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Trump contra la prensa

JORGE RAMOS

JORGE RAMOS

Voy a decirlo desde un principio: Me estoy preparando para cuatro años (que podrían ser ocho) con Donald Trump en la presidencia. Sí, he escuchado a gente muy inteligente - como el exasesor de Seguridad Nacional James Clapper - decir que Trump no está capacitado para ser presidente y que le preocupa que tenga en sus manos los códigos para lanzar bombas nucleares. Sin embargo, Trump ganó la elección en noviembre pasado y en las democracias, gobiernan los que ganan.

También hay muchos que creen que Trump podría ser destituido. El fiscal especial, Robert Mueller, investiga si el gobierno ruso conspiró con la campaña presidencial de Trump para ganarle a Hillary Clinton, pero mientras no haya ninguna evidencia incontrovertible de que los resultados de la elección fueron manipulados o de que Trump personalmente pidió la intervención rusa, él seguirá en la Casa Blanca.

Sí, Trump es el presidente y lo será por un buen rato, pero eso no significa que tenga siempre la razón. A él le gustaría que los periodistas independientes fuéramos como la prensa estatal en la antigua Unión Soviética o en las actuales Cuba y Corea del Norte: obsequiosos, partidistas, obedientes y serviles.

Nunca será así. Aquí en Estados Unidos la primera enmienda de la Constitución nos protege a los periodistas contra cualquier persona o ley que quiera limitar nuestra libertad de expresión y de prensa. Aunque Trump quiera, no nos puede callar. Por eso nos ataca en público, como en un berrinche.

Su discurso de 77 minutos en Phoenix ha sido uno de los más brutales ataques de cualquier presidente estadounidense en contra la prensa. Nos acusó desde falsificar noticias hasta ser enemigos del país. Trump estaba claramente enojado.

¿Por qué? Porque los periodistas, con razón, destacamos que culpó a "ambos lados" (racistas y sus opositores) de la reciente violencia en Virginia; que dijo que había "gente fina" entre los supremacistas blancos que se manifestaban; y que describió como "bellas estatuas" los monumentos que recuerdan a los líderes de la Confederación que defendieron la esclavitud. Por eso se enojó Trump. Ni modo.

Trump también se ha enojado porque la prensa lleva el conteo de sus mentiras. Desde su toma de protesta como presidente en enero, The Washington Post ha estado compilando una lista en la que ha ido registrando todas las afirmaciones que ha hecho Trump y que son mentira o son érroneas. El 22 de agosto la cifra ya iba en 1,057. Los periodistas tenemos la obligación de informar cuando el presidente de los Estados Unidos no dice la verdad.

Sí, Trump es el presidente, pero ha hecho varios comentarios racistas. Culpó injustamente a los inmigrantes mexicanos de ser criminales y violadores, además de decir que el juez Gonzalo Curiel no podía hacer bien su trabajo solo porque sus padres eran de origen mexicano. Los periodistas tenemos que informar a la gente cuando su presidente queda embarrado por coquetear con el racismo.

A Trump no le gusta cuando le cantamos sus verdades a la cara; cuando le decimos que miente, que se equivoca, que hace comentarios sobre personas de otros grupos étnicos que obligarían a la expulsión de cualquier niño estadounidense de la escuela. Sin embargo, al presidente no lo podemos expulsar de la Casa Blanca, así que nuestro único remedio es criticarlo y señalar sus errores. Esa es nuestra principal función social como periodistas: cuestionar al presidente y a los que tienen el poder.

Esto es importante. Los periodistas criticamos a Trump no porque seamos partidistas o porque odiemos a Estados Unidos (como él quiere hacerle creer a la gente). No, lo criticamos por sus propias faltas y errores.

Estoy bien entrenado. Durante más de 30 años me ha tocado cubrir a dictadores, déspotas y líderes autoritarios en América Latina. Trump a veces se parece a esos personajes de Gabriel García Márquez que se creen omnipotentes e invencibles. No obstante, en las novelas del Nobel colombiano - y en la realidad - esos personajes siempre acaban desmoronándose. Trump no será la excepción.

Así que este es mi pronóstico: Trump seguirá siendo presidente y los periodistas seguiremos informando cuando diga mentiras y cuando haga comentarios racistas, sexistas y xenofóbicos. Trump seguramente nos seguirá atacando, pero los periodistas ya sabemos qué hacer: ante cada ataque, más periodismo.

Escrito en: Jorge Ramos Trump, presidente, periodistas, comentarios

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