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¡Lotería! Entendieron la estrategia de Trump

JESÚS CANTÚ

 F Inalmente el pasado miércoles 23 de agosto, en una entrevista radiofónica, el secretario de Relaciones Exteriores de México, Luis Videgaray, hizo declaraciones que permiten intuir que ya descifró la estrategia negociadora del presidente norteamericano Donaldo Trump, al señalar: "los dichos de Trump son estrategia de negociación; los mexicanos debemos reaccionar con serenidad y cabeza fría... Si Trump quisiera cancelar el TLC ya lo habría hecho, no se habría esperado 8 meses ni iniciado negociaciones".

El hecho de que finalmente, después de reiterados incidentes bochornosos provocados por el presidente norteamericano, hayan reconocido que la estrategia de negociación del vecino país del norte es tal como lo señala el libro de Trump, ya es una ventaja. Pero lo preocupante es que para Videgaray parece que la serenidad y cabeza fría, es aplicar la máxima bíblica de "poner la otra mejilla".

Por supuesto, que sería totalmente absurdo y equivocado, caer en la provocación y responder con balandronadas y amenazas imposibles de cumplir; pero eso no implica mantener la actitud de sumisión que hasta hoy ha mostrado México.

Habría que avanzar más en el sentido en que lo hizo el secretario de Economía, Ildefonso Guajardo Villarreal, quien al inaugurar en León, Guanajuato, una cumbre mundial de líderes en innovación tecnológica, reconoció que México tiene un plan B o alternativo en caso de que finalmente Trump cumpla sus amenazas. Sin embargo, aunque es positivo tener ese plan B, esto no es suficiente, pues hasta hoy no ha dejado claro, como sí lo ha hecho Canadá, dónde están los límites infranqueables cuyo rompimiento provocaría la cancelación del tratado.

El mismo miércoles 16 de agosto, al iniciar formalmente las negociaciones del TLC, México debió haber dejado claro su balance de más de dos décadas de tratado, pues contrario a lo que establecen los norteamericanos no todo ha sido favorable para el país y desfavorable para ellos.

México, como señaló, el jueves pasado el académico Eduardo Rosales, de la Facultad de Estudios Superiores Acatlán, de acuerdo a lo publicado en el diario regiomontano El Norte, "el TLC ha rezagado al país con salarios bajos, mano de obra barata, baja competitividad, más de 50 por ciento de la población en pobreza, una asimetría distante y una economía 20 veces menor a la estadounidense". En la lista de los malos resultados del Tratado también hay que agregar la afectación del agro mexicano, que ha dejado en la ruina a los productores de varios productos, como granos y lácteos.

También hay aspectos positivos, como en el caso de la industria automotriz, que ha crecido a un ritmo mucho mayor que el resto de la economía, principalmente impulsado por la apertura del mercado norteamericano y, éstos, hay que reconocerlos.

Pero desde antes de sentarse en la mesa de negociaciones hay que tener un diagnóstico muy claro y preciso de la realidad que se vive y de los objetivos que se pretenden alcanzar. Y, en una negociación como éstas, siempre obtiene los mejores resultados el que está dispuesto a levantarse de la mesa, pues lo coloca en una posición de mayor fuerza para resistir las embestidas de los otros socios.

Eso es precisamente lo que ha dejado claro Donald Trump, desde su visita en agosto pasado todavía como candidato a la Presidencia, ellos están dispuestos a romper el TLC; y, también desde ese momento, el presidente mexicano Enrique Peña Nieto y Luis Videgaray, en ese momento titular de Hacienda y Crédito Público, han demostrado su pavor a que eso suceda.

En aquel entonces, ingenuamente, señalaron que lo que buscaban era allegarle a Trump la información real del balance del TLC para los tres países involucrados, como sí éste no la tuviese. Él la tenía desde antes y la tiene ahora, pero sabe (como ahora un año después advierte Videgaray) que en la renegociación le es más rentable referirse únicamente a los saldos negativos, ignorar los positivos y amenazar con cancelar el tratado.

Hoy, a pesar de que finalmente se percataron de su estrategia y revelan que tienen un plan B, no modifican un ápice su estrategia negociadora. México, tiene que endurecer su posición y dejar claro que si no hay un trato justo y digno, está dispuesto a levantarse de la mesa y cancelar el tratado. Es la única forma en que logrará una mejor negociación.

Pero además, al margen de que se logré una buena renegociación o no, México tiene que empezar a implementar en paralelo al TLC un plan de diversificación de mercados, pues no puede mantener la norte dependencia actual, que lo vuelve tan vulnerable a los caprichos del norte.

Empezar en estos momentos la implementación de esta indispensable estrategia de diversificación sería la mejor forma de demostrar que su posición sí es firme. Mantener la sumisión y debilidad actuales, es el camino seguro a una mala renegociación.

Guajardo señaló en León, que "México también tiene que estar preparado para escenarios imprevisibles, de poca probabilidad, pero que son posibles"; pero la cancelación del TLC no es un escenario imprevisible ni de poca probabilidad, sino totalmente previsible y con una probabilidad media. La fortaleza viene de estar preparado para el peor escenario y estar dispuesto a afrontarlo; eso es lo que tiene hacer México.

Videgaray está aprendiendo, como prometió el día de su toma de posesión como secretario de Relaciones Exteriores; pero muy lentamente y con un costo altísimo para el país.

Escrito en: estrategia, tiene, Trump, plan

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