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Un fantasma con áureos ayeres

Dos abandonos no lo han borrado

Un fantasma con áureos ayeres

Un fantasma con áureos ayeres

Redacción S. N.

Mineral de Pozos ha resurgido de sus cenizas para consolidar una oferta turística que incluye opciones culturales y gastronómicas. Su vocación cinematográfica si bien es corta reúne nombres ilustres.

Es un pueblo del semidesierto. Tiene por habitantes tradicionales a los mezquites y ostenta un pasado refulgente como los metales preciosos que se extraían de su subsuelo.

Está a dos horas de San Miguel de Allende, en el municipio de San Luis de la Paz, en territorio guanajuatense. Se llama Mineral de Pozos. Las estructuras, varias ruinosas, que dejó el doble abandono sufrido (la conversión de importante centro minero a pueblo fantasma) dieron lugar a un paisaje atractivo que incluso ha servido para recrear la Comala de Pedro Páramo.

Los orígenes coloniales, el realce que obtuvo durante los porfiristas días, todo el brillo adquirido aumenta el atractivo de lo que hoy son vestigios de minas y haciendas.

Casonas, plazas y callejones fueron rescatados para ofrecer a los visitantes una experiencia que habla del nacimiento, la muerte y la resurrección de una comunidad que se ha resistido a ser borrada del mapa.

¿QUÉ OFRECE?

Hoy día, los viajeros pueden hospedarse en alguna hacienda, pasearse por un rancho, gozar de la hospitalidad de los descendientes de los antiguos mineros.

Actividades obligadas son probar el colonche, bebida producto de la fermentación de la chumbera roja, y degustar la cocina regional que da a probar escamoles y prepara gusanos de maguey y larvas de hormiga.

En los puestos de artesanía de El Venado Azul es posible hacerse con figuras variadas, entre las más llamativas están las representaciones de serpientes y los alebrijes de mezquite que guardan rocas de río en su interior.

Para redondear la oferta turística, en Mineral de Pozos se realiza un Festival del Mariachi en el mes de mayo.

En cuanto a atractivos de otro corte, destaca la Parroquia de San Pedro, el templo más importante de la localidad. La edificación, de estilo neoclásico, posee columnas rosadas y la remata una cúpula blanca. La fiesta principal se efectúa el Día de la Ascensión. Allí han llegado a concentrarse hasta 100 mil feligreses llegados de comunidades vecinas.

ABANDONO Y RESCATE

Este asentamiento guanajuatense fue nombrado Pueblo Mágico en marzo de 2012. Antes de la llegada de los españoles que fundaron el pueblo en el siglo XVIII, fue un punto de reunión de los chichimecas.

Los conquistadores hicieron de la agricultura la principal actividad económica y eso se mantuvo hasta el descubrimiento de la mina de Santa Brígida.

La extracción de cobre y azogue, de oro y plata, convirtió al poblado en un paso obligado.

Las debacles llegaron de la mano de dos acontecimientos armados de la historia patria: la lucha independentista y, más adelante, la Cristiada.

A propósito de este último evento se cuenta que el cura del pueblo fue asesinado y, desde ese momento, las cosas fueron cuesta arriba para la localidad. Las minas se inundaron, el último proyecto extractivo cerró en 1927. La migración resultante redujo el número de habitantes de 70 mil a cerca de dos centenas.

En los noventa del siglo pasado, este destino con pasado prehispánico, colonial y porfirista resurgió gracias al potencial turístico derivado de su etiqueta de pueblo fantasma. En él se han instalado desde boutiques hasta galerías de arte.

Su prestigio cinematográfico incluye la filmación de títulos como Pedro Páramo (1967), obra de Juan Rulfo llevada a la pantalla grande por Carlos Velo; Eréndira (1983) dirigida por Ruy Guerra y con guión de Gabriel García Márquez, y Dos crímenes (1995), un rodaje de Roberto Sneider basado en la novela homónima de Jorge Ibargüengoitia.

Escrito en: pueblo, Mineral, importante, último

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