por lo que, combinado con su personalidad, no se vislumbra que sea una negociación sencilla.

Hace un par de semanas, el Gobierno de la República anunció los cuatro objetivos de la renegociación: fortalecer la competitividad de América del Norte; avanzar hacia un comercio regional inclusivo y responsable; aprovechar las oportunidades de la economía del siglo XXI, y promover la certidumbre del comercio y las inversiones en América del Norte.

A su vez, ya existe un equipo negociador, los sectores económicos ya tienen su enlace y hay una ruta con el objetivo que para principios del año que entra ya se cuente con una resolución. En todo esto, también debe de intervenir el Senado de la República, al ser el órgano responsable de la política exterior, así como de aprobar los tratados internacionales.

De ahí la importancia de que los Senadores puedan aumentar su presencia y no descuidar un tema fundamental para México. El gran reto será que no compitamos en esta región con sólo mano de obra barata, y que bajo ningún motivo se incluya la posibilidad de gravar las remesas o incluso de pagar por el muro.

Será también fundamental incluir y reforzar varias cuestiones como lo relativo a la economía digital, la protección de la propiedad intelectual, las acciones conjuntas en materia de transparencia y anticorrupción, la promoción de una mayor integración de los mercados laborales de América del Norte, y el impulso a la participación de pequeñas y medianas empresas.

Twitter: @omarortegasoria

Escrito en: Pulso Legislativo gran, comercio, América, grandes

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