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ARMANDO FUENTES AGUIRRE

En esta fecha la Iglesia pone una mancha de luto en la frente de sus fieles. De esa manera les recuerda que han de morir; que son polvo y al polvo habrán de regresar.

El 14 de febrero, en cambio, es ocasión festiva, de vida en plenitud. Quienes en la antigüedad la celebraban notaron que en la fiesta de San Valentín los pajaritos empezaban a hacer más pajaritos, y eso los movió a fijar ese día para exaltar el sentimiento del amor.

La coincidencia de esas dos fechas mueve a la reflexión. Por un lado nos convoca la memoria de la muerte; por el otro nos llama la alegría de vivir y amar.

Celebremos el mismo día los dos días. Pongamos en nuestra frente la ceniza y el amor en nuestro corazón. Recordemos a la hermana muerte y abracemos a la madre vida. Y en el amor vivamos hasta que nos llegue el tiempo de otra vida y de otro amor.

¡Hasta mañana!...

Escrito en: Mirador vida, polvo, amor, frente

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