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Volcanes en la lente

Un fotógrafo a la espera del rayo

Volcanes en la lente

Volcanes en la lente

Nirvana Galindo

Su obsesión paisajista lo llevó a involucrarse en un proyecto que demandó poco menos que un horario de tiempo completo. Orgulloso de sus raíces, hizo más de 300 mil fotos de los volcanes colimenses.

Contemplar la naturaleza es sencillamente impresionante cuando el paisaje se vale de las obras que realiza Sergio Antonio Velasco García, también conocido simplemente como Tapiro.

Durante más de quince años se ha especializado en capturar los únicos objetivos que lo hacen sentir como en casa: los volcanes.

Hoy es un representante, una especie de agente de relaciones públicas, de las bellezas visuales y cargadas de magma que la naturaleza ofrece, aplica sus conocimientos fotográficos para concretar el toque de originalidad en cada obra realizada.

PASIÓN

Ya es una leyenda y una figura destacada en Colima, su ciudad natal. Creció en un núcleo familiar lleno de pasión por conocer y devoción hacia autores como Julio Verne. Gracias a relatos y crónicas llegó a contemplar lugares impresionantes en todo el mundo, así surgió su necesidad de recrearlos con su cámara.

Empero, sus ganas de transmitir sus ideas no sólo le llevaron a tomar como oficio la fotografía; debido a su hiperactividad y versatilidad también es músico de rock, ha hecho televisión, se ha integrado de colectivos creativos, se ha desempeñado como promotor cultural, conductor de radio y docente.

Su obsesión paisajista lo llevó a involucrarse en un proyecto que demandó poco menos que un horario de tiempo completo. Orgulloso de sus raíces, hizo más de 300 mil fotos de los volcanes colimenses, piezas en las que proyecta con dinamismo la actividad de estos montes con cráteres. Su labor le ha granjeado innumerables premios que lo han posicionado como un fotógrafo reconocido a nivel mundial.

La paciencia es una de las virtudes que más ha cultivado en su trabajo. Ha llegado a pasar más de 20 días frente a su objetivo, atento a la llegada del momento perfecto para disparar y obtener la imagen anhelada.

Talento, esfuerzo y constancia lo convirtieron en uno de los dos mexicanos que han ganado un premio World Press Photo en la categoría de Naturaleza, dicho concurso mundial tiene seis décadas de haberse instaurado.

EXPERIENCIA

Tapiro comprendió muy pronto que no podía dejar de lado su pasión, no podía dejar de pensar en lo que deseaba hacer, y estaba dispuesto a dar la lucha.

En enero de 2002 inició su andadura profesional, justamente con los volcanes de Colima. tres años después se incorporó a otro ámbito como fotoperiodista y editor de fotografía en Milenio-Colima.

Desde 2008 es fotógrafo honorario del Ballet de la Universidad de Colima, ha trabajado con ellos en escenarios nacionales como Bellas Artes y el Teatro Degollado. En los 15 años que lleva elaborando documentos visuales del volcán de Colima, elementos de su dosier han ilustrado páginas de revistas como Artes de México, Cuartoscuro, Proceso, México Desconocido, National Geographic (a nivel mundial) y Wired.

La atracción que ejerce en él ese coloso de fuego se ha traducido en logros destacados. En octubre de 2011, Sergio Antonio Velasco obtuvo el primer lugar en el Simposio Internacional de Fotografía SIF Mazatlán con la serie El volcán que nos mira. En ese certamen había competidores de 24 países.

En diciembre de ese año, en reconocimiento a sus aportes a la difusión de la cultura y el paisaje local, el gobierno estatal le nombró embajador turístico de Colima.

La tierra de sus raíces también le otorgó la presea al mérito fotográfico Arnoldo Medina Organista, distinción a cargo del ayuntamiento de la capital colimense, y un Premio Estatal de Periodismo en la categoría de Reportaje. Desde hace cuatro años es representante de Artes Visuales del Comité de Planeación del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes, y juez en concursos y premios importantes en la entidad.

Emplear imágenes se ha posicionado como una recurrente forma de expresión para las actuales generaciones. Dentro de ese fenómeno, motivos volcánicos y urbanos captados con la lente de Tapiro adquirieron enorme visibilidad en redes sociales, cuentan millones de vistas e incluso han sido adoptados por los cibernautas. La idea del colimense sobre sus obras explica lo que consigue contagiar a su público: “Hacer fotografía también es maravillarse y sonreír”.

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Foto: Sergio Tapiro

Uno de sus más grandes logros no tiene un título que ofrezca nada nuevo para quien conoce su trayectoria. Sin embargo, es una joya dentro del catálogo acumulado por el protagonista de estas líneas. En El poder de la naturaleza, considerada por su autor como “la fotografía más maravillosa” de su vida, concentró en su justo balance las habilidades adquiridas y obtuvo una obra que causó sensación entre especialistas, críticos y seguidores de las novedades del octavo arte.

Ese instante construido con paciencia y constancia ha derivado en varios reconocimientos. Destacan el del certamen World Press Photo 2016 y otro del Oasis Photo Contest 2017. Además, este año la revista NatGeo designó a Tapiro como Fotógrafo National Geographic de Viajes del Año 2017. El mexicano se impuso a más de 15 mil opciones que representaban a una treintena de naciones.

Sergio Antonio proyecta algo de sí mismo en cada captura y esto, sumado a la técnica empleada, la cual es recurrente, otorga a las piezas que produce una identidad que las hace reconocibles aunque no lleven su firma.

TÉCNICA

Los trabajos del fotoperiodista dan el salto al rango de atractivos para el mundo, en buena medida, como instantes obturados durante la noche. Esta elección le permite concentrar la luz emitida por los montes con cráteres y componer de mejor manera, así como sacar provecho de otros elementos, por ejemplo, de las estrellas y su luminiscencia. Todo lo anterior junto a un prolongado tiempo de exposición da pie a resultados que llaman la atención del mundo.

Así como los músicos tienen su instrumento y buscan que sea el más adecuado para su ejercicio profesional, Sergio probó y encontró en los mecanismos diseñados por Nikon a los mejores aliados.

El tiempo de exposición es el lapso que tarda la cámara en captar detalles de textura, color y movimiento. El obturador permanece abierto el tiempo indicado, guarda toda la información que puede y la proyecta en una sola fotografía. Como permite la entrada de más luz a la imagen, es una técnica indicada para sesiones nocturnas.

Con este recurso es posible captar el movimiento de las estrellas fugaces o el cielo partido por un rayo o el correr de una cascada con el denominado efecto 'seda' (textura suave y traslúcida del agua). En cuanto a motivos urbanos, así se atrapa, por ejemplo, el recorrido de las luces de los automóviles.

La técnica de fotografía nocturna y un trípode posibilitan utilizar un menor ISO (cantidad de luz necesaria para hacer una foto) y obtener mayor definición ajustando el tiempo de exposición, e incluso buscar gran profundidad de campo con una menor apertura del diafragma.

FIRMA

Este distinguido colimense ha dedicado gran parte de su vida a exponerse a entornos riesgosos.

El atrevimiento le ha servido para afinar el sentido que le anuncia el momento preciso para robarle ese momento al performance de la naturaleza.

Sin embargo, también juega un papel importante la investigación, Sergio Antonio Velasco recomienda conocer el contexto tanto natural como social del lugar en el que se instala el cazador de instantes; aprender a distinguir, por ejemplo, las temporadas de gran actividad volcánica, y armarse con una paciencia capaz de esperar, así pasen semanas, el disparo da lugar a la fotografía de la vida.

Las obras de Tapiro le confieren otro sentido a la naturaleza. No sólo contienen un estático atractivo, sino una voluntad de movimiento, una intensidad de posible catástrofe e incluso emociones.

Correo-e: [email protected]

Escrito en: tiempo, Sergio, fotografía, Antonio

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