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¡Eeeh, bruuuto!

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¡Eeeh, bruuuto!

¡Eeeh, bruuuto!

OMAR ORTEGA SORIA

El descredito de nuestra clase política ha estado presente desde ya hace muchos años. Ocupar un cargo de elección popular ha dejado de ser, en muchos casos, un motivo de orgullo o satisfacción, la honorable investidura que representa un cargo público se ha venido desquebrajando. Un ejemplo muy presente en el imaginario colectivo, es la figura actual del legislador.

Corruptos, flojos, peleoneros, pueden ser adjetivos que piensan muchas personas en primera instancia, y episodios como los que hemos vivido en los últimos días no ayudan para nada a revertir dicha situación. A pesar de que muchas veces se hace con sentido amarillista, y se desvirtúa el contexto, dos temas han estado presentes en los medios de comunicación.

En primer lugar, el escándalo sobre el bono de retiro que recibirán los Diputados y Senadores el próximo año, una vez que termine su encomienda. En el caso de los Diputados será de 864 mil pesos y para los Senadores 2.4 millones de pesos, cantidades que a pesar de ser completamente legales y ser parte de sus prestaciones laborales, se ven muy alejadas de la realidad, sobre todo cuando muchos de los ciudadanos que representan, jamás podrán recibir una cantidad similar.

Es justo hacer la precisión, la mitad de la cantidad que recibirán, será lo que han ahorrado en sus 3 o 6 años de encomienda, ya que los Diputados pueden ahorrar hasta un 12% de sus salarios y los Senadores hasta un 10%. De la cantidad que ahorren, reciben el doble como prestación, hecho que ocurre en la totalidad de la administración pública federal,

Y por último, me refiero al escándalo que se desató por el grito homofóbico que hicieron algunas diputadas priistas al legislador de Morena, durante la discusión del presupuesto. Siguiendo la moda futbolera, las legisladoras decidieron responderle con la misma moneda a un diputado que se ha caracterizado por los insultos y señalamientos, el gran problema es que no se puede responder de esa forma, por decir lo menos, es políticamente incorrecto.

Sin lugar a dudas fue un error, y las diputadas permitieron que sus pasiones se salieran de control y a pesar de que el Coordinador de los priistas salió a decir que el grito había sido de "bruto", fueron pocos los que le creyeron.

La Federación Mexicana ya ha tenido muchos problemas en el estadios, incluso ha sido merecedora de multas y llamados de atención, sin embargo, para los mexicanos este grito es algo muy gracioso, incluso es un elemento que da identidad. Como lo mencionó la Conapred, en una carta dirigida a los diputados, esta es una expresión de desprecio, de rechazo y no es descripción ni expresión neutra; es una calificación negativa que estigmatiza pues homologa la condición homosexual con cobardía.

Dice que éste refleja la homofobia, el machismo y la misoginia que privan aún en nuestra sociedad, a lo que continua diciendo que es doblemente gravoso que el grito se traslade del

Estadio al Congreso de la Unión, espacio público por excelencia de un sistema democrático que, por tanto, está llamado a guardar la máxima aspiración incluyente.

Lo más fácil era disculparse, no justificarse. Precisamente la Cámara de Diputados ya cuenta con un Código de Ética, ojalá que se logre aplicar las medidas disciplinarias correspondientes, y más allá de limitar el derecho de expresión de nuestros legisladores, se haga una discusión respetuosa de todos los asuntos que se tratan en la máxima tribuna de la nación. Se lo deben a México.

Twitter: @omarortegasoria

Escrito en: Pulso Legislativo muchos, Diputados, grito, Senadores

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