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Del monopolio priista a la disputa de las redes

JESÚS CANTÚ

 E N las últimas 3 décadas las campañas electorales se han transformado radicalmente: en 1988, el partido en el gobierno y su candidato era el único que tenía acceso a radio y televisión; en la elección electoral del próximo año, todos los partidos políticos tienen acceso equitativo a radio y televisión y la disputa se dará principalmente en las llamadas redes sociales.

En esta colaboración revisaré lo que ha sucedido en materia de las campañas electorales y, todavía más precisamente, en los medios de comunicación. En 1988, el PRI era el único partido con recursos suficientes para comprar tiempo en radio y televisión, pues no había financiamiento público y el financiamiento privado llegaba a cuenta gotas al PAN, pues realmente era más simbólico que real. Pero aunque la oposición tuviera dinero para comprar espacios en los medios electrónicos, éstos les rechazaban sus promocionales para no incomodar al entonces todavía partido hegemónico.

En esa memorable campaña electoral, por el conflicto postelectoral y la emergencia del Frente Democrático Nacional, encabezado por Cuauhtémoc Cárdenas, el entonces candidato panista, Manuel Clouthier, lideró una protesta multitudinaria por la sesgada cobertura de la única televisión comercial de México, Televisa; su protesta tuvo poco efecto, pues de acuerdo al monitoreo de los noticieros nacionales de ese año el PRI y sus candidatos acapararon el 83.14% de la cobertura, es decir, el resto de los partidos y candidatos se repartían menos del 17% del tiempo y en muchas de las ocasiones era para menciones negativas. Simplemente los desaparecían de los medios. Las campañas en ese entonces eran fundamentalmente cara a cara, con un gran desgaste físico de los candidatos.

En 1994, el PRI mantuvo el control de los espacios comerciales y de acuerdo a lo que le reportaron al entonces naciente Instituto Federal Electoral, ejerció el 68% del gasto electoral; el PAN, el 16%; el PRD, 4.5% y el resto se dividía entre el resto de los partidos. Y, aunque en la aparición en televisión hubo un mayor equilibrio, de acuerdo al monitoreo de los noticieros nacionales, el PRI mantuvo un 33.4% del tiempo; el PAN, 23.7%; y el PRD, 19.7%, pero el mayor sesgo estaba en el contenido de la información, la del tricolor era totalmente favorable y con imágenes de campaña que ellos mismos captaban y entregaban a las televisoras; y las de la oposición, con mucha difusión de información negativa, como la presentación de los supuestos medios hermanos de Cárdenas.

En esa campaña también se realizó el primer debate entre los candidatos presidenciales, que recibió cobertura de las principales cadenas noticiosas. El debate tuvo impacto en el resultado electoral en la medida en que Cárdenas fue el que de acuerdo a todas las encuestas perdió el debate y no pudo recuperarse en el resto de la campaña.

El gran cambio sucedió en la campaña de 2000, ya con financiamiento público y, como consecuencia de lo anterior, la posibilidad de comprar tiempos en radio y televisión por parte de todos los candidatos, de acuerdo a lo reportado a la autoridad electoral el PRI gastó el 40% del total; el PAN, el 30%; y la Alianza por México, encabezada por el PRD, el 25%. Notable diferencia con el pasado. Se celebraron dos debates presidenciales, el primero con todos los candidatos; y el segundo, únicamente con los tres más competitivos. Y aunque el monitoreo del IFE revela todavía una cobertura favorable al PRI, con el de 39.8%; 27.4, PAN; y 20.2%, Alianza por México, 20.2%, es todavía recordada la cobertura en vivo de eventos como los desacuerdos respecto al segundo debate, que posteriormente impactaron de manera decisiva en el resultado de la elección, cuando el abanderado panista repetía incesantemente: hoy, hoy, hoy, que se convirtió en el slogan de campaña. Los estrategas de Fox, supieron capitalizar algunos de estos momentos y convertirlos en impactantes spots. Es factible afirmar que fue la primera elección presidencial que se decidió en la televisión.

En el 2006 se mantuvo dicha fórmula, básicamente fueron los spots del PAN (y todos los demás actores que lo acompañaron, como el Consejo Coordinador Empresarial y la misma intervención del gobierno federal) en contra del candidato de la Coalición Por el Bien de Todos, los que decidieron el sentido de la elección. La disputa se centró todavía en los spots en radio y televisión.

La elección del 2012, ya no fue decidida por los spots, sino por la cobertura de las dos principales televisoras y principalmente Televisa, que construyó la imagen del candidato a la postre ganador, Enrique Peña Nieto, con su cobertura informativa. Pero no hay que dejar de lado la emergencia de las redes sociales, pues lo único que perturbó el proceso electoral fue el surgimiento del movimiento #YoSoy132, que estuvo a punto de cambiar el resultado.

En síntesis: en las elecciones de 1988 y 1994, la disparidad era tal que el rol de la televisión, no fue el determinante; en las del 2000 y 2006, la mayor incidencia se produjo a partir de las estrategias publicitarias que les diseñaron sus estrategas y se difundieron vía los promocionales en las televisoras; la del 2012, fue definida por el sesgo en la cobertura informativa (antes y durante el proceso electoral), pero ya anunció la emergencia de las redes sociales.

En el 2018, las televisoras jugaran un papel secundario y la elección se decidirá en las batallas que se libren en las redes sociales, como ya fue evidente en la elección de gobernador de Nuevo León.

Escrito en: cobertura, acuerdo, redes, todavía

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