Crónica lerdense
Los Heraldos de la antigua Villa Lerdo de Tejada fueron los instrumentos de la comunicación como medio de enlazar a la comunidad con las autoridades en las diferentes actividades y hechos que se desarrollaron en el pueblo, testimonios que nos heredaron y dejaron documentados los paladines de la pluma. Estos medios de comunicación desempeñaron un papel preponderante en la transformación económica, social y cultural, a través de las imprentas y la prensa escrita, que sobresalieron de manera sorprendente en la Comarca Lagunera.
En el año de 1888, Víctor Michaud estaba establecido con un negocio de mercería y ferretería en un local frente a la plaza principal, que ocupó después el Casino Lerdo. En ese tiempo por indicación de Macedonio Palomino, Víctor Michaud trajo la primera imprenta que hubo en Villa Lerdo y la puso en manos de Aurelio, hijo de don Macedonio, que era impresor. El taller se instaló en el mismo local de la ferretería y bajo la dirección de Aurelio Palomino que lo trabajaba personalmente y tenían de ayudante a un profesor de nombre Jesús Lechuga, que provenía de la capital Durango, donde aprendió algo sobre este arte.
Para tal caso adquirieron una prensa Columbia de palanca, que podía imprimir formas de 13 x 8 o sea tamaño de una hoja ministro, chibaletes con cajas surtidas de tipo, el mayor fue de 30 puntos, una cortadora de tarjetas y los accesorios necesarios. Esta pequeña imprenta fue la primera en La Laguna, aunque don Eduardo Guerra atribuye a la que años después estableció en Torreón Alberto N. Swain y por ende la señaló como la primera en Torreón; pero no en La Laguna, pues cuando la otra nació en Villa Lerdo, Torreón aún estaba en la mente de don Andrés Eppen, cuando la vía del Ferrocarril Internacional llegó a predios del legendario Hacienda Torreón.
La pequeña imprenta referida, pasó a ser propiedad de Aurelio Palomino, que la obtuvo por compra a Víctor Michaud, cuando éste último liquidó su negocio de ferretería y se ausentó de La Laguna. Aurelio siguió explotando el taller ya por su cuenta; y años después, un señor de apellido Escobar, de ascendencia durangueña, vino a Villa Lerdo, proponiéndole a Aurelio la compra de la imprenta pues proyectaba mejorarla y ampliarla para fines de publicidad. Escobar, para financiar la operación emitió una serie de Bonos con valor de cien pesos cada uno, que colocó en el comercio y en los agricultores, con la finalidad de constituir un periódico y publicar publicidad.
Fue en esta imprenta donde se imprimió el primer número del semanario "La Luciérnaga" del domingo 7 de agosto de 1889. El periódico era una hoja tamaño florete doblada por la mitad, pues la rotativa de la imprenta era una "Columbia" de palanca de rama de 14 x 9 y no daba para más; y las finanzas de la empresa daban para menos. Ese pequeño semanario lo redactaba Aurelio Palomino, Jesús Serrano y Jesús Lechuga: este último se encargaba de los "artículos de fondo" que aparecían bajo el seudónimo de "Micros". Serrano y Palomino publicaban versos de su cosecha bajo su propio nombre. Un 15 de septiembre se publicó una edición especial de doble tamaño y con adorno tricolor en la primera plana y en el último número en que intervino Jesús Lechuga salió el 22 del citado mes, con la descripción de las fiestas patrias y de los dos bailes que se celebraron el 16, en Villa Lerdo y Gómez Palacio.
El periodiquito se imprimía en dos tiros cien ejemplares, era un gran tiraje de la incipiente imprenta, días que se vendía, pero la verdad se obsequiaba y tenía buena aceptación sobre todo entre las muchachas, a las que Micros dedicaba artículos sentimentales y románticos dándoles por su lado. Corta Vida tuvo "La Luciérnaga", pues decayó. Con el producto de la venta de la primera imprenta, Aurelio adquirió otra, con la que siguió trabajando en Villa Lerdo, seguramente hasta que, viniendo el decaimiento de dicha población, juzgó oportuno cambiar de residencia y se ausentó de La Laguna; pero no lo hizo sólo, sino ya con su compañera, una señora de apellido Rojas.
En esa misma época existía el periódico La Brocha, del que se cuenta existe un ejemplar debajo de la Torre del Reloj, depositado el día de la inauguración en 1889. Además, la revista quincenal con el nombre de combate la IDEA, fundado por el prestigiado y culto doctor don José Agustín de Escudero, que circulaba en tiempos del apogeo de la Villa Lerdo de Tejada, relacionado con la política, literatura, artes, ciencia, agricultura, industria, comercio y órgano de la Sociedad Filognóstica. El Dr. José Agustín de Escudero, hombre sabio y honorable, fue el fundador de ese gran paladín de la palabra escrita que inició su circulación el 1o. de marzo de 1892, cercano ya a la elevación de Villa Lerdo a Ciudad.
El padre del Dr. José Agustín de Escudero fue diplomático en Montevideo, Uruguay, quien lo educó eficientemente, obteniendo una cultura muy amplia. Personaje de pensamiento profundo poseedor de un desarrollo del sentido humano y de valor civil que lo manifestó en su conducta diaria, con su periódico "La IDEA". Contribuyó a darle al pueblo de Lerdo prestigio de ciudad progresista y avanzada. Como director y responsable de "La IDEA", publicó extensos y bien fundados artículos sobre educación, agricultura, industria, la salud, el combate del tifo, la viruela, crítica social y política, etc. reprobaba el amarillismo, y lo exhibía. Defendía la libertad, la justicia y lo que hoy llamamos derechos humanos. "La Idea" fue un periódico abanderado de la ciencia, un defensor de la dignidad de México y de los mexicanos.
Existía también "El Avisador", ya aparecía en 1894 como semanario, dedicado a las Artes, Comercio, Industria, Agricultura y Minería, su director y propietario lo fue el Sr. Aurelio Palomino; la actividad periodística se desarrollaba a altas latitudes en la República Mexicana teniendo corresponsales en la Ciudad de México. A principios del siglo XX surge otro semanario independiente como el "Eco de la Comarca", de información y defensor de los intereses del pueblo. En sus ediciones que se publicaban lo acreditaban a Gómez Palacio, Dgo., pero se maquilaba en Cd. Lerdo, su director era nada menos que el Dr. José Agustín de Escudero, propietario de "La Idea". Destacó por sus informaciones de prensa en una época muy revoltosa, pues le tocó la época de la revolución mexicana que estalló en el año de 1910, tiempos difíciles para este medio de comunicación.
En 1925 La Voz de Lerdo, periódico semanal de información se dispuso a desarrollar una labor eficiente en beneficio de la sociedad de la Ciudad Jardín, que fue editado por el prestigiado lerdense Antonio Gutiérrez Ribera, quien fuera el primer presidente constitucional en 1916 en Lerdo. Casi en los tiempos del reparto agrario tenemos conocimiento del "Eco de Lerdo", que circulaba por el año de 1935, teniendo como director al Sr. Armando Flores. En los tiempos de Páez Urquidi, "El Vigía", órgano informativo del Frente Cívico Lerdense, dirigido por el Lic. Luis Ugalde Sánchez, que inició en 1976. "El Tiempo", que circuló desde 1974 y editado por el Prof. Jonás Valenzuela. "La Voz del Norte" en 1980, siendo su directora Patricia Torres y Subdirector el destacado periodista lerdense Samuel Galarza. A partir de 1981 círculo "El Revolucionario", teniendo como director a Jesús Ortiz. Posteriormente "La Voz de Lerdo", como director el Sr. Ángel Márquez y subdirector Samuel Galarza Salazar.
El Semanario "Tribuna" de tipo religioso, editado y dirigido por el Pbro. Manuel Mireles Vaquera. "El Municipio Libre" en 1984 y A partir de 1989 la revista denominada, "Lerdo 89", como director José Miguel Rojas Silva. El "Lerdense" en 1996, periódico de la Ayuntamiento de Lerdo. "Consenso" en 1999, editado y director Juan Manuel Montellano Prieto. Periódico tamaño tabloide denominado "El Observador 2000" editado por José Jesús Vargas Garza. Por último, la revista "El Clarín de Lerdo", promocionada por el Sr. Samuel Galarza Salazar y dirigida por Gerardo Sifuentes V.