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Rosa Flores y el mito de la modernidad

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Rosa Flores y el mito de la modernidad

Rosa Flores y el mito de la modernidad

JESÚS MENA VÁZQUEZ

La sociedad mexicana, tan desigual en muchas dimensiones, se ha acostumbrado a vivir con esas desigualdades como si fueran destino. Como si no hubiera una forma de erradicarlas. Como si estuviéramos condenados a vivir con ellas porque cambiar el status quo es demasiado costoso.

Para aquellos que se benefician de la situación actual, es muy costoso perder los privilegios que tienen. Para aquellos que lamentablemente se encuentran en una situación de pobreza es demasiado costoso organizarse para exigir al gobierno mejores condiciones de vida cuando lo más importante es conseguir la subsistencia de cada día.

Es por eso que tiene que haber condiciones sociales muy graves para que cambie el status quo, las revoluciones son el mejor ejemplo de eso, aunque dejan una estela de destrucción; por eso no es común que el estado de las cosas cambie de manera violenta; es demasiado costoso para la sociedad.

En el escenario ideal de una democracia participativa, los cambios sociales se llevan a cabo mediante políticas públicas que tienen su sustento en un esquema de valores propuesto por quienes triunfan en las elecciones.

Idealmente eso es lo que podríamos esperar en la lucha contra la pobreza, que se erradicara en el tiempo mediante políticas destinadas a este fin. Cuando el estado mexicano tiene un objetivo estratégico como este y después de décadas no es posible disminuir substancialmente los niveles de personas que viven en condiciones de pobreza, seguramente alguien lo podría catalogar como un fracaso del estado en esta materia.

Desde hace décadas el discurso gubernamental habla de la modernidad de nuestro país ante el mundo. Desde que integramos el club de países ricos se nos ha vendido la idea de que el país está muy cerca, a un paso, que pronto seremos un país moderno y desarrollado.

Entonces, la realidad aparece y el mito se desvanece. Hace unos días, El Siglo de Durango publicó que Rosa Flores, niña indígena de solo 13 años, murió por desnutrición en un hospital del sistema estatal de salud. Después se publicó más información sobre este tema y sabemos que más niñas indígenas están recibiendo atención médica por problemas de desnutrición. A partir de ahí comenzó el reparto de culpas por parte de las diferentes instancias de gobierno. Cuando ya no es posible culpar a otra institución gubernamental, la culpa se reparte a las familias que viven en condiciones de pobreza en la zona indígena de nuestro estado ya que culturalmente, en esos hogares a las niñas les toca el último lugar a la hora de comer.

Tal vez sea así, pero es precisamente la tarea de los tres niveles de gobierno cambiar una práctica social que va contra los valores de igualdad de género que están plasmados en nuestra Constitución.

Lo que sucedió con la niña Rosa Flores es una tragedia, una que evidencia que a nuestro país todavía le falta mucho para entrar a la modernidad que solamente está en el discurso gubernamental.

El fallecimiento de una niña de 13 años por desnutrición representa el fracaso de los tres niveles de gobierno para garantizar los mínimos indispensables de bienestar a todos los mexicanos.

Este fallecimiento mantiene la idea en el inconsciente colectivo de que las desigualdades son destino. La idea de que no existe forma de escapar a la pobreza para una niña que nació en una comunidad indígena. Rosa no solamente vivió trece años en pobreza, además pagó con su vida las fallas que tenemos como sociedad y como gobierno. ¿Hasta cuando podremos organizarnos como sociedad y exigir que los tres niveles de gobierno hagan su trabajo? ¿Porqué el gobierno federal no implementa una política de intervención al nivel del hogar con familias viviendo en condiciones de vulnerabilidad? ¿Era tan complicado hacer un censo para saber el estado de salud de todos los niños indígenas en condiciones de pobreza al comienzo de la actual administración estatal? ¿Porqué el gobierno municipal no alertó la desnutrición que existe entre sus niñas y niños?

Twitter: @jesusmenav

Escrito en: Vida pública condiciones, gobierno, estado, niña

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