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Sin pluris y sin dinero

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Sin pluris y sin dinero

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OMAR ORTEGA SORIA

La magnitud del desastre y la presión ciudadana han provocado lo que parecía totalmente imposible: que todos los partidos políticos propongan renunciar a su financiamiento público. Sin lugar a dudas, nuestra democracia es una de las más caras en el planeta, y no está a discusión que debe de ser más austera y eficaz, el problema es el cómo, y para esto, hay 2 posturas principales que han causado un debate muy interesante.

Primero hay quienes creen que desaparecer el financiamiento público implicaría que dinero de origen ilícito o grupos con algún interés perverso ingresaran a la política, sin embargo hay que ser muy realistas y admitir que esto ya pasa, hay que preguntárselo a los Abarca o a todos los empresarios que patrocinan campañas esperando que se les asigne un contrato público. La clave entonces sería la fiscalización y rendición de cuentas.

La otra postura, ya que nadie se ha atrevido a defender el enorme presupuesto, es mantener un techo mínimo de financiamiento público, es decir, para las necesidades básicas como mantenimiento de oficinas y personal mínimo. A mi juicio, una postura sensata, pero insuficiente ante el tamaño de reto, además de que la exigencia ciudadanía es muy clara: no más dinero a los partidos.

Esta semana, el PRI presentó una iniciativa encaminada a eliminar el financiamiento público, la diferencia con la propuesta del Frente Amplio es que la del PRI aplicaría para las elecciones de 2018, mientras que la del PAN, PRD y MC funcionaría hasta las elecciones de 2021. Por su parte, Morena busca que el recorte sea del 50% y que el recurso sea administrado por un fideicomiso de sus militantes, a la vez que impulsa otros recortes en el gasto público, ideas que pueden ser fácilmente utilizadas con otros fines partidistas.

La propuesta del PRI contempla que únicamente los militantes y simpatizantes puedan financiar a sus partidos, e incluye límites para este financiamiento según la votación de la elección anterior, esto para evitar una competencia electoral injusta. Para que recursos de origen ilícito no contaminen el proceso, el PRI propone que únicamente sean permitidas las aportaciones bancarizadas y que cumplan con el principio de máxima transparencia. El gran problema es el tiempo que lleve la discusión de esta reforma, que al ser constitucional requiere la aprobación de dos terceras partes del Congreso, además del aval de la mayoria de los Congresos locales, por lo que se antoja muy difícil.

El otro gran debate, es la desaparición de los legisladores plurinominales, están quienes los defienden afirmando que son contrapesos del sistema, al representar corrientes que muy difícilmente pudieran estar presentes por el voto mayoritario. Sin embargo, olvidan que ya no existe un sistema de partido hegemónico o que los plurinominales, más que representar otras corrientes, son secuestrados por los partidos tradicionales. En sí, lo que se tendría que hacer es fomentar a los candidatos independientes para generar este sistema de contrapesos.

Lo que está en la palestra política es la transformación de nuestro sistema, es lograr la reconciliación entre la ciudadanía y la clase política, es tener un México en donde no se gaste más en utilitarios de campaña que en la reconstrucción de nuestro país.

Si esto se hace realidad, 2018 será totalmente diferente a lo que teníamos pensado. Todos los partidos quieren llevar agua a su molino, pero esta vez, puede resultar positivo para México.

Twitter: @omarortegasoria

Escrito en: OMAR ORTEGA SORIA financiamiento, partidos, público,, dinero

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