Otra vez, los excesos de la Policía Investigadora de Delitos
Es del dominio público que los elementos de la Policía Investigadora de Delitos (PID) no gozan de la mejor reputación ni de la confianza ciudadana, aunque sin duda debe haber personal honesto y que cumple con su deber, éstos se ven opacados ante la corrupción y abusos de otros.
Sin importar cuántas veces cambie de nombre, esta corporación por lo general encabeza la lista en quejas ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos y lo peor es que atiende a medias las recomendaciones hechas por este organismo, ya que no hay sanción alguna más que el escarnio público pero a estas alturas poco le importa una raya más al tigre.
El martes de la presente semana, tres agentes de la PID agredieron a un reportero de un diario local, a quien insultaron y le quitaron su teléfono celular para borrar su contenido, además de amenazarlo. El "delito " del colega fue grabar un operativo que hacían los agentes en la vía pública, en el transitado bulevar Politécnico Nacional frente a una preparatoria. Es decir, estaban a la vista de todos a la plena luz del día, ¿Por qué pues su enojo y su agresividad?
José Ramón Guzmán Benavente oficialmente se encuentra de licencia por motivos de salud; sin embargo se presume que no regresará a corto plazo así que le tocó a la vice fiscal Ruth Medina Alemán estar al frente.
En rueda de prensa ayer, la funcionaria estatal reconoció que sí hubo excesos por parte de los agentes quienes mientras avanzan las averiguaciones, están concentrados en la Fiscalía sin realizar labores de campo. Esta es una buena oportunidad para que las autoridades demuestren que en verdad actúan en contra de los malos elementos de manera rápida y expedita, que no se le dé "carpetazo" o que todo acabe con una palmadita en la espalda con la encomienda de que se porten bien.
En una dependencia de esta naturaleza que tiene en sus manos nada menos que la procuración de justicia no se pueden dar el lujo de carecer de un titular por lo que tal vez el Gobernador del Estado deba decidir si ya es momento de relevar a Guzmán Benavente cuando hay tantos asuntos pendientes por solucionar.
Ya se ha dicho hasta el cansancio que se requiere una limpia a conciencia en la PID pero se entiende también que es todo un sistema contaminado que difícilmente puede sanarse. ¿Quién se anima a hacerlo?
PUNTO Y APARTE.- Se ha dado a conocer que después de un proceso de seis años, fue encontrado culpable del delito de violación contra una menor de edad un varón que se desempeñaba como conserje de la escuela primaria de Praxedis Guerrero, municipio de Durango.
El delito se cometió en el 2011 y gracias a la defensa del imputado que presentó diferentes recursos legales, hasta ahora se emitió la sentencia, la cual se debe resaltar, es una verdadera burla ante el daño cometido: cuatro años y medio de cárcel con una multa de 11 mil 126 pesos.
Es necesario que los legisladores estatales hagan las reformas correspondientes para castigar severamente la violación sexual o abusos deshonestos.
Además del posible daño físico que sufren al ser ultrajadas, las víctimas de violación sexual sobrellevan daños emocionales severos que los acompañan prácticamente toda su vida, en especial cuando ocurre en los primeros años de su infancia. Superar un trauma de esta magnitud implica muchas veces tomar terapia psicológica por meses o años, lo cual implica un gasto importante pero ¿qué pasa si la familia no tiene los recursos económicos suficientes?
Una violación sexual, puede generar ataques de ansiedad, depresión, incluso, alteraciones de personalidad, es decir, existe una seria afectación a la calidad de vida de la víctima. Entonces, ¿Por qué pues alguien que daña así a otra persona sólo pasa unos cuantos años en la cárcel y después sale para volver a lastimar a alguien más?, realmente no lo entiendo.
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