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'Soldados de la patria'

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CARLOS CASTAÑÓN CUADROS

Otra vez la corrupción! Aunque el sexenio empezó aparentemente bien con eso del pacto y "mover a México", más pronto que tarde, la corrupción se volvió el principal tema de la agenda gubernamental. Pero no por combatirla, mucho menos castigarla, sino por el ser el centro mismo del gobierno. Para la historia, el sexenio de Fox quedó como un gobierno frívolo e irresponsable, desaprovechó la oportunidad de un gran momento democrático. Sin ir tan lejos, Calderón dejó manchado de sangre el país por la guerra contra el narco. Ahora quiere imponer a su esposa. Ya cerca del cierre y en pleno declive del poder, el gobierno de Enrique Peña Nieto, quedará como el sexenio de la corrupción institucionalizada. A estas alturas, hasta los medios más oficialistas tuvieron que hablar de socavón como alegoría del gobierno. Ya es mucho decir.

Entre aplausos y porras, el primer priista de México se presentó a la XXII Asamblea Nacional del partido. Ahí ratificó que para 2018 "la obra tiene que continuar". Léase obra igual a corrupción. En su galimatías expresó el mandatario: "Tenemos que dar la batalla por el futuro de México, porque México es responsabilidad de todos y esa responsabilidad inicia por preservar la unidad al interior del PRI, unidad para servir, unidad para ganar, cerrar filas dentro de nuestro partido es cerrar filas a favor de México. Como soldados de la patria, los priistas debemos salvaguardar el proyecto de país, vamos a la batalla decisiva para México". ¿Solados o saqueadores de la patria? ¿De qué proyecto de país habla? Sin duda la Asamblea tuvo dedicatoria. Romper los candados históricos de la candidatura presidencial para que al fin pueda asumirla algún recién llegado al partido. ¡Pobre Manlio Fabio Beltrones! ¡Pobre Miguel Ángel Osorio Chong! Tantos años en el partido, tanto sacrificio, para que al final un novel militante asuma la candidatura. En plena asamblea José Antonio Meade se volvió el hombre del momento. Todos querían presumir selfie con él. Podría ser el tapado.

En el Palacio de los Deportes resuena la algarabía, mientras el licenciado Peña Nieto continúa con lo que parece una broma involuntaria: "Hemos establecido los cimientos de un país más justo, próspero y fuerte, la obra tiene que continuar, construir una mejor nación no ha sido fácil, pero esa es nuestra vocación como priistas, nuestra historia así lo acredita y lo demuestra, el PRI no se intimida ante los retos, el PRI es un partido audaz, valiente y resuelto". ¿Un país más justo, próspero, fuerte? En sus adentros, un mordaz priista piensa lo que no puede decir: el gasolinazo, la devaluación de la moneda y las mansiones de sus jefes.

Si al PRI gobierno se le repudia, poco duraron las distracciones y escándalos del futbolista y el cantante ligados a un discreto narco de Jalisco. Nuevamente, la policía del mundo de Estados Unidos exhibió las redes de lavado de dinero. Por supuesto, no la PGR, no el SAT. Apenas nos disponíamos a descansar, cuando desde otro país viene la estocada. También desde Brasil llegan las "delaciones premiadas" de testigos que afirman haber entregado una "propina" de 10 millones de dólares a Emilio Lozoya Austin, por entonces enlace internacional de la campaña de Peña Nieto, y después, director de Pemex. Envalentonado tras las acusaciones, Lozoya imitó al exgobernador y magnate de Coahuila. Amenazó con demandar a quien resulte responsable por "daño moral". Vaya ironía. Nadie se molesta por el daño patrimonial al erario, ni tampoco a los contribuyentes, mucho menos a los ciudadanos. La indignación por el "daño moral" significa que molesta el señalamiento de la corrupción, pero no la corrupción.

No obstante, dos tendencias se acercan a pesar de la impunidad y corrupción que prevalece en México. Por un lado, el bueno número de exgobernadores priistas procesados, a los que también se suma un par panistas. Los Duarte, Borge, Granier, Padrés, Femat... Por otro lado, las detenciones y caídas de presidentes por casos de corrupción en Latinoamérica. El encarcelamiento en Guatemala de Otto Pérez. La acusaciones por sobornos de Odebrecht a Ollanta Humala en Perú. El derrumbe de Dilma Rousseff y hasta al mismo Lula da Silva. En Argentina Cristina Fernández. ¿Sigue Enrique Peña Nieto en México? No lo sabemos, porque cada gobierno encuentra su Virgilio Andrade. ¡El virgilazo! Pero sin duda, como parte de las campañas rumbo a la presidencia en 2018, no van a faltar las voces que ofrezcan encarcelar al presidente saliente. Pese a todo, esas dos líneas podrían juntarse por primera vez. El tiempo lo dirá.

Escrito en: Civitas país, gobierno, Peña, corrupción

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