Editoriales

Industrialización, ¿para cuándo?

Pura Intuición

RAFAEL ALARCÓN

Pasa el tiempo y el proceso de industrialización en nuestro estado no denota un arranque significativo en nuestros días a pesar de los esfuerzos gubernamentales en ese sentido y desgraciadamente las condiciones económicas siguen siendo las mismas y los márgenes de pobreza aunque según datos oficiales han disminuido la realidad se percibe de la misma manera en términos del poder adquisitivo de los ciudadanos y los índices de desempleo y principalmente la pobreza en el campo.

El hombre ha ido buscando la manera de facilitar el proceso de su evolución. A medida que pasa el tiempo, inventa mecanismos cada vez más sofisticados para satisfacer sus necesidades primordiales y a la vez los perfecciona. Al mismo tiempo que el hombre evoluciona, aumentan sus necesidades y su ambición de mejorar su nivel de vida. De la manufactura artesanal, sencilla, dirigida a un público minoritario, pasa a la manufactura industrial, sofisticada, impregnada de ciencia y tecnología, que satisface las necesidades de un mercado más amplia, en este caso un país y consecuentemente en cada estado.

El desarrollo o subdesarrollo de un estado se mide en gran parte por su avance industrial. La economía ha otorgado a la industria, desde el origen de esta ciencia, un papel clave en el desarrollo de las naciones; de hecho, se emplea el término 'país industrializado' como sinónimo de 'desarrollado'. Tampoco puede considerarse casual que la ciencia económica naciera como tal en el mismo momento histórico y país que la revolución industrial: la Inglaterra del último cuarto del siglo XVIII.

Durante mucho tiempo los economistas consideraron que sólo la industria y la agricultura, al implicar una transformación material, podían generar valor. Esta idea, planteada por Adam Smith (1723-1790), fue rechazada a finales del siglo XIX, pero cristalizó en la obra de Karl Marx (1818-1883) y el pensamiento que le continuó.

La industria se ha organizado de diversos modos desde sus orígenes. Hasta el siglo XVIII predominaban dos formas: el taller artesanal, durante muchos siglos organizado en gremios, y la industria domiciliaria, micro-talleres controlados por comerciantes que suministraban materiales a trabajadores agrícolas, que así obtenían un complemento de renta.

Tras la Revolución Industrial se generaliza la fábrica, lugar en el que se persigue aumentar la producción para ganar economías de escala aplicando grandes cantidades de capital, trabajo y tecnología. El sistema fabril permitió la generalización de la división del trabajo. Las sucesivas mejoras organizativas permitieron la especialización de funciones, la estandarización de procedimientos (taylorismo) y la producción en cadena (fordismo). Durante más de 150 años, estas mejoras se han traducido en una reducción tal del costo por unidad producida que aumentaron los salarios reales, se redujeron los precios de los bienes, aumentó el consumo de la sociedad y el número de trabajadores empleados.

Con esta interrelación se pretende lograr un aporte práctico al sector Microempresarial, con el fin de que los empresarios tengan a mano estrategias concretas para gestionar con éxito sus empresas y por otro lado un aporte teórico revelando una realidad de los negocios vistos desde la perspectiva de quienes son los responsables de gerenciar.

¿Pero, hoy en día aquí en nuestro estado a quién se denomina empresario? Al que atiende un comercio, un pequeño taller, tienda en fin aquellos que han hecho de la vida comercial en pequeña escala un módulo operandi que corresponda a un estilo de vida y una forma de operar propia de nuestro estado no hay una plataforma de verdaderos empresarios capaces de tener el valor de invertir su capital en un modelo de negocio que trascienda no solo nuestro estado sino el país.

Hoy el Tratado de Libre Comercio se podría abrir a pequeños empresarios pero realmente estamos preparados para exportar, para competir con mercados asiáticos o europeos esa es la gran duda.

Las actitudes de los empresarios deben revelar día a día y momento a momento de forma permanente, la propia jerarquía de los valores. De esta manera, las actitudes positivas, convicciones de lo que es bueno, mejor y óptimo, pueden llevar a la realidad su efecto renovador, la actitud además determinan también el enfoque de la vida, la relación con el mercado, La actitud que tengamos al comenzar una tarea afectará los resultados que de ésta se obtenga, más que cualquier otra cosa.

El término de "microempresario" no se debe utilizar por razones de estatus o categoría inferior a un empresario, básicamente debe entenderse como sinónimo, la justificación de tal uso, es por la costumbre de asociar su conceptualización al tamaño de la empresa, sin embargo no es aceptable que las capacidades y actitudes también acompañen tal clasificación por el tamaño de la empresa, es esta la principal razón por la que, en contraposición, y debido a la comprobada competencia del empresario al margen del tamaño de su empresa, se ha propuesto le denominación de "MACROEMPRESARIO", además para reafirmar que el empresario lo es desde el momento en que de

En un contexto tan competitivo, el producto ya no es suficiente, aún este sea de la mejor calidad, para convencer al cliente, el servicio ha pasado de ser una alternativa interesante a ser actualmente la fuente de atracción, credibilidad, posicionamiento e imagen.

Es mi intuición que el proceso de industrialización no solo es responsabilidad del estado sino los empresarios deben de dejar de intentar serlo y tomar una decisión que cambie el rumbo de nuestra economía ¿o usted qué opina?

Escrito en: Pura Intuición estado, empresarios, momento, tiempo

Noticias relacionadas

EL SIGLO RECIENTES

+ Más leídas de Editoriales

TE PUEDE INTERESAR

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas