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El daño que hace Ricardo Anaya

No Hagas Cosas Buenas...

ENRIQUE IRAZOQUI

Ahora que faltan menos de 7 días para que se dé el fin del gobierno de Rubén Moreira Valdez en el estado de Coahuila, fuese cual fuese la decisión del Tribunal Federal Electoral respecto a la impugnación que pesa sobre la elección del pasado junio. El clima político estatal está a la expectativa que el TRIFE terminé este tiempo de incertidumbre plena y resuelva lo que parece inminente que es la ratificación del Miguel Riquelme (con razón o no), el resto país está ya atento por saber quiénes obtendrán las candidaturas a la presidencia de México de dos de las tres opciones con posibilidades de triunfo: el PRI y sus aliados, el impresentable Partido Verde y todo parece indicar que Partido Nueva Alianza ; y el candidato del flamante Frente Ciudadano por México, compuesto por Acción Nacional, el Partido de la Revolución Democrática y Movimiento Ciudadano. El partido Movimiento de Regeneración Nacional - MORENA- siempre ha tenido Andrés Manuel López Obrador como su apuesta (o mejor dicho, López fundó MORENA para que lo abandere) acompañados del Partido del Trabajo como esbirro. Una vez concluida la trama coahuilense electoral, de igual forma el Estado volteará los ojos como todos los mexicanos a la expectativa de conocer a los abanderados fundamentales.

Así pues, al llegar al plazo finito del tiempo para la pronunciación final del TRIFE, ahora lo que está en juego es el futuro del país para los próximos seis años. Cierto que un gobernador tiene una gran influencia en el estado donde ejerce el poder, pero el presidencialismo mexicano por sus características propias hace que recaiga sobre una sola persona, la suerte de millones de mexicanos. Por eso es tan trascendente conocer quiénes ocupar la primera magistratura del país.

Con Andrés Manuel López Obrador ya se sabe qué ofrece: su honestidad personal a prueba de todo, pero también su obstinación y precaria preparación para ocupar un puesto de tal magnitud. Más allá de que pueda ser identificado como un populista como lo es, porque en caso de no serlo sus propuestas contradictorias en materia económica y social lo calificarían o bien como un mentiroso o en todo caso como ignorante. Sostengo que es un populista honesto genuino.

El PRI ayer acaba de lanzar su convocatoria para la elección de su candidato. A estas alturas todo parece indicar que será el Secretario de Hacienda y Crédito Público José Antonio Meade. El registro de precandidatos será el domingo 3 de diciembre. Ese día sabremos quién es el ungido tricolor, ese es su estilo.

Meade no cabe duda que habrá de captar un parte del electorado diferente al de la estructura priista, ya que cuenta con amplia preparación académica y profesional y no se le conoce acto de deshonestidad alguno. Su perfil conectará con clases medias y con el alto empresariado. Se pueden hacer apuestas que ese garlito de que el priismo de base quizá no acepte la imposición a una persona que no la ven como suya, se disipará ante la esencia de ese partido de la cargada hacia el seleccionado del presidente de la república.

Sin embargo, José Antonio Meade con todo y su impoluto historial y admirable currículo, en caso de abanderar al PRI, representará al partido conocido como el instituto que no puede desprenderse de la corrupción, con todo lo que ello conlleve.

El grave problema para la clase media está en el candidato del Frente Ciudadano por México, porque esa candidatura será para Ricardo Anaya, el joven presidente del PAN que con enorme talento ha eliminado a todo aquel que se interponga en su intención de erigirse como candidato.

Por poner un ejemplo. Ricardo fue capaz y mezquino que forzar la salida de Margarita Zavala, una persona que aparecía con posibilidades reales de competir contra el PRI y contra Morena bajo las siglas del panismo. La torpe decisión de Zavala de dejar Acción Nacional y contender por la independiente sólo le facilita el camino a AMLO y a Meade (es caso remoto que no sea él el candidato priista), pero ese tema aparte.

Anaya se ha deshecho de cualquier rival dentro de su partido y es capaz de todo para alcanzar sus fines. Otro caso lo fue el asunto de Coahuila, cuando el propio Ricardo Anaya sabía que cuando tuvo que elegir entre Guillermo Anaya, Luis Fernando Salazar o incluso Isidro López para enfrentar al PRI en Coahuila, tenía claro que el primero no obstante ser compadre (de rancho, pero compadre) de la propia Zavala, le sería favorable a sus intereses, no así el senador Salazar que se identificara con el Calderonismo o el poco control que podría ejercer sobre Isidro.

Todos sabemos los que pasó. Ricardo Anaya se decantó por Guillermo privando a Coahuila de una alternancia cantada y de pasó aseguró para siempre la impunidad de los acto delictivos cometidos en el Moreirismo. Así es fácil vaticinar que él preferirá imponer su candidatura perdedora y dejar que México solo decida si seguir con el PRI o dar el salto al vacío con AMLO. De ese tamaño el daño que hace Ricardo, al reducir las opciones para el electorado mexicano.

Escrito en: No hagas cosas buenas... caso, Ricardo, partido, López

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